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    Mensaje  administrador Mar 11 Mayo 2010 - 9:40

    Capítulo tres
    Las trampas del diablo
    ...para que Satanás no se aproveche de nosotros, pues no ignoramos sus artimañas
    (2 Corintios 2:11)
    Durante el conflicto del golfo pérsico el mundo entero experimentó una guerra de primera mano. Día tras día por televisión veíamos las bombas teledirigidas, los misiles y las interminables entrevistas con los protagonistas. Pero antes de ir a la batalla, el ejército de los aliados ya tenía su plan de batalla, su modus operandi. Lo que vimos, entonces, fue el cumplimiento de un plan trazado por las mejores mentes militares de nuestra época. En nuestra batalla espiritual, Pablo explica que nuestro adversario también tiene sus estrategias conocidas como asechanzas (Ef. 4:14 y 6:11 RV) y artimañas (2 Co. 2:11).Asechanza1 es una estrategia que emplea engaños, fraudes y todo tipo de maldad. Su definición técnica es «el manejo de un tema de manera ordenada». Entonces, las asechanzas del diablo están bien organizadas, bien pensadas, y siempre con el fin de engañar y seducirnos a hacer el mal usando métodos clandestinos y perversos.
    La religión falsa es cualquier intento, por más sincero que sea, de llegar a Dios por esfuerzo propio

    Artimaña tiene que ver con la intención del corazón. Pablo nos explica que es posible conocer cuál es el plan de batalla de Satanás y cuáles son sus intenciones. No debemos entrar en la pelea sin estar al tanto de la estrategia y de las intenciones de nuestro enemigo. La Biblia, nuestra fuente de información fidedigna, nos brinda riqueza de información sobre el enemigo para que estemos sobre aviso y alerta (1 P. 5:7–8) a fin de que no nos gane ventaja.
    En los próximos capítulos examinaremos los nombres del diablo, varias maneras en que el ser humano facilita su trabajo, y cómo Satanás gana ventaja sobre nosotros en la guerra espiritual. Primero veremos otras de sus actividades y malas obras.
    Crear religiones falsas –idolatría
    A la ciudad de Corinto se la reconocía como centro de libertinaje e idolatría. Estaba llena de templos paganos donde rendían culto a Afrodita, la diosa del sexo. Pablo escribe la carta de 1 Corintios con instrucciones sobre varias cuestiones, incluyendo la relación entre la idolatría y los demonios:
    ...lo que los gentiles sacrifican, lo sacrifican a los demonios, no a Dios; y no quiero que seáis partícipes con los demonios
    (1 Co. 10:20 LBLA)
    Satanás ha estado presente desde el comienzo mismo de la primera religión falsa.
    La religión falsa es cualquier intento, por más sincero que sea, de llegar a Dios por esfuerzo propio.2 Lo advertimos en la historia de Caín y Abel. Caín intentó agradar a Dios por esfuerzo propio, mientras que Abel ofreció a Dios un sacrificio mejor que el de Caín, un sacrificio por la fe (He. 11:4).
    El designio del maligno es desviar el corazón humano de la adoración al verdadero Dios. A causa del pecado el hombre tiene un sentir innato de que existe una distancia entre él y Dios. El diablo se aprovecha de este hecho e insta al hombre a procurar cerrar la brecha con sus propias obras. El resultado es la idolatría. El diablo sabe que mientras que el ser humano rinda culto a otros dioses, no puede adorar al verdadero Dios. Cuando otra cosa toma el lugar de Dios en la vida, el corazón está dividido y el diablo está contento.
    Para ser un objeto de adoración, un ídolo no tiene que ser, necesariamente, una estatua hecha de madera u otro material. Bien puede ser una religión (o creencias) que hace sentir bien a la persona o está de acuerdo con un estilo de vida anhelado. Incluso es posible colocar a un ser querido en el lugar reservado para Dios en la vida. De modo que un ídolo es cualquier persona, cosa, movimiento, adicción o ideología a que uno acude para recibir respuestas a las preguntas básicas de la vida: la paz, la felicidad, el sentido de la vida o mi valor como persona. En fin, es algo que toma el lugar de Dios en mi vida.
