CAPÍTULO SEIS
LA UNIDAD
Al discutir el tema de la unidad en esta lección nos referimos solamente a la unidad que debe de existir dentro de las congregaciones locales donde a veces se hallan la división y la contienda. El propósito de esta lección es ayudar a corregir las divisiones que ya existen y a prevenir otras.
LA UNIDAD EN CONTRASTE CON LA UNIÓN. La unidad significa la cualidad de ser una sola cosa. Con tal que haya singularidad de fe y propósito, la congregación está unida con pegamento como una cosa. Por el contrario, un número de elementos incongruentes, o antagónicos, puede juntarse en combinación o en unión y hasta donde van las apariencias exteriores, puede tener aspecto de unidad, mientras que existen en ello todos los elementos de división y de contienda.
Los males de la división
1. LO DESAGRADABLE DE ELLA. Lo desagradable de la división es manifiesto al que ha sido miembro de congregación donde existen facciones. A veces el espíritu faccioso en la congregación se manifiesta en el hogar, aún entre esposos, como también en los asuntos sociales y de negocios de los miembros de la congregación.
2. IMPIDE EL PROGRESO. Una iglesia sumergida en división y contienda no puede esperar hacer mucho para convertir a sus vecinos. Tales condiciones logran tapar los oídos de la gente para que no oiga ningún ruego de la iglesia. Las acciones de uno son el comentario más fuerte sobre su concepto de la justicia que cualquier cosa que diga. Así es que una iglesia por medio de sus contiendas contribuye a la perdición de aquellos a quienes debería de salvar. En este sentido la división llega a ser un enemigo de Cristo porque le estorba en su obra de salvar a los hombres.
3. CONDUCE A TODA SUERTE DE PECADOS. "Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros" (Gál. 5:15). Consumirse los unos a los otros es destruir el carácter cristiano del otro por medio de disputas impías. "Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad; porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica, Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa. Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz" (Sant. 3:14-18). Este pasaje nos enseña que donde hay facción los que tienen envidias amargas y contenciones en sus corazones mentirán para sostener su propia opinión y para representar mal a la otra parte; además acudirán a toda obra perversa y son animales y diabólicos.
4. LAS CONSECUENCIAS RESPECTO A OTROS MIEMBROS. Los que no participan en la división siempre son perturbados en su relación para con la iglesia, se desaniman, y frecuentemente vienen a ser inactivos, y a veces se apartan totalmente de la iglesia. Así es que los que son responsables de la división destruyen al hermano por el cual Cristo murió.
5. ECHA FUERA A CRISTO. Si por causa del espíritu faccioso se echa fuera de la congregación a un miembro, así se echa fuera a Cristo (Mateo 25:40). Recuérdese, sin embargo, que puede surgir un espíritu faccioso por oposición a algo que Cristo manda que se haga.
LAS DIVISIONES ESTÁN PROHIBIDAS
DIOS ABORRECE AL QUE LAS CAUSA. "Seis cosas aborrece Jehová, Y aun siete abomina su alma: Los ojos altivos, la lengua mentirosa, Las manos derramadoras de sangre inocente, El corazón que maquina pensamientos inicuos, Los pies presurosos para correr al mal, El testigo falso que habla mentiras, Y el que siembra discordia entre hermanos" (Prov. 6:16-19). El Señor clasifica al que siembra discordia entre los hermanos entre las peores especies conocidas. Tal hombre causa disensión en la iglesia de Dios, y en muchos casos destruye almas de seres humanos. Por ser mayor crimen el destruir almas que propiedad o reputación, el Señor en este pasaje pone al que siembra discordia entre los hermanos como el clímax de los caracteres nombrados.
LA DIVISIÓN EN CORINTO. "Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer. Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas" (1 Cor. 1:10,11). "De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía, porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?" (1 Cor. 3:1-3). Se afirma con toda claridad que la división impide el desarrollo espiritual, porque los que son responsables por las facciones no se han desarrollado más allá de la etapa de niños en Cristo, no importa el tiempo que tengan de ser miembros de la iglesia ni cuáles sean sus pretensiones; "andan como hombres"-al ser carnales, no andan según Cristo.
CAUSAS DE DIVISIÓN
ASUNTOS PERSONALES. Frecuentemente los disgustos entre dos hermanos, o más, sobre cuestiones de negocios o de género personal que en ningún sentido tienen algo que ver con la congregación, se perpetúan a tal grado que se envuelve casi toda la congregación. En lugar de dejar que tales cosas impregnen toda la membresía, la iglesia debe demandar, y si necesario proponer, un arreglo justo del asunto (1 Cor. 7); y si uno u otro de los participantes no concuerda en hacer lo justo, apartarse de él. En lugar de esto, lo que suele pasar muchas veces es que se toman lados, todos se involucran, y se hace un desorden en toda la iglesia.
AMBICIÓN EGOÍSTA. A veces hay quien tiene espíritu dogmático que busca su propio agrado en todo sin respetar los derechos o deseos de otros, ni siquiera en asuntos de poca monta. Tal hombre viene a ser regañón, tiránico, y desagradable a los que son espirituales. Tales hombres generalmente son hombres pequeños mentalmente, y parecen pensar que tienen qué expresarse para obtener reconocimiento. Cosa bien relacionada a esto es tener ambiciones de ser director de algo. Puesto que es raro que se halle toda una congregación que se someta a uno que busca la dirección para satisfacer su propia ambición o para alcanzar sus propios fines egoístas, resulta que tal hombre se va llevándose consigo una facción. "Yo he escrito a la iglesia; pero Diótrefes, al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos, no nos recibe. Por esta causa, si yo fuere, recordaré las obras que hace parloteando con palabras malignas contra nosotros; y no contento con estas cosas, no recibe a los hermanos, y a los que quieren recibirlos se lo prohibe, y los expulsa de la iglesia" (3 Juan 9,10).
LA REGLA DE OPINIÓN. El cristianismo es esencialmente una religión de fe (2 Cor. 5:7), y la fe no puede ser más extensa que la revelación (Rom. 10:17). "Por fe andamos, no por vista". Es por la fe que agradamos a Dios (Heb. 11:6), por la fe llegamos a ser hijos de Dios (Gál. 3:26), y por la fe nos acercamos a Dios en oración (Sant. 1:6). La fe es la base de toda obediencia aceptable a Dios. La fe no es solamente la creencia de la verdad de que Dios existe, sino que es también confianza en él. Moisés y Aarón no dudaban de la existencia de Dios, sin embargo porque se apartaron de hacer exactamente lo que Dios había mandado, Dios les dijo: "No creísteis en mí" (Núm. 20:10-13). Parece que tenían la opinión de que hacer cosa distinta a lo mandado específicamente por Dios serviría lo mismo, si no mejor. El caso de Caín y Abel ilustra aún más la diferencia entre la fe y la opinión. Abel trajo el sacrificio que mandó Jehová-hizo su sacrificio por fe (Heb. 11:4). Caín trajo uno no mandado por el Señor, teniendo la opinión de que serviría de igual valor. La opinión es perniciosa como base de comunión de la iglesia, porque le falta tanto autoridad como también estabilidad; y si fuera posible unirnos sobre la opinión hoy, uno podría cambiar su opinión mañana, y su derecho de promover su opinión es tan grande como el de cualquier otro. Si las opiniones han de ser las reglas de acción, entonces todo hombre viene a ser ley a sí mismo, porque cada hombre tiene igual derecho que los demás respecto a sus opiniones. Todo acto de adoración basado en la opinión es pecado (Rom. 14:23). No son inquietadas muchas iglesias por el esfuerzo de alguno de apartar a la iglesia de lo que ha mandado Dios para seguirle a él, sino que son los asuntos de conveniencia, como por ejemplo la construcción de una casa de oración, o uso de bautisterios, himnarios y luces. En estas cosas nadie tiene derecho de forzar a la congregación para que adopte su opinión, pero en estos asuntos se debe haber el debido respeto a la comodidad, las conveniencias, y los deseos de todos. Nunca hemos oído de congregación perturbada por persona que trate de hacer a un lado la Cena del Señor, o de cambiar los elementos,** pero han habido problemas cuando alguno trata de forzar su opinión sobre otros tocante a la hora del día, o tocante a usar una copa o varias, y otros asuntos que son puramente incidentales. Una propia condescendencia y la enseñanza paciente de los directores de la congregación frecuentemente conducirán a la armonía y unidad de acción. Si usted difiere con otros sobre asuntos casuales, tome tiempo para examinar plena y cuidadosamente su posición y determine si en realidad es cuestión de fe, o sencillamente de opinión, entre usted y los demás. Si es solamente opinión, trate de ajustarse benignamente a las condiciones. Puede ser que la costumbre de usted, por su uso continuado, ha llegado a serle sagrada. Esté seguro de que su posición no es determinada por la costumbre. Algunos rehusan hacer alguna contribución si no pueden hacerla en la manera acostumbrada por largo tiempo, y así se ponen en la clase de la cual habló el Salvador cuando dijo: "Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres" (Mar. 7:8). **el pan y el fruto de la vid.