    Impedir la obra de Dios
    Pablo fundó la iglesia de Tesalónica durante su segundo viaje misionero (Hch. 17). Por motivos que nos resultan desconocidos, tuvo que abreviar su visita a Tesalónica pero mandó a Timoteo en su lugar (1 Ts. 3:1–3). Timoteo volvió con un informe que incluía la noticia de que algunos se sentían tentados a volver a los vicios paganos (4:1–18). A raíz de la persecución que sufrían y la ausencia del apóstol, algunos pusieron en tela de juicio los motivos y el carácter de Pablo. El apóstol escribe para asegurar a los creyentes que él anhelaba visitarlos: Sí, deseábamos visitarlos —yo mismo, Pablo, más de una vez intenté ir—, pero Satanás nos lo impidió (1 Ts. 2:18). No sabemos los métodos del enemigo que obstaculizaron la ida de Pablo a Tesalónica. Pero es importante notar que Satanás sólo lo impidió; no lo imposibilitó de manera total. Pablo buscó alternativas, envió a Timoteo para que ministrara a los cristianos en Tesalónica. Luego les ministró por medio de las dos cartas que conocemos como 1 y 2 Tesalonicenses.
    En 1975 nos invitaron a celebrar una cruzada de tres semanas en un país centroamericano. Era el proyecto más ambicioso que nuestro equipo evangelístico había intentado hasta aquel entonces. Antes que se hubiera perfeccionado el sistema de satélites, el plan era enviar los mensajes evangelísticos a la emisora radial HCJB en Quito para retransmitirlos por onda corta a todo el continente. Habíamos contratado emisoras en casi todos los países de habla hispana para tomar la señal de HCJB y, en vivo y en directo, emitirla localmente.
    ¡Nunca experimentamos tanta resistencia! Fue la primera vez que yo pude «sentir» la maldad en un lugar. Era difícil de explicar, pero todos coincidíamos. Menciono sólo algunas de las maneras en que Satanás intentó impedir el proyecto: El hijo de uno de los técnicos de HCJB en Quito fue atropellado brutalmente por un auto en Quito. Falleció mi suegra. Llegaron noticias de que la hermana de nuestro maestro de ceremonias tenía cáncer. Un hombre que había llegado de México especialmente para ayudar durante la cruzada, fue enviado de regreso a su casa por deshonestidad. Se descubrió que dos miembros del comité ejecutivo de la cruzada estaban viviendo en adulterio. Hubo varias enfermedades, accidentes y persecución local. Después de la cruzada un grupo evangélico no dejó de atacarnos por tratar de testificarle al presidente del país.
    Satanás hizo todo lo posible para frenar la predicación del evangelio y muchos sufrieron; sin embargo, Dios prevaleció y hubo gran bendición.
    Cuando decidimos escribir este libro, mi esposa y yo apartamos una semana para dedicarla al primer borrador. Un amigo nos prestó una cabaña a fin de que hubiera tranquilidad para poder concentrarnos en el material. Una semana antes de salir mi esposa se enfermó y no mejoraba. Dos días antes de salir caí con un resfrío terrible. Previamente había preparado varias partes del libro y las había grabado en un disquete. Cuando llegamos a la cabaña para iniciar el trabajo, la computadora no podía leer los archivos. Hasta el día de hoy no hay una explicación. Además, el programa de la computadora no reconocía la impresora (tampoco hay explicación). Durante la semana surgieron varios problemas urgentes en la oficina los cuales ocuparon mucho de mi tiempo y energía por teléfono. Cuando regresé, el administrador de nuestro equipo evangelístico me dijo que hacía años que no había experimentado una semana con tantas crisis.