POLÍTICA NO BÍBLICA. La congregación selecciona para sí obispos, ancianos, o directores. Por este hecho expresa su confianza en el juicio y sabiduría de ellos. A veces pasa que el juicio de estos directores no concuerda con la acariciada política de un hermano ambicioso; y a veces, el hermano ambicioso, en lugar de obedecer a sus pastores (Heb. 13:17), comienza a fomentar sentimiento contra los ancianos, y luego demanda que los ancianos renuncien de su oficio; y si rehusan hacerlo, son echados fuera por mayoría de votos. Esta conducta siempre resulta en división. No hay ni vestigio de autoridad bíblica para tal conducta. "Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo" (2 Juan 9). "Pero esto, hermanos, lo he presentado como ejemplo en mí y en Apolos por amor de vosotros, para que en nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está escrito, no sea que por causa de uno, os envanezcáis unos contra otros" (1 Cor. 4:6).
LA INACTIVIDAD. En toda congregación hay cierta medida de vitalidad que tiene qué hallar expresión, y la hallará, en alguna manera. La inactividad fomenta el descontento, y este espíritu de descontento se convierte en espíritu de inquietud y de insatisfacción del uno para con el otro. Surgen riñas, se engendran malas actitudes, y el resultado inevitable es la contienda. Los obispos han de cargar con parte de la responsabilidad por tales condiciones. Es su deber cuidar de que todo miembro esté activamente ocupado en la obra del Señor. Que los ancianos den salida a este espíritu militante inherente en la gente con guiarla en campañas activas contra los sectarios y contra toda otra forma de pecado (1 Tim. 6:12). Si los miembros de la iglesia no tienen otra cosa contra la cual pelear, pelearán entre sí. No se debe tratar de conservar la energía de la congregación. Se dice que una mente desocupada es un taller de Satanás; este dicho se aplica tanto a iglesias como a otros. Cada cristiano es parte del cuerpo de Cristo y "cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor" (Ef. 4:16). Dios requiere servicio activo de parte de todo miembro. "ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor" (Fil. 2:12). Perseverar en bien hacer se contrasta con el camino de contención y desobediencia (Rom. 2:7,8).
LO DESEABLE DE LA UNIDAD
DAVID CANTÓ DE ELLA. "¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es Habitar los hermanos juntos en armonía!" (Sal. 133:1)
PABLO ROGÓ POR ELLA. "Unánimes entre vosotros" (Rom. 12:16). "Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer. Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer" (1 Cor. 1:10).
PEDRO EXHORTÓ A TENERLA. "Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables" (1 Ped. 3:8).
JESÚS ORÓ POR ELLA. "Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, que todos sean uno" (Juan 17:20,21).
LA UNIDAD ES POSIBLE SOLAMENTE CUANDO-
1.- SEA DESEADA. Uno a veces duda de que ciertas congregaciones quieran en realidad la unidad. Parece que algunos miembros se complacen en los alborotos. Pero antes de que la unidad pueda ser lograda y mantenida, el deseo por ella tiene qué ser suficientemente fuerte para conducirnos a un esfuerzo en esa dirección, y suficientemente fuerte para guardar en sujeción nuestras preferencias personales. Esto requiere esfuerzo. Pablo exhorta a los hermanos a que estén solícitos a guardar la unidad del espíritu en el vínculo de la paz. Al deseo genuino por la unidad lo deben acompañar la humildad, la mansedumbre, la paciencia, y la tolerancia de los unos a los otros. "Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz" (Ef. 4:1-3).
2.- SE ADOPTA UN PROGRAMA DEFINIDO. Todo cristiano verdadero quiere ver que la Causa avance. La congregación debe de tener un programa definido y bien entendido, con cierta obra constructiva a la cual se le dedique toda la energía. Todo cristiano está mejor capacitado para cierto campo de actividad; pero cuando varios miembros son activos, esforzándose cada uno en su obra particular, tratan de lograr que la iglesia se dedique totalmente al programa de cada uno, de seguro van a surgir fricciones. Algunos miembros probablemente se unirán con cada uno. En caso de que alguno logre que la iglesia se dedique a la obra de él, el interesado en otro campo de actividad va a creer que la iglesia no le ha tratado justamente. Este es un estado indeseable de asuntos, pero fácilmente se puede evitar si la iglesia, bajo la dirección de ancianos sabios y alertas, traza planes para diferentes campos de trabajo que se necesita hacer, y señala aproximadamente la cantidad de dinero que ha de ser gastado en cada campo de actividad, no haciendo nada "por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros" (Fil. 2:3,4). 3 "¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?" (Amós 3:3).
3.- LA BIBLIA ES NUESTRA GUÍA. Si hubiera unidad basada en cosa distinta a la Biblia, no sería la unidad del Espíritu. La unidad del Espíritu es aquella que viene por seguir la enseñanza del Espíritu. "Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado" (1 Juan 1:7).
4.- SE RECONOCE A JESÚS COMO CABEZA. La iglesia es comparable al cuerpo humano. "Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros" (Rom. 12:4,5). En un cuerpo humano sano hay unidad de acción, porque todos los miembros son dirigidos por la cabeza. Hay trabajo para cada miembro del cuerpo humano, como también para cada miembro del cuerpo de Cristo. Si algún miembro no responde a la cabeza, es que la conexión entre el miembro y la cabeza ha sido dañada. Así también en la iglesia, el cuerpo espiritual, sobre el cual Jesús es cabeza, y del cual somos miembros, hay unidad de acción cuando cada miembro es guiado por Jesús, la cabeza. "Y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia" (Col. 1:18).
5.- UNO SE NIEGA A SÍ MISMO. En nuestras relaciones sociales, si no nos negáramos ni tuviéramos respeto a las ideas, derechos y conveniencias de otros, habría dificultades constantes, llegaríamos a ser desagradables y nos ignorarían los demás. En nuestras relaciones con la iglesia, no nos olvidemos de que nuestra conducta sea sazonada con sal. "Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno, para edificación" (Rom. 15:2). "Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros" (Ef. 4:31,32)". "Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros" (Rom. 12:10). "No seáis sabios en vuestra propia opinión" (Rom. 12:16).
EL TRATO CON LOS QUE CAUSAN DIVISIÓN
1.- CÓMO DEBE LA IGLESIA DE TRATAR CON LOS QUE CAUSAN DIVISIÓN. "Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos. Porque tales personas no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus propios vientres, y con suaves palabras y lisonjas engañan los corazones de los ingenuos" (Rom. 16:17,18). La iglesia que atiende, anima, extiende comunión, a uno que divide iglesias contra la doctrina de Cristo, o le retiene en su comunión, no obedece un mandamiento positivo del Señor. Aunque él sea amigo de uno, no debe uno de sacrificar la paz y unidad de la iglesia en el altar de la amistad personal. Muy poca atención se presta al mandamiento del Señor en este particular. Se necesita concienciar en este detalle. Alguno puede dividir la iglesia de una localidad, y luego hallar plena comunión con la iglesia de otra localidad. A veces sucede que tal hombre, sin arrepentimiento o esfuerzo de subsanar la división que causó en una iglesia, es escogido por maestro y director en otra iglesia. Tal cosa no sucedería si aquella iglesia respetara lo que ha dicho el Señor. "Al hombre que cause divisiones, después de una y otra amonestación deséchalo, 11 sabiendo que el tal se ha pervertido, y peca y está condenado por su propio juicio" (Tit. 3:10,11). Un hombre faccioso es uno que causa disensión o división.
2.- LO QUE DIOS HARÁ CON LOS QUE CAUSAN DIVISIÓN. "Pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; tribulación y angustia" (Rom. 2:8,9)
LA SANTIDAD DE LA IGLESIA
1.- GANADA CON SANGRE. "La iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre" (Hechos 20:28). La iglesia no fue redimida con "oro o plata", sino con la preciosa sangre de Cristo (1 Ped. 1:18).
2.- CRISTO LA AMÓ. "Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha" (Ef. 5:25-27). Que nunca hable nadie a la ligera de la iglesia, ni la repruebe en forma alguna. Puede reprobarse el pecado de algún miembro de la iglesia, pero ¡nunca se repruebe a la iglesia! Nos parecen endurecidos de corazón y criminales los soldados por clavar el cuerpo físico del Señor y por abrirle un costado con una lanza; pero ese cuerpo no era tan apreciado para él como la iglesia, su cuerpo espiritual. ¡Cuán pecador es para Cristo el que, por medio de sus propias opiniones o sus ambiciones egoístas, divide la iglesia del Señor! La sentencia del tal ya se ha declarado. "¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es" (1 Cor. 3:16,17).
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Temas para investigación y discusión:
1. ¿Qué causó la división del reino de Israel?
2. Muéstrese cómo son uno Dios, el Hijo, y el Espíritu Santo.
3. La necesidad de que todos entiendan igualmente.
4. ¿De quién es el deber de predicar?
5. El propósito de Dios en convertir a los hombres.
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Preguntas:
1. ¿En qué difieren la unidad y la unión?
2. ¿Hay unión en la unidad?
3. ¿Por qué es cosa deseable la unidad?
4. ¿Cómo impide la división la obra de la iglesia?
5. ¿A dónde conduce la división?
6. ¿Cuáles son los frutos de la división?
7. ¿Qué dice el Señor respecto a las divisiones? Cítese.
8. ¿Qué efecto tiene en los miembros la división en las congregaciones?
9. ¿Cómo echa la división fuera a Cristo muchas veces? Cítese pasaje.
10. ¿Son siempre pecaminosas las divisiones?
11. ¿Qué dice Dios respecto a los que causan divisiones? Cítese.
12. Cítese el pasaje que clasifica a los que causan divisiones.
13. ¿Cuál fue la causa de la división en Corinto? Cítese.
14. ¿Qué muestra la división?