    Está clara la lección: Cuando uno está trabajando para extender el reino de Dios, debe prepararse para resistir ataques satánicos. ¿Cómo prepararse? ¿Es algo mágico? No, sino que hay que seguir el consejo de Santiago, Pablo y Pedro en los pasajes explicados más abajo. En nuestro caso, hicimos lo mismo que Pablo: el Señor nos dio otras vías para cumplir su voluntad y terminar este libro.
    Perseguir al pueblo de Dios
    A la iglesia en Esmirna, conocida como la iglesia perseguida, el apóstol Juan dice: Te advierto que a algunos de ustedes el diablo los meterá en la cárcel para ponerlos a prueba(Ap. 2:10).3 Para impedir la extensión del reino de Dios, Satanás usará los reinos humanos para perseguir a los creyentes fieles. Es notable, sin embargo, que aun en tales circunstancias, Dios es soberano. En el caso de los creyentes en Esmirna, Dios no prohibió la encarcelación sino que explicó el propósito —ponerlos a prueba— y los instruyó para actuar: Sé fiel hasta la muerte (2:10).
    Todo estudio del tema de Satanás tendría que incluir el libro de Job. Una vez más Dios tenía un propósito al permitir que la vida del siervo de Jehová fuera entregada en manos de Satanás. El propósito era vindicar el carácter de Dios ante las acusaciones del diablo.
    Para el creyente es imperioso saber que: 1) Satanás perseguirá al pueblo de Dios. 2) Sin embargo, todo lo que hace está bajo la soberanía y permiso de Dios. 3) Aun así Dios tiene sus propósitos eternos al permitir las aflicciones. 4) El creyente es responsable ante Dios de responder bíblica y espiritualmente frente a las asechanzas del enemigo.
    Obrar para quitar la palabra sembrada en el corazón
    En la parábola del sembrador (Mt. 13:1–9; 18–23) el Señor Jesús explica cómo será la predicación del evangelio. En el versículo 19 encontramos que el mismo Satanás perturbará la vida de algunos para que no reciban la semilla del evangelio: Cuando alguien oye la palabra acerca del reino y no la entiende, viene el maligno y arrebata lo que se sembró en su corazón (Mt. 13:19). El poder invisible detrás de toda incredulidad es nuestro enemigo.
    Para poder descubrir cómo el enemigo efectúa su obra debemos volver al texto bíblico. Es notable que la palabra cayó junto al camino, un lugar pisoteado por los peatones. El problema no tiene que ver con el mensaje ni con el sembrador sino con la tierra. Da la idea de que el terreno se ha hecho duro y resistente, lo cual facilita el trabajo de las aves.
    El príncipe de este mundo emplea varios agentes para endurecer los corazones y así asegurar que la palabra no penetre. Para los hindúes son los millones y millones de dioses a quienes rinden culto. Es fácil y común que un hindú reciba a Cristo como uno de muchos caminos pero no como el único (Jn. 14:6). Para el budista es el temor a los espíritus malos. Para el moro es Alá porque, según el musulmán, Jesús es simplemente un profeta respetado. Para el intelectual hay una variedad de filosofías que provocan su imaginación: el racionalismo, el ateísmo, el marxismo, el humanismo, la nueva era, etc. Para otros lo que ha endurecido el corazón es un desengaño del pasado o una mala experiencia con el verdadero cristianismo.
    Obrar para hacer ciegos a los inconversos
    El dios de este mundo ha cegado la mente de estos incrédulos, para que no vean la luz del glorioso evangelio de Cristo (2 Co. 4:4). Satanás emplea a los falsos maestros para promover inspiraciones engañosas y doctrinas diabólicas (1 Ti. 4:1) y contradecir la clara enseñanza de la Biblia. Se puede resumir la diversidad de doctrinas erróneas de esta manera: Satanás hace que la gente crea que son suficientemente buenos e irán al cielo por sus buenas obras.