15. ¿Cómo causan muchas veces divisiones los asuntos personales?
16. ¿Cómo es que muchas veces causan divisiones ambiciones egoístas?
17. Cuéntese lo de Diótrefes.
18. ¿En qué manera echó de la iglesia Diótrefes? Dése la referencia.
19. ¿En qué se basa la fe? Cítese.
20. ¿Qué es andar por fe? Cítese.
21. Muéstrese que la fe es más que la mera aceptación de algún hecho.
22. ¿En qué manera manifestaron falta de fe en Dios Moisés y Aarón? Dése la referencia.
23. Contrástense la opinión y la fe.
24. ¿Por qué fue rechazado el sacrificio de Caín? Cítese.
25. ¿Puede la opinión ser base de unidad? Dése la razón.
26. ¿Por qué es pecado la adoración basada en la opinión?
27. En asuntos de opinión, ¿Qué curso de acción debe de ser seguido?
28. ¿Cómo llega la costumbre a ser una ley para muchos?
29. ¿Cómo debería de hacerse la colecta?
30. ¿Cómo futuros líderes causan a veces división?
31. ¿Cuál es el resultado de la inactividad?
32. ¿Quién es responsable por la inactividad?
33. ¿Hay trabajo para todo hermano? ¿Cuál es el de usted?
34. ¿Qué dijo David acerca de la unidad? Dé la cita.
35. ¿Qué dijo Pablo acerca de la unidad? Dé la cita.
36. Cítese lo dicho por Pedro acerca de la unidad.
37. Cítese la oración de Cristo por la unidad.
38. ¿Cuándo es posible la unidad?
39. Nómbrense algunos elementos necesarios para que haya unidad.
40. ¿Qué parte tiene un programa definido de la iglesia en la unidad?
41. ¿Cómo es la Biblia la base de la unidad?
42. Muéstrese la unidad del cuerpo físico.
43. Cristo es la cabeza; muéstrese la unidad de los miembros de la iglesia-su cuerpo.
44. ¿Cómo nos portamos en la sociedad tocante a los derechos de otros?
45. ¿Cómo debemos de tratar con los que causan divisiones? (Rom. 16:17,18)
46. ¿Cómo deben las distintas congregaciones tratar a un hombre faccioso?
47. ¿Cómo tratará Dios a los facciosos?
48. Cítese Hechos 20:28.
49. Cítese Efesios 5:25-27.
50. Cítese 1 Pedro 1:18.
51. ¿Por qué no se debe reprobar a la iglesia?
52. Muéstrese cómo Cristo amó a la iglesia.
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Todo lector de la Biblia reconoce que Dios tiene una iglesia en el mundo, y todos concuerdan en que el hombre salvo es parte de la gran familia de Dios y miembro de lo que algunos gustan llamar la iglesia universal. Sin embargo, en tiempos neotestamentarios la congregación local era la unidad de acción. Cada congregación era organización separada y distinta (Hechos 14:23). No había ningún sistema eclesiástico por el cual trabajaran las iglesias. Ellas creían en el Señor y tenían las mismas miras y propósitos, pero no tenía una jurisdicción sobre la otra, ni erigieron sobre sí mismas sistemas eclesiásticos. El Señor Jesús era la cabeza sobre la iglesia (Ef. 1:22), y ella se inclinaba ante él (Fil. 2:9-11; Ef. 3:14).
LA MISIÓN DE LA IGLESIA LOCAL. La intención de Dios era que la iglesia fuera una agencia activa para llevar a cabo sus propósitos en el mundo. Parece que toda actividad de la iglesia se puede incluir bajo tres encabezados: convertir a pecadores, edificarse a sí misma, y socorrer a los necesitados.
A. CONVERTIR A PECADORES. En discutir este aspecto de la actividad de la iglesia, no es necesario hacer la distinción común entre labores locales y extranjeras. Según el Señor, "el campo es el mundo" (Mateo 13:38).
EL ORDEN NATURAL. Hay orden natural. Un cristiano se interesa primero en su familia, luego en sus prójimos, y después en los de lejos, "hasta lo último de la tierra" (Hechos 1:8). En este caso el orden natural es escriturístico. Es el deber de cada cristiano, y es su privilegio, de enseñar a la gente y convertir a pecadores. Quiere Dios que todo hijo suyo estudie para que dentro de un período razonable de tiempo pueda enseñar a otros. "Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios" (Heb. 5:12). Pero la magnitud de la obra demanda que toda la iglesia se esfuerce juntamente.
LA IGLESIA DE JERUSALÉN. Cuando fue esparcida la iglesia de Jerusalén (Hechos 8), cada uno hizo lo que pudo según sus propios recursos, bajo la providencia de Dios, para predicar el evangelio y establecer iglesias. Parece que algunos muy pronto regresaron a Jerusalén u otros fueron convertidos, porque en seguida leemos otra vez de la iglesia en Jerusalén (Hechos 9:26-31). Esta iglesia envió a Bernabé en misión especial a Antioquía (Hechos 11:22- 24). Siendo cristianos, por supuesto, no requerían que él llevará los gastos contingentes a la obra a la cual le enviaron.
LA IGLESIA DE ANTIOQUÍA. Dirigida por el Espíritu Santo, la iglesia en Antioquía envió a Pablo y a Bernabé a los campos de labor seleccionados por el Espíritu Santo (Hechos 13:13). Después de haber predicado en muchas ciudades regresaron a Antioquía, unieron la iglesia, y relataron su obra (Hechos 14:26,27). Estos predicadores fueron enviados por la iglesia y sus informes fueron rendidos a la iglesia. Cuando surgió una dificultad en la iglesia en Antio-quía, como resultado de maestros judaizantes, la iglesia envió a Pablo y a Bernabé a Jerusalén para tratar la cuestión, y la iglesia en Jerusalén dio su respuesta, bajo la dirección de los apóstoles, a la iglesia en Antioquía (Hechos 15:1-35).
EL SEGUNDO VIAJE MISIONERO DE PABLO (Hechos 15:36-41). Parece que Pablo y Bernabé hicieron este viaje de su propia iniciativa. Mientras que Pablo iba de viaje, la iglesia en Filipos le envió ayuda (Fil. 4:16). La iglesia en Filipos fue establecida por Pablo (Hechos 16), y tuvo comunión con él desde el primer día (Fil. 1:3-7), hasta cuando estuvo en prisión.
LA IGLESIA, UN CANDELERO. Las iglesias locales son llamadas candeleros (Apoc. 1:20). El candelero no tiene luz propia, sino que alza y sostiene lo que da luz. Ahora bien, es la palabra de Dios que da la luz. "La exposición de tus palabras alumbra" (Sal. 119:130). La iglesia como candelero es una figura impresionante. La iglesia, un cuerpo de seres humanos, no puede generar luz espiritual, pero sí puede ofrecer al mundo lo que alumbra, que es la palabra del Dios viviente. Por lo tanto, reconozcan las iglesias locales su impor-tancia como candeleros, y alcen la palabra, para que puedan ver los que se hallan en tinieblas.
SOSTENER AL PREDICADOR. En los días de los apóstoles muchas iglesias parecieron ignorar sus responsabilidades, pero la iglesia en Filipos se presenta como ejemplo resplandeciente de celo misionero y actividad. "En gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin habéis revivido vuestro cuidado de mí; de lo cual también estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad. No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Sin embargo, bien hicisteis en participar conmigo en mi tribulación. Y sabéis también vosotros, oh filipenses, que al principio de la predicación del evangelio, cuando partí de Macedonia, ninguna iglesia participó conmigo en razón de dar y recibir, sino vosotros solos; pues aun a Tesalónica me enviasteis una y otra vez para mis necesidades. No es que busque dádivas, sino que busco fruto que abunde en vuestra cuenta. Pero todo lo he recibido, y tengo abundancia; estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo que enviasteis; olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios. Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús" (Fil. 4:10-19). Al alabarlos así, es claro que condena a aquellas iglesias que rehusaron tener comunión con él en la obra.
LA IGLESIA, COLUMNA Y BALUARTE DE LA VERDAD. "Para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad" (1 Tim. 3:15). La declaración de Pablo de que es la iglesia la columna y el baluarte de la verdad da énfasis al hecho de que la iglesia ha de alzar y sostener la verdad. Una iglesia sostiene la verdad al enseñarla y sostener a los que la predican.
LA SUFICIENCIA DE LA IGLESIA. Las consideraciones arriba presen-tadas afirman que la iglesia es suficiente para predicar el evangelio a todo el mundo. De hecho, mientras que las actividades de la iglesia estaban bajo la dirección de hombres inspirados, la iglesia era el único cuerpo por el cual se hacía obra misionera. No fue organizada ninguna sociedad misionera. No hay vestigio de ninguna clase de sistema eclesiástico en el Nuevo Testamento, ni de ninguna organización de iglesias para propósitos misioneros o cualesquiera otros propósitos. Si uno reclama que la iglesia como institución misionera no es suficiente para hacer la obra necesaria de predicar el evangelio, con ello critica la sabiduría de Dios.