    Además cuenta con la ayuda de sus aliados: la carne y el mundo. Para cegar la mente de los inconversos el diablo emplea las dudas, el prejuicio, la terquedad, el amor al mundo, el amor al pecado, el temor de lo que pensaría la familia y mil cosas más.
    Quienes siguen al diablo activamente o bien de una manera pasiva, lo han hecho su dios. Nadie puede servir a dos maestros. La Biblia resume la obra de Satanás diciendo que actúa de tres maneras: ciega la mente (2 Co. 4:4), embota la mente (2 Co. 3:14), arrebata la semilla (Mt. 13:19).
    Tener influencia en la vida de los seres humanos con designios malignos
    Llegó la hora de la cena. El diablo ya había incitado a Judas Iscariote, hijo de Simón, para que traicionara a Jesús (Jn. 13:2). La Biblia relata por lo menos cinco ejemplos de cómo los espíritus malos influyen en la vida de los seres humanos: 1) El espíritu maligno de parte de Dios4 se apoderó de Saúl (1 S. 18:10; 16:14). Como resultado, el rey fue atormentado y desvariaba en medio de la casa y arrojó una lanza a fin de matar a David. 2) Satanás incitó a David a que hiciera el censo de Israel (1 Cr. 21:1; 2 S. 24:1). El resultado fue que murieron 70.000 personas a causa del pecado de David.5
    3) Un espíritu malo indujo al rey Acab a pelear en Ramot de Galaad (1 R. 22:19–23). La consecuencia fue que el rey tomó parte en una batalla que no debería haber peleado, y murió. 4) Judas, que tenía historia de ser ladrón (Jn. 12:6), obedeció las influencias satánicas y entregó al Señor Jesús (Jn 13:27; Mt. 26:47–48). 5) Finalmente, Ananías, con una mezcla de deseo de poder y avaricia cedió a los ataques satánicos en (Hechos 5:3). El resultado fue que tanto él como su esposa perdieron sus vidas.
    Entrar en ciertos individuos y controlarlos
    Tan pronto como Judas tomó el pan, Satanás entró en él (Jn. 13:27; Lc. 22:3). En el caso de Judas, se habla de un paso más allá de la influencia de Satanás. El enemigo entró en él y Judas no solamente entregó al Señor sino que además se suicidó.
    La Biblia explica que hay ataques directos e indirectos de Satanás en contra del ser humano. Lo que comúnmente llamamos «estar endemoniado» es el ataque directo. En mis archivos tengo libros, manuales y cuestionarios que se han escrito para averiguar cómo entran los demonios en una persona. Sin embargo, no existe en la Biblia ni una sola pista sobre cómo entran los espíritus malos en el ser humano. Mi conclusión es que para resistir a Satanás no es necesario tener tal información, sino la Biblia, la Palabra revelada de Dios, nos lo hubiera dicho. Muchos han especulado diciendo que el contacto con Satanás (la brujería, la astrología, los juegos satánicos, la magia negra, la magia blanca, la idolatría, etc.) son las causas de que una persona esté endemoniada. Sin embargo, es interesante notar que el pueblo judío vivía siempre en medio de todo eso y más todavía, pero ni una vez se sugiere en la Biblia que esa fue la causa de sus problemas o de posesión por parte de los demonios o que la solución fuera echar fuera a los demonios. La verdad es que no se sabe cómo entran los demonios en ciertos individuos.
    Pasando al Nuevo Testamento, la frase «posesión demoníaca» no se encuentra en el griego original. La encontramos por primera vez en los escritos del historiador Flavio Josefo en el segundo siglo. Nuestra frase posesión demoníaca es una derivación de tres palabras del Nuevo Testamento: Daimonion exon (16 veces) y significa a alguien que tiene un demonio con las resultantes secuelas físicas y emocionales. Daimonizomai (13 veces) es un verbo que significa estar demonizado. Conlleva la idea de control y dominio sobre la víctima. Ojlouménous, empleado una sola vez en Hechos 5:16, atormentadas por espíritus malignos. Esta última palabra también se encuentra en la literatura secular en el primer siglo, donde hace énfasis sobre el tormento producido por un espíritu maligno.