LA LIBERTAD CRISTIANA. Se reclama que oponerse a la organización de sociedades es atentar en contra de las libertades que tenemos en Cristo. Las iglesias primitivas no tenían sociedades; ¿no tenían libertades en Cristo? En aquel entonces los hombres inspirados no organizaron sociedades. Sus acciones, pues, son prueba de que si vivieran hoy, no organizarían ninguna de ellas. Los defensores de las sociedades hablan mucho de ser "progresistas". ¿Creen ellos seriamente que el Espíritu Santo ha avanzado suficientemente en sabiduría que, si inspirara a hombres ahora, los dirigiera a organizar y a patrocinar sociedades? ¿Creen ellos que el Espíritu Santo, por medio de la luz brillante de esta época progresista, ya se ha adelantado suficiente en sabiduría para poder ver la ventaja de tales organizaciones, y para ver que sus planes antiguos, o falta de planes, fueron el resultado de ideas anticuadas que entretenía en tiempos primitivos? Tales pensamientos se acercan mucho a la blasfemia; sin embargo, en vista del hecho de que no había sociedades en aquel entonces y del hecho adicional de que los que las organizan ahora creen que son aprobados por el Espíritu Santo, ¿en qué otra manera se justifican a sí mismos?
LOS FERROCARRILES. Cuando ellos se enfrentan al argumento de que los apóstoles no organizaron sociedades, los defensores de la sociedad responden: "Tampoco caminaron en trenes, automóviles, ni barcos de vapor". ¡Seguro qué no! pero sí se aprovechaban de todos los medios de transportación disponibles. Esto constituye un precedente para nosotros. El organizar sociedades no tiene nada qué ver con métodos de viajar. La organización que envía a un misionero y los medios de transporte que él seleccione son dos cosas distintas. No hay controversia sobre la cuestión de medios de transporte. La sociedad envía a un misionero, y la iglesia a uno. Los dos pueden irse en el mismo vehículo al mismo campo; pero es claro el hecho de que uno fue enviado por la iglesia y el otro por una sociedad humana-uno enviado por una institución divina según ejemplo apostólico, y el otro por una institución de origen humano según la sabiduría humana. En esto consiste la diferencia.
"LA SOCIEDAD ES SOLAMENTE UN MEDIO". Se argumenta que la sociedad es solamente un medio de hacer la obra. Pero la sociedad no es medio en ningún sentido, sino institución. Una institución organizada para hacer cierta obra y el método por el cual la hace, son dos cosas distintas. Además, los mismos métodos usados por la sociedad pueden ser usados por la iglesia. ¿Es necesario que la iglesia dependa de individuos deseosos de ir para que haya misioneros? Así también es con la sociedad. Para reunir dinero, ¿es necesario que la iglesia dependa de ofrendas voluntarias? También depende de ellas la sociedad. Los misioneros de ambas instituciones tienen acceso a los mismos medios de transporte, y generalmente los usan, para irse al campo de labor. Los misioneros de ambos la sociedad y la iglesia tienen acceso al mismo medio de enseñanza-es decir, la palabra hablada y la página impresa. Las dos instituciones tienen acceso al mismo medio de transmitir los fondos. Los métodos son iguales; las instituciones son diferentes-la una humana, la otra divina.
LOS MALES DE LA SOCIEDAD. Aparte del hecho de que las sociedades no son bíblicas, y tal vez por causa de ese hecho, una grande serie de males ha salido de ellas. En la organización de estas sociedades hubo apostasía de la simplicidad de la enseñanza neotestamentaria, y cuando la gente apostata de la ley en un punto, es cuestión de tiempo hasta que ignore la ley en otros puntos. Una apostasía gradual del Nuevo Testamento siempre se manifiesta en los que defien-den las sociedades. Es verdad que algunos han levantado su voz en contra de los más radicales, pero han tenido poco éxito en detener el progreso de la apostasía. El espíritu de apostasía de la ley resulta al final en completa oposición a la ley.
"Jamás ladrón golpeado con cachiporra,
ante la ley, agradecido, se quitó la gorra".
Muchos defensores de las sociedades han llegado al punto de negar la divinidad de Cristo y la inspiración de las Escrituras. Conscientes de que la palabra de Dios se opuso a su propósito, nació en sus corazones una actitud de oposición a la ley. La Sociedad Misionera Cristiana Unida ha enviado a los campos de labores a hombres que se sabe que favorecen la recepción en la comunión de la iglesia a los que no han sido bautizados. El Sr. R. E. Elmore, en tiempos pasados miembro del Comité Ejecutivo de la Sociedad Misionera Cristiana Extranjera, la que ahora es la Sociedad Misionera Cristiana Unida, hace las siguientes acusaciones, basadas en el informe presentado por John T. Brown, miembro del Comité Ejecutivo de la Sociedad Misionera Cristiana Unida. El Sr. Brown hizo una investigación personal en los campos extranjeros.
LOS CARGOS
"1. Algunos misioneros empleados por la sociedad han favorecido la práctica de membresía abierta en los campos, y todavía aprueban esta práctica.
"2. Algunos misioneros de la sociedad han practicado la membresía abierta en los campos, y probablemente la practican todavía.
"3. Algunos misioneros de la Sociedad Unida están dispuestos a practicar el rociamiento por el bautismo cristiano.
"4. Un misionero, cuando menos, de la sociedad rociaría a infantes.
"5. Algunos misioneros de la sociedad practican la invención de hombres conocida como la dedicación de infantes.
"6. Algunos misioneros de la sociedad tienen a las iglesias votando en cuanto a candidatos para la salvación.
"7. Algunos misioneros de la sociedad tienen a miembros no sumergidos elegidos para oficios de juntas de la iglesia, sirviendo como ancianos y diáconos.
"8. Algunos misioneros de la sociedad practican la 'probación'-es decir, que impiden a algunos indígenas que obedezcan al evangelio, y los privan de llegar a ser miembros de la iglesia, algunos candidatos quedándose en la lista de espera hasta un año o más.
"9. Algunos misioneros de la sociedad emplean a evangelistas y ministros indígenas que no han sido sumergidos.
"10. Algunos misioneros de la sociedad favorecen la sujeción de las iglesias locales a un supergobierno, una asociación distinta que 'determina la dirección de la iglesia de su distrito tocante a la recepción de miembros, la ordenación de ministros, y la superintendencia general.'
"11. Algunos misioneros de la sociedad, enseñando en las escuelas interdenominacionales, son racionalistas, concerniente a uno de los cuales dice el Dr. Allen Hutcheson: 'El hizo todo lo bíblico a un lado, desde Dios hasta el nacimiento virginal' (de Jesús).
"12. Algunos misioneros de la sociedad han usado de fraude y por lo tanto no son dignos de la confianza de la iglesia en general". Christian Standard, 30 de dic., de 1922, pág. 22.
Escribiendo en el periódico Christian Standard, 27 de enero de 1923, dice el Sr. Z. T. Sweeney: "No hay dónde detenerse en el camino de la apostasía. Cuando uno comienza a negar la fe, generalmente termina negándola completamente".
Estas cosas son sabidas por la Junta de Directores de la Sociedad Misionera Cristiana Unida, sin embargo continúan sosteniendo a estos misioneros en los campos y piden a las iglesias que los ayuden. La sociedad no es sierva de la iglesia, sino que las iglesias han llegado a ser siervas de la sociedad. Los directores de esta sociedad se hallan entre los principales de la iglesia que gusta darse el nombre de "La Iglesia Cristiana Progresista".
Ningún hombre puede favorecer ni sostener esta sociedad sin hacerse responsable por todos los males que resultan de sus partidas de la verdad (Apoc. 2:18,19).
LAS SOCIEDADES SON CAUSA DE DIVISIÓN. Muchas iglesias han sido divididas sobre esto de las sociedades. Aun entre sus defensores hay ahora grande división sobre el plan de acción de los que tienen el control. Por eso tenemos ahora una causa de división que no existía en los días de los apóstoles. Los que introdujeron las sociedades y los que las favorecen y sostienen son responsables por esta nueva causa de división. Sus defensores no están "solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz" (Ef. 4:3), pero están solícitos a propagar las pretensiones de la sociedad, aun hasta el punto de romper la paz entre las iglesias. Ellos ignoran y pisotean el ruego moribundo del Señor de "que todos sean uno" (Juan 17:21).
LA SOCIEDAD LE ROBA A DIOS. La sociedad no es la iglesia. Es una institución organizada por el hombre para hacer la obra entregada a la iglesia. Tiene su constitución y estatutos hechos por el hombre. El hecho de que los miembros de la sociedad son miembros de la iglesia no hace que la sociedad sea la iglesia, ni parte alguna de la iglesia. Una turba puede castigar a un criminal; pero la turba no son los gallardos autorizados por la ley, aunque toda persona de la turba sea ciudadano de los Estados Unidos, y el hecho de que la turba haga la obra que los tribunales están organizados para ejecutar, no hace que sean legales sus acciones. La sociedad es una institución organizada por el hombre para hacer la obra entregada a la iglesia, y tales instituciones son organizaciones ilegítimas. La gloria que es reflejada en alguien como resultado de las operaciones de la sociedad, es reflejada en sus organizadores y sostenedores. Todo hombre es glorificado por la exitosa operación de sus proyectos o invenciones. Dios es glorificado en su propia institución. "A él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos" (Ef. 3:21).
B. LA BENEVOLENCIA. En la historia temprana de la iglesia en Jerusalén, los que tenían suficiencia daban liberalmente para ayudar a los necesitados. (Este tema es discutido en Sana Doctrina, Tomo II, pp. 99-101). Al principio los apóstoles tenían la responsabilidad de distribuir estos fondos, pero más tarde esta obra fue encomendada a otros (Hech. 4:36,37; 5:1,2; 6:1-6). Cuando los hermanos de Antioquía enviaron subsidio a los hermanos que habitaban en Judea, lo enviaron a los ancianos por mano de Bernabé y de Saulo (Hech. 11:27-30). Las iglesias, como iglesias, hicieron colectas para los pobres (1 Cor. 16:1,2; 2 Cor. 8). Estos medios fueron enviadas a Jerusalén por mensajeros seleccionados por las iglesias (2 Cor. 8:18,23). Cada iglesia seleccionó su propio mensajero, o mensajeros (1 Cor. 16:3,4).
LA RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL. El individuo cristiano está obligado a aliviar el sufrimiento según tenga oportunidad. "Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe" (Gál. 6:10).
TENER CUIDADO DE LOS SUYOS (1 TIM. 5:1-6). Pablo escribe sobre el cuidado de las viudas ancianas. Para poder recibir el socorro continuo de la iglesia, es necesario que la viuda llene ciertos requisitos (vv. 5-10). Pablo encarga en particular que los que tienen viudas de entre sus familiares cercanos deben sostenerlas, para que la iglesia pueda dedicar toda su benevolencia a los que dependan de ella totalmente (v. 16). El versículo 8 dice: "Porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo". Este pasaje que muchas veces es interpretado mal para que se aplique al deber de uno de tener cuidado de su esposa e hijos, sencillamente propone el deber de todo cris-tiano de tener cuidado de las viudas necesitadas de entre sus familiares cercanos, y especialmente de las de su propia casa. Las viudas de su propia casa pueden ser su madre o su abuela. Se da por sentado que cualquier hombre tendrá cuidado de su propia esposa e hijos, pero tal vez no sentiría la misma responsabilidad concerniente a las viudas necesitadas de entre sus familiares cercanos. Si uno tiene una madre, o hermana, o cuñada, que es viuda sin nadie que la cuide, él está obligado a ayudarle, para que la iglesia, librada de ese cargo, pueda encargarse de las que no tienen quién les ayude. Si no lo hace, niega la fe y es peor que un incrédulo. Además, debe de estar avergonzado el hombre robusto que permite que la iglesia tenga cuidado de cualquiera de sus familiares cercanos. Los que no tienen cuidado de sus viudas deben de ser considerados por la iglesia como incrédulos. La viuda que en verdad es viuda y que ha de ser sostenida constantemente por la iglesia, aparte de otras características, tiene que hallarse completamente desamparada. En cuanto al asunto completo de ayudar a la gente, hay esto: no importan las circunstancias de la vida de uno, puede hallarse por un tiempo necesitado de ayuda, y es el deber de toda la iglesia ayudarle. El hombre que cayó en manos de ladrones, pudo haber sido rico, sin embargo se halló necesitado de ayuda por un tiempo (Lucas 10:30- 37).
C. LA EDIFICACIÓN. Edificar es levantar un edificio. La edificación, como se aplica al cristiano, se refiere al levantamiento de su carácter. Fueron dados hombres inspirados "a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo" (Ef. 4:11-16). "Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis" (1 Tes. 5:11). La iglesia de Corinto fue ricamente dotada de dones espirituales, y cuando ella se congregaba algunos parecían querer hacer ostentación de sus poderes. Esto causaba una confusión que Pablo trató de corregir. "Así también vosotros; pues que anheláis dones espirituales, procurad abundar en ellos para edificación de la iglesia" (1 Cor. 14:12). "Hágase todo para edificación" (v. 26). Es, pues, el deber de toda la iglesia buscar edificarse en sus servicios públicos y en toda ocasión según haya oportunidad.
¿CÓMO SE EDIFICA LA IGLESIA?
1. POR MEDIO DE ASOCIACIÓN. Uno se edifica mucho cuando anda en compañía de gente de corazón afectuoso y del mismo parecer, y prosiguiendo al mismo blanco.
2. POR MEDIO DE ENSEÑANZA. Los ancianos deben de tomar la dirección de la enseñanza como de toda otra actividad de la congregación. No obstante, no deben ellos de hacer toda la obra de enseñar como tampoco deben hacer toda la demás obra. De hecho, dice Pablo que los que poseen dones espirituales que los habilitan para enseñar pueden todos profetizar, o enseñar (1 Cor. 14:31). Esto nos justifica en concluir que toda persona que tiene palabra de provecho para la iglesia debe de tener el privilegio de decirla. Muchos ancianos no se esfuerzan en prepararse para enseñar. Nadie puede impartir la información ni el celo que él mismo no posee. Algunas cuantas consabidas palabras tocante a la Cena del Señor, repetidas vez tras vez en el transcurso de los años, no edifican a nadie. Es deber de los ancianos cuidar de que algunos se desarrollen hasta llegar a ser maestros. Que nombren a alguno para que hable el próximo domingo; que tenga tiempo para preparar algo.
3. POR MEDIO DE HACER LA OBRA. Los que dirigen deben de tener a todo miembro ocupado en alguna clase de obra. Muchos cristianos se enfrían y perecen por causa de falta de ejercicio.
COOPERACIÓN ENTRE IGLESIAS
En los tiempos neotestamentarios las iglesias cooperaban por medio de mensajeros. Un mensajero es sencillamente uno que lleva un mensaje. No tiene autoridad delegada a él para ejecutar cosas por los que le envían, excepto la de entregar el mensaje confiado a él. Cuando entrega el mensaje y vuelve con la respuesta, si la hay, su obra de mensajero termina. Podría ser mensajero fiel aún sin saber la naturaleza del mensaje. Como mensajero no tiene derecho alguno de hacer planes, ni tratar con otro respecto a planes, ni en manera alguna comprometer a los que le envían. Un delegado es uno que es autorizado por el cuerpo que le envía a tratar en conjunción con los otros delegados en formular planes de acción que obliguen a todos los cuerpos representados. El cuerpo de delegados viene a ser cuerpo legislativo, toda iglesia representada en aquel cuerpo es obligada a cumplir con toda decisión adoptada. La iglesia del Nuevo Testamento nunca tuvo ningunos delegados-se enviaban mensajeros. El empleo que ellos hicieron de mensajeros se ilustra en la cooperación de las iglesias en ayudar a la iglesia de Jerusalén (2 Cor. 8:16-24; 9:2-5; 1 Cor. 16:3,4).
En tiempos neotestamentarios la ayuda mandada fue directa entre la iglesia y los ayudados. La iglesia en Antioquía mandó dinero directamente a la iglesia de Jerusalén [Nota del traductor Bill H. Reeves: El texto dice: "determinaron enviar socorro a los hermanos que habitaban EN JUDEA", ¡no en Jerusalén!] (Hech. 11:29,30). Más tarde, todas las iglesias que hicieron colectas para enviar a la iglesia en Jerusalén enviaron mensajeros para llevar las colectas directamente a los hermanos en Jerusalén (1 Cor. 16:3,4). La iglesia de Filipos envió ayuda directamente a Pablo, estando él en campo de labor (Fil. 1:3--7). Epafrodito fue el mensajero de ellos (Fil. 2:25).
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Temas para investigación y discusión:
1. Una iglesia modelo.
2. La relación entre la iglesia y Cristo.
3. La iglesia en Corinto.
4. La iglesia en Efeso.
5. Cosas pequeñas (Ezeq. 16:47; 1 Reyes 16:31).
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Preguntas:
1. ¿Qué son los sistemas eclesiásticos?
2. ¿Quién es la cabeza de la iglesia? Cítese pasaje.
3. ¿Cuál es la misión de la iglesia?
4. ¿Qué es el campo?
5. ¿Cuál es el orden natural respecto a lo de uno?
6. ¿Cuál fue el orden de los apóstoles en su obra evangelística?
7. ¿Qué causó la dispersión de la iglesia que estaba en Jerusalén? ¿Cuándo fue? Cítese.
8. ¿A quién envió esta iglesia? Cítese.
9. ¿En qué misión le envió? Cítese.
10. ¿A quiénes envió la iglesia de Antioquía? Cítese.
11. ¿A quiénes dieron un informe de su obra cuando volvieron? Cítese.
12. ¿Qué cosa causó la dificultad en la iglesia de Antioquía? Cítese pasaje.
13. ¿A quiénes envió a Jerusalén? Cítese pasaje.
14. ¿A quiénes fue mandada la respuesta de la iglesia de Jerusalén? Cítese pasaje.
15. ¿Quién estableció la iglesia en Filipos?
16. ¿En qué parte se narra el establecimiento de esta iglesia?
17. ¿Tenía esta iglesia comunión con Pablo? Dése el pasaje.
18. ¿Por qué se le llama "candelero" a una iglesia? 19. ¿En qué pasaje se llama así a una iglesia?
20. ¿En qué sentido es la iglesia la columna y el baluarte de la verdad? Dése el pasaje.
21. ¿Cuántas veces envió ayuda a Pablo la iglesia de Filipos?
22. ¿Qué está haciendo la iglesia de la cual es usted miembro para ser columna y baluarte de la verdad?
23. ¿Cuál fue la unidad de acción de las iglesias primitivas?
24. ¿Es la iglesia una institución misionera suficiente?
25. ¿Qué le parece a usted que organicen los hombres sociedades que hagan la obra de la iglesia? 26. ¿Podemos progresar más allá de la sabiduría del Espíritu Santo?
27. ¿Por qué organizan los hombres sociedades misioneras?
28. ¿Es la sociedad misionera un método de hacer obra misionera?
29. Los apóstoles no viajaron en tren. ¿Por qué se nos permite a nosotros?
30. ¿Qué es un método?
31. ¿Cuál es la diferencia entre la iglesia y las sociedades misioneras?
32. ¿En qué sentido se apartan del mandato apostólico los que organizan sociedades?
33. ¿En qué resulta una partida de la verdad?
34. ¿Cuáles acusaciones se lanzan contra los misioneros de la Sociedad Misionera Cristiana Unida?
35. ¿Quiénes las lanzan?
36. ¿Es la sociedad sierva de la iglesia?
37. ¿Es lícito dar apoyo a las sociedades?
38. ¿En qué sentido han dividido a las iglesias las sociedades?
39. ¿Cree usted que la iglesia está incapacitada para hacer la obra necesaria?
40. ¿Es la sociedad parte de la iglesia?
41. ¿Es la sociedad organización bíblica?
42. ¿Quién recibe la gloria por la obra hecha por la sociedad?
43. ¿A quién debemos de dar la gloria? ¿En Dónde? Cítese pasaje.
44. Relátese la benevolencia de la iglesia de Jerusalén.
45. ¿Qué es un mensajero?
46. ¿Qué es un delegado?
47. ¿Qué clase de viudas debe de sostener la iglesia?
48. ¿Quiénes son los de su casa?
49. ¿Qué se debe hacer con el que no tiene cuidado de los suyos?
50. Relátese lo del "buen samaritano". ¿En qué parte se narra?
51. ¿Qué significa "edificar"?
52. ¿Quiénes deben de edificar? ¿Cómo podemos edificar? ¿Procura usted con diligencia edificar?
53. ¿Deben de trabajar todos? ¿Qué está haciendo usted?
54. ¿Cuál es el deber del mensajero?
55. Dése ejemplo neotestamentario de mensajeros de la iglesia.
56. ¿Quién fue el mensajero de la iglesia de Filipos para Pablo? Dése el pasaje.
LA UNIDAD
Al discutir el tema de la unidad en esta lección nos referimos solamente a la unidad que debe de existir dentro de las congregaciones locales donde a veces se hallan la división y la contienda. El propósito de esta lección es ayudar a corregir las divisiones que ya existen y a prevenir otras.
LA UNIDAD EN CONTRASTE CON LA UNIÓN. La unidad significa la cualidad de ser una sola cosa. Con tal que haya singularidad de fe y propósito, la congregación está unida con pegamento como una cosa. Por el contrario, un número de elementos incongruentes, o antagónicos, puede juntarse en combinación o en unión y hasta donde van las apariencias exteriores, puede tener aspecto de unidad, mientras que existen en ello todos los elementos de división y de contienda.
Los males de la división
1. LO DESAGRADABLE DE ELLA. Lo desagradable de la división es manifiesto al que ha sido miembro de congregación donde existen facciones. A veces el espíritu faccioso en la congregación se manifiesta en el hogar, aún entre esposos, como también en los asuntos sociales y de negocios de los miembros de la congregación.
2. IMPIDE EL PROGRESO. Una iglesia sumergida en división y contienda no puede esperar hacer mucho para convertir a sus vecinos. Tales condiciones logran tapar los oídos de la gente para que no oiga ningún ruego de la iglesia. Las acciones de uno son el comentario más fuerte sobre su concepto de la justicia que cualquier cosa que diga. Así es que una iglesia por medio de sus contiendas contribuye a la perdición de aquellos a quienes debería de salvar. En este sentido la división llega a ser un enemigo de Cristo porque le estorba en su obra de salvar a los hombres.
3. CONDUCE A TODA SUERTE DE PECADOS. "Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros" (Gál. 5:15). Consumirse los unos a los otros es destruir el carácter cristiano del otro por medio de disputas impías. "Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad; porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica, Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa. Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz" (Sant. 3:14-18). Este pasaje nos enseña que donde hay facción los que tienen envidias amargas y contenciones en sus corazones mentirán para sostener su propia opinión y para representar mal a la otra parte; además acudirán a toda obra perversa y son animales y diabólicos.
4. LAS CONSECUENCIAS RESPECTO A OTROS MIEMBROS. Los que no participan en la división siempre son perturbados en su relación para con la iglesia, se desaniman, y frecuentemente vienen a ser inactivos, y a veces se apartan totalmente de la iglesia. Así es que los que son responsables de la división destruyen al hermano por el cual Cristo murió.
5. ECHA FUERA A CRISTO. Si por causa del espíritu faccioso se echa fuera de la congregación a un miembro, así se echa fuera a Cristo (Mateo 25:40). Recuérdese, sin embargo, que puede surgir un espíritu faccioso por oposición a algo que Cristo manda que se haga.
LAS DIVISIONES ESTÁN PROHIBIDAS
DIOS ABORRECE AL QUE LAS CAUSA. "Seis cosas aborrece Jehová, Y aun siete abomina su alma: Los ojos altivos, la lengua mentirosa, Las manos derramadoras de sangre inocente, El corazón que maquina pensamientos inicuos, Los pies presurosos para correr al mal, El testigo falso que habla mentiras, Y el que siembra discordia entre hermanos" (Prov. 6:16-19). El Señor clasifica al que siembra discordia entre los hermanos entre las peores especies conocidas. Tal hombre causa disensión en la iglesia de Dios, y en muchos casos destruye almas de seres humanos. Por ser mayor crimen el destruir almas que propiedad o reputación, el Señor en este pasaje pone al que siembra discordia entre los hermanos como el clímax de los caracteres nombrados.
LA DIVISIÓN EN CORINTO. "Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer. Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas" (1 Cor. 1:10,11). "De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía, porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?" (1 Cor. 3:1-3). Se afirma con toda claridad que la división impide el desarrollo espiritual, porque los que son responsables por las facciones no se han desarrollado más allá de la etapa de niños en Cristo, no importa el tiempo que tengan de ser miembros de la iglesia ni cuáles sean sus pretensiones; "andan como hombres"-al ser carnales, no andan según Cristo.
CAUSAS DE DIVISIÓN
ASUNTOS PERSONALES. Frecuentemente los disgustos entre dos hermanos, o más, sobre cuestiones de negocios o de género personal que en ningún sentido tienen algo que ver con la congregación, se perpetúan a tal grado que se envuelve casi toda la congregación. En lugar de dejar que tales cosas impregnen toda la membresía, la iglesia debe demandar, y si necesario proponer, un arreglo justo del asunto (1 Cor. 7); y si uno u otro de los participantes no concuerda en hacer lo justo, apartarse de él. En lugar de esto, lo que suele pasar muchas veces es que se toman lados, todos se involucran, y se hace un desorden en toda la iglesia.
AMBICIÓN EGOÍSTA. A veces hay quien tiene espíritu dogmático que busca su propio agrado en todo sin respetar los derechos o deseos de otros, ni siquiera en asuntos de poca monta. Tal hombre viene a ser regañón, tiránico, y desagradable a los que son espirituales. Tales hombres generalmente son hombres pequeños mentalmente, y parecen pensar que tienen qué expresarse para obtener reconocimiento. Cosa bien relacionada a esto es tener ambiciones de ser director de algo. Puesto que es raro que se halle toda una congregación que se someta a uno que busca la dirección para satisfacer su propia ambición o para alcanzar sus propios fines egoístas, resulta que tal hombre se va llevándose consigo una facción. "Yo he escrito a la iglesia; pero Diótrefes, al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos, no nos recibe. Por esta causa, si yo fuere, recordaré las obras que hace parloteando con palabras malignas contra nosotros; y no contento con estas cosas, no recibe a los hermanos, y a los que quieren recibirlos se lo prohibe, y los expulsa de la iglesia" (3 Juan 9,10).
LA REGLA DE OPINIÓN. El cristianismo es esencialmente una religión de fe (2 Cor. 5:7), y la fe no puede ser más extensa que la revelación (Rom. 10:17). "Por fe andamos, no por vista". Es por la fe que agradamos a Dios (Heb. 11:6), por la fe llegamos a ser hijos de Dios (Gál. 3:26), y por la fe nos acercamos a Dios en oración (Sant. 1:6). La fe es la base de toda obediencia aceptable a Dios. La fe no es solamente la creencia de la verdad de que Dios existe, sino que es también confianza en él. Moisés y Aarón no dudaban de la existencia de Dios, sin embargo porque se apartaron de hacer exactamente lo que Dios había mandado, Dios les dijo: "No creísteis en mí" (Núm. 20:10-13). Parece que tenían la opinión de que hacer cosa distinta a lo mandado específicamente por Dios serviría lo mismo, si no mejor. El caso de Caín y Abel ilustra aún más la diferencia entre la fe y la opinión. Abel trajo el sacrificio que mandó Jehová-hizo su sacrificio por fe (Heb. 11:4). Caín trajo uno no mandado por el Señor, teniendo la opinión de que serviría de igual valor. La opinión es perniciosa como base de comunión de la iglesia, porque le falta tanto autoridad como también estabilidad; y si fuera posible unirnos sobre la opinión hoy, uno podría cambiar su opinión mañana, y su derecho de promover su opinión es tan grande como el de cualquier otro. Si las opiniones han de ser las reglas de acción, entonces todo hombre viene a ser ley a sí mismo, porque cada hombre tiene igual derecho que los demás respecto a sus opiniones. Todo acto de adoración basado en la opinión es pecado (Rom. 14:23). No son inquietadas muchas iglesias por el esfuerzo de alguno de apartar a la iglesia de lo que ha mandado Dios para seguirle a él, sino que son los asuntos de conveniencia, como por ejemplo la construcción de una casa de oración, o uso de bautisterios, himnarios y luces. En estas cosas nadie tiene derecho de forzar a la congregación para que adopte su opinión, pero en estos asuntos se debe haber el debido respeto a la comodidad, las conveniencias, y los deseos de todos. Nunca hemos oído de congregación perturbada por persona que trate de hacer a un lado la Cena del Señor, o de cambiar los elementos,** pero han habido problemas cuando alguno trata de forzar su opinión sobre otros tocante a la hora del día, o tocante a usar una copa o varias, y otros asuntos que son puramente incidentales. Una propia condescendencia y la enseñanza paciente de los directores de la congregación frecuentemente conducirán a la armonía y unidad de acción. Si usted difiere con otros sobre asuntos casuales, tome tiempo para examinar plena y cuidadosamente su posición y determine si en realidad es cuestión de fe, o sencillamente de opinión, entre usted y los demás. Si es solamente opinión, trate de ajustarse benignamente a las condiciones. Puede ser que la costumbre de usted, por su uso continuado, ha llegado a serle sagrada. Esté seguro de que su posición no es determinada por la costumbre. Algunos rehusan hacer alguna contribución si no pueden hacerla en la manera acostumbrada por largo tiempo, y así se ponen en la clase de la cual habló el Salvador cuando dijo: "Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres" (Mar. 7:8). **el pan y el fruto de la vid.
POLÍTICA NO BÍBLICA. La congregación selecciona para sí obispos, ancianos, o directores. Por este hecho expresa su confianza en el juicio y sabiduría de ellos. A veces pasa que el juicio de estos directores no concuerda con la acariciada política de un hermano ambicioso; y a veces, el hermano ambicioso, en lugar de obedecer a sus pastores (Heb. 13:17), comienza a fomentar sentimiento contra los ancianos, y luego demanda que los ancianos renuncien de su oficio; y si rehusan hacerlo, son echados fuera por mayoría de votos. Esta conducta siempre resulta en división. No hay ni vestigio de autoridad bíblica para tal conducta. "Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo" (2 Juan 9). "Pero esto, hermanos, lo he presentado como ejemplo en mí y en Apolos por amor de vosotros, para que en nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está escrito, no sea que por causa de uno, os envanezcáis unos contra otros" (1 Cor. 4:6).
LA INACTIVIDAD. En toda congregación hay cierta medida de vitalidad que tiene qué hallar expresión, y la hallará, en alguna manera. La inactividad fomenta el descontento, y este espíritu de descontento se convierte en espíritu de inquietud y de insatisfacción del uno para con el otro. Surgen riñas, se engendran malas actitudes, y el resultado inevitable es la contienda. Los obispos han de cargar con parte de la responsabilidad por tales condiciones. Es su deber cuidar de que todo miembro esté activamente ocupado en la obra del Señor. Que los ancianos den salida a este espíritu militante inherente en la gente con guiarla en campañas activas contra los sectarios y contra toda otra forma de pecado (1 Tim. 6:12). Si los miembros de la iglesia no tienen otra cosa contra la cual pelear, pelearán entre sí. No se debe tratar de conservar la energía de la congregación. Se dice que una mente desocupada es un taller de Satanás; este dicho se aplica tanto a iglesias como a otros. Cada cristiano es parte del cuerpo de Cristo y "cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor" (Ef. 4:16). Dios requiere servicio activo de parte de todo miembro. "ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor" (Fil. 2:12). Perseverar en bien hacer se contrasta con el camino de contención y desobediencia (Rom. 2:7,8).
LO DESEABLE DE LA UNIDAD
DAVID CANTÓ DE ELLA. "¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es Habitar los hermanos juntos en armonía!" (Sal. 133:1)
PABLO ROGÓ POR ELLA. "Unánimes entre vosotros" (Rom. 12:16). "Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer. Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer" (1 Cor. 1:10).
PEDRO EXHORTÓ A TENERLA. "Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables" (1 Ped. 3:8).
JESÚS ORÓ POR ELLA. "Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, que todos sean uno" (Juan 17:20,21).
LA UNIDAD ES POSIBLE SOLAMENTE CUANDO-
1.- SEA DESEADA. Uno a veces duda de que ciertas congregaciones quieran en realidad la unidad. Parece que algunos miembros se complacen en los alborotos. Pero antes de que la unidad pueda ser lograda y mantenida, el deseo por ella tiene qué ser suficientemente fuerte para conducirnos a un esfuerzo en esa dirección, y suficientemente fuerte para guardar en sujeción nuestras preferencias personales. Esto requiere esfuerzo. Pablo exhorta a los hermanos a que estén solícitos a guardar la unidad del espíritu en el vínculo de la paz. Al deseo genuino por la unidad lo deben acompañar la humildad, la mansedumbre, la paciencia, y la tolerancia de los unos a los otros. "Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz" (Ef. 4:1-3).
2.- SE ADOPTA UN PROGRAMA DEFINIDO. Todo cristiano verdadero quiere ver que la Causa avance. La congregación debe de tener un programa definido y bien entendido, con cierta obra constructiva a la cual se le dedique toda la energía. Todo cristiano está mejor capacitado para cierto campo de actividad; pero cuando varios miembros son activos, esforzándose cada uno en su obra particular, tratan de lograr que la iglesia se dedique totalmente al programa de cada uno, de seguro van a surgir fricciones. Algunos miembros probablemente se unirán con cada uno. En caso de que alguno logre que la iglesia se dedique a la obra de él, el interesado en otro campo de actividad va a creer que la iglesia no le ha tratado justamente. Este es un estado indeseable de asuntos, pero fácilmente se puede evitar si la iglesia, bajo la dirección de ancianos sabios y alertas, traza planes para diferentes campos de trabajo que se necesita hacer, y señala aproximadamente la cantidad de dinero que ha de ser gastado en cada campo de actividad, no haciendo nada "por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros" (Fil. 2:3,4). 3 "¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?" (Amós 3:3).
3.- LA BIBLIA ES NUESTRA GUÍA. Si hubiera unidad basada en cosa distinta a la Biblia, no sería la unidad del Espíritu. La unidad del Espíritu es aquella que viene por seguir la enseñanza del Espíritu. "Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado" (1 Juan 1:7).
4.- SE RECONOCE A JESÚS COMO CABEZA. La iglesia es comparable al cuerpo humano. "Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros" (Rom. 12:4,5). En un cuerpo humano sano hay unidad de acción, porque todos los miembros son dirigidos por la cabeza. Hay trabajo para cada miembro del cuerpo humano, como también para cada miembro del cuerpo de Cristo. Si algún miembro no responde a la cabeza, es que la conexión entre el miembro y la cabeza ha sido dañada. Así también en la iglesia, el cuerpo espiritual, sobre el cual Jesús es cabeza, y del cual somos miembros, hay unidad de acción cuando cada miembro es guiado por Jesús, la cabeza. "Y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia" (Col. 1:18).
5.- UNO SE NIEGA A SÍ MISMO. En nuestras relaciones sociales, si no nos negáramos ni tuviéramos respeto a las ideas, derechos y conveniencias de otros, habría dificultades constantes, llegaríamos a ser desagradables y nos ignorarían los demás. En nuestras relaciones con la iglesia, no nos olvidemos de que nuestra conducta sea sazonada con sal. "Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno, para edificación" (Rom. 15:2). "Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros" (Ef. 4:31,32)". "Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros" (Rom. 12:10). "No seáis sabios en vuestra propia opinión" (Rom. 12:16).
EL TRATO CON LOS QUE CAUSAN DIVISIÓN
1.- CÓMO DEBE LA IGLESIA DE TRATAR CON LOS QUE CAUSAN DIVISIÓN. "Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos. Porque tales personas no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus propios vientres, y con suaves palabras y lisonjas engañan los corazones de los ingenuos" (Rom. 16:17,18). La iglesia que atiende, anima, extiende comunión, a uno que divide iglesias contra la doctrina de Cristo, o le retiene en su comunión, no obedece un mandamiento positivo del Señor. Aunque él sea amigo de uno, no debe uno de sacrificar la paz y unidad de la iglesia en el altar de la amistad personal. Muy poca atención se presta al mandamiento del Señor en este particular. Se necesita concienciar en este detalle. Alguno puede dividir la iglesia de una localidad, y luego hallar plena comunión con la iglesia de otra localidad. A veces sucede que tal hombre, sin arrepentimiento o esfuerzo de subsanar la división que causó en una iglesia, es escogido por maestro y director en otra iglesia. Tal cosa no sucedería si aquella iglesia respetara lo que ha dicho el Señor. "Al hombre que cause divisiones, después de una y otra amonestación deséchalo, 11 sabiendo que el tal se ha pervertido, y peca y está condenado por su propio juicio" (Tit. 3:10,11). Un hombre faccioso es uno que causa disensión o división.
2.- LO QUE DIOS HARÁ CON LOS QUE CAUSAN DIVISIÓN. "Pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; tribulación y angustia" (Rom. 2:8,9)
LA SANTIDAD DE LA IGLESIA
1.- GANADA CON SANGRE. "La iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre" (Hechos 20:28). La iglesia no fue redimida con "oro o plata", sino con la preciosa sangre de Cristo (1 Ped. 1:18).
2.- CRISTO LA AMÓ. "Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha" (Ef. 5:25-27). Que nunca hable nadie a la ligera de la iglesia, ni la repruebe en forma alguna. Puede reprobarse el pecado de algún miembro de la iglesia, pero ¡nunca se repruebe a la iglesia! Nos parecen endurecidos de corazón y criminales los soldados por clavar el cuerpo físico del Señor y por abrirle un costado con una lanza; pero ese cuerpo no era tan apreciado para él como la iglesia, su cuerpo espiritual. ¡Cuán pecador es para Cristo el que, por medio de sus propias opiniones o sus ambiciones egoístas, divide la iglesia del Señor! La sentencia del tal ya se ha declarado. "¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es" (1 Cor. 3:16,17).
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Temas para investigación y discusión:
1. ¿Qué causó la división del reino de Israel?
2. Muéstrese cómo son uno Dios, el Hijo, y el Espíritu Santo.
3. La necesidad de que todos entiendan igualmente.
4. ¿De quién es el deber de predicar?
5. El propósito de Dios en convertir a los hombres.
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Preguntas:
1. ¿En qué difieren la unidad y la unión?
2. ¿Hay unión en la unidad?
3. ¿Por qué es cosa deseable la unidad?
4. ¿Cómo impide la división la obra de la iglesia?
5. ¿A dónde conduce la división?
6. ¿Cuáles son los frutos de la división?
7. ¿Qué dice el Señor respecto a las divisiones? Cítese.
8. ¿Qué efecto tiene en los miembros la división en las congregaciones?
9. ¿Cómo echa la división fuera a Cristo muchas veces? Cítese pasaje.
10. ¿Son siempre pecaminosas las divisiones?
11. ¿Qué dice Dios respecto a los que causan divisiones? Cítese.
12. Cítese el pasaje que clasifica a los que causan divisiones.
13. ¿Cuál fue la causa de la división en Corinto? Cítese.
14. ¿Qué muestra la división?
15. ¿Cómo causan muchas veces divisiones los asuntos personales?
16. ¿Cómo es que muchas veces causan divisiones ambiciones egoístas?
17. Cuéntese lo de Diótrefes.
18. ¿En qué manera echó de la iglesia Diótrefes? Dése la referencia.
19. ¿En qué se basa la fe? Cítese.
20. ¿Qué es andar por fe? Cítese.
21. Muéstrese que la fe es más que la mera aceptación de algún hecho.
22. ¿En qué manera manifestaron falta de fe en Dios Moisés y Aarón? Dése la referencia.
23. Contrástense la opinión y la fe.
24. ¿Por qué fue rechazado el sacrificio de Caín? Cítese.
25. ¿Puede la opinión ser base de unidad? Dése la razón.
26. ¿Por qué es pecado la adoración basada en la opinión?
27. En asuntos de opinión, ¿Qué curso de acción debe de ser seguido?
28. ¿Cómo llega la costumbre a ser una ley para muchos?
29. ¿Cómo debería de hacerse la colecta?
30. ¿Cómo futuros líderes causan a veces división?
31. ¿Cuál es el resultado de la inactividad?
32. ¿Quién es responsable por la inactividad?
33. ¿Hay trabajo para todo hermano? ¿Cuál es el de usted?
34. ¿Qué dijo David acerca de la unidad? Dé la cita.
35. ¿Qué dijo Pablo acerca de la unidad? Dé la cita.
36. Cítese lo dicho por Pedro acerca de la unidad.
37. Cítese la oración de Cristo por la unidad.
38. ¿Cuándo es posible la unidad?
39. Nómbrense algunos elementos necesarios para que haya unidad.
40. ¿Qué parte tiene un programa definido de la iglesia en la unidad?
41. ¿Cómo es la Biblia la base de la unidad?
42. Muéstrese la unidad del cuerpo físico.
43. Cristo es la cabeza; muéstrese la unidad de los miembros de la iglesia-su cuerpo.
44. ¿Cómo nos portamos en la sociedad tocante a los derechos de otros?
45. ¿Cómo debemos de tratar con los que causan divisiones? (Rom. 16:17,18)
46. ¿Cómo deben las distintas congregaciones tratar a un hombre faccioso?
47. ¿Cómo tratará Dios a los facciosos?
48. Cítese Hechos 20:28.
49. Cítese Efesios 5:25-27.
50. Cítese 1 Pedro 1:18.
51. ¿Por qué no se debe reprobar a la iglesia?
52. Muéstrese cómo Cristo amó a la iglesia.
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Todo lector de la Biblia reconoce que Dios tiene una iglesia en el mundo, y todos concuerdan en que el hombre salvo es parte de la gran familia de Dios y miembro de lo que algunos gustan llamar la iglesia universal. Sin embargo, en tiempos neotestamentarios la congregación local era la unidad de acción. Cada congregación era organización separada y distinta (Hechos 14:23). No había ningún sistema eclesiástico por el cual trabajaran las iglesias. Ellas creían en el Señor y tenían las mismas miras y propósitos, pero no tenía una jurisdicción sobre la otra, ni erigieron sobre sí mismas sistemas eclesiásticos. El Señor Jesús era la cabeza sobre la iglesia (Ef. 1:22), y ella se inclinaba ante él (Fil. 2:9-11; Ef. 3:14).
LA MISIÓN DE LA IGLESIA LOCAL. La intención de Dios era que la iglesia fuera una agencia activa para llevar a cabo sus propósitos en el mundo. Parece que toda actividad de la iglesia se puede incluir bajo tres encabezados: convertir a pecadores, edificarse a sí misma, y socorrer a los necesitados.
A. CONVERTIR A PECADORES. En discutir este aspecto de la actividad de la iglesia, no es necesario hacer la distinción común entre labores locales y extranjeras. Según el Señor, "el campo es el mundo" (Mateo 13:38).
EL ORDEN NATURAL. Hay orden natural. Un cristiano se interesa primero en su familia, luego en sus prójimos, y después en los de lejos, "hasta lo último de la tierra" (Hechos 1:8). En este caso el orden natural es escriturístico. Es el deber de cada cristiano, y es su privilegio, de enseñar a la gente y convertir a pecadores. Quiere Dios que todo hijo suyo estudie para que dentro de un período razonable de tiempo pueda enseñar a otros. "Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios" (Heb. 5:12). Pero la magnitud de la obra demanda que toda la iglesia se esfuerce juntamente.
LA IGLESIA DE JERUSALÉN. Cuando fue esparcida la iglesia de Jerusalén (Hechos 8), cada uno hizo lo que pudo según sus propios recursos, bajo la providencia de Dios, para predicar el evangelio y establecer iglesias. Parece que algunos muy pronto regresaron a Jerusalén u otros fueron convertidos, porque en seguida leemos otra vez de la iglesia en Jerusalén (Hechos 9:26-31). Esta iglesia envió a Bernabé en misión especial a Antioquía (Hechos 11:22- 24). Siendo cristianos, por supuesto, no requerían que él llevará los gastos contingentes a la obra a la cual le enviaron.
LA IGLESIA DE ANTIOQUÍA. Dirigida por el Espíritu Santo, la iglesia en Antioquía envió a Pablo y a Bernabé a los campos de labor seleccionados por el Espíritu Santo (Hechos 13:13). Después de haber predicado en muchas ciudades regresaron a Antioquía, unieron la iglesia, y relataron su obra (Hechos 14:26,27). Estos predicadores fueron enviados por la iglesia y sus informes fueron rendidos a la iglesia. Cuando surgió una dificultad en la iglesia en Antio-quía, como resultado de maestros judaizantes, la iglesia envió a Pablo y a Bernabé a Jerusalén para tratar la cuestión, y la iglesia en Jerusalén dio su respuesta, bajo la dirección de los apóstoles, a la iglesia en Antioquía (Hechos 15:1-35).
EL SEGUNDO VIAJE MISIONERO DE PABLO (Hechos 15:36-41). Parece que Pablo y Bernabé hicieron este viaje de su propia iniciativa. Mientras que Pablo iba de viaje, la iglesia en Filipos le envió ayuda (Fil. 4:16). La iglesia en Filipos fue establecida por Pablo (Hechos 16), y tuvo comunión con él desde el primer día (Fil. 1:3-7), hasta cuando estuvo en prisión.
LA IGLESIA, UN CANDELERO. Las iglesias locales son llamadas candeleros (Apoc. 1:20). El candelero no tiene luz propia, sino que alza y sostiene lo que da luz. Ahora bien, es la palabra de Dios que da la luz. "La exposición de tus palabras alumbra" (Sal. 119:130). La iglesia como candelero es una figura impresionante. La iglesia, un cuerpo de seres humanos, no puede generar luz espiritual, pero sí puede ofrecer al mundo lo que alumbra, que es la palabra del Dios viviente. Por lo tanto, reconozcan las iglesias locales su impor-tancia como candeleros, y alcen la palabra, para que puedan ver los que se hallan en tinieblas.
SOSTENER AL PREDICADOR. En los días de los apóstoles muchas iglesias parecieron ignorar sus responsabilidades, pero la iglesia en Filipos se presenta como ejemplo resplandeciente de celo misionero y actividad. "En gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin habéis revivido vuestro cuidado de mí; de lo cual también estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad. No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Sin embargo, bien hicisteis en participar conmigo en mi tribulación. Y sabéis también vosotros, oh filipenses, que al principio de la predicación del evangelio, cuando partí de Macedonia, ninguna iglesia participó conmigo en razón de dar