    De una manera que la Biblia no explica totalmente, un espíritu maligno entra en un individuo y controla las facultades y el cuerpo en contra de su voluntad a fin de atormentarlo. Pareciera que la característica principal es una nueva personalidad en la víctima donde el demonio emplea al individuo como vehículo para sus propios pensamientos, palabras y acciones.
    Por un momento consideremos los síntomas de la posesión demoníaca. En primer lugar encontramos varios efectos en el cuerpo, tales como ceguera (Mt. 12:22–29), mudez (Mt. 9:32); incapacitación (Lc. 13:11–16). No debemos ser dogmáticos, pero es posible que si un médico pudiera examinar a las víctimas de la posesión demoníaca, no podría encontrar una causa orgánica.
    Además los demonios a veces se encuentran en episodios sobrenaturales. Por ejemplo en Marcos 1:24 el demonio conoce la identidad de Jesús. Es notable que el demonio echó su víctima al suelo. Advertimos en Mateo 8:28–34 que el perjudicado poseía una fuerza sobrenatural y rompió las cadenas. Aparentemente la muchacha en Hechos 16:16 tenía cierta habilidad psíquica.
    El demonio causa comportamiento antisocial. En los relatos de la Biblia encontramos personas corriendo desnudas, gritando o lastimándose a sí mismas. Luego hay manifestaciones en la vida mental y emocional, como por ejemplo depresión o enfermedades mentales. Al jovencito en Mateo 17:15 se lo llama lunático (RV). Algunas versiones traducen epiléptico, ya que, tanto aquí como en Marcos 9:17–18, los síntomas son semejantes a los de la epilepsia.6 El resultado del ministerio de Jesús cuando echa fuera los demonios es alivio del que ha sido sanado, paz, la restauración de habilidades mentales o físicas. Los endemoniados no son culpables de las aflicciones. Algo realmente significativo es que la posesión demoníaca siempre está ligada a manifestaciones físicas y mentales y no al pecado. Es decir que nadie está esclavizado moralmente (en pecado) debido a la presencia de uno o más demonios. Por lo tanto, la solución para el problema del pecado, según la Biblia, no es echar fuera un demonio. El remedio es, más bien, el arrepentimiento, la confesión de pecados y la fe en Dios.
    Las veces que en el NT la posesión demoníaca aparece vinculada con el pecado, el acusador está equivocado. En Mateo 11:18 los fariseos acusaron a Juan el Bautista de tener un demonio en vista de su «fanatismo» (véase Lc. 7:33). Acusaron al mismo Jesús de blasfemia, alegando que echaba fuera los demonios por el príncipe de los demonios y que tenía un espíritu inmundo (Mr. 3:20–30; Jn 7:20; 8:48–52; 10:20).
    En Apocalipsis 9:20–21 se condena a quienes adoran a los demonios, hacen culto a los ídolos y practican la hechicería. En el mismo capítulo se explica por qué: no se arrepintieron de sus malas obras. Es también notable que Pablo explica que la hechicería es obra de la carne (Gá. 5:20).
    Sin embargo, ¿Estoy preparado para la guerra espiritual? no es un manual de cómo echar fuera los demonios sino sobre cómo resistir a Satanás y sus aliados y presentar la guerra espiritual como un estilo de vida.
    Ser autor de señales y prodigios mentirosos
    (2 Ts. 2:9–11)
    No sabemos los límites del poder del diablo para hacer señales y prodigios falsos, pero las manifestaciones serán suficientemente milagrosas como para hacer que el mundo entero un día adore al anticristo como si fuera Dios (Ap. 13:8).
    Mirón, Jaime: ¿Estoy Preparado Para La Guerra Espiritual? : Mirón, Jaime. Miami, Florida : Editorial Unilit, 2001, S. 32

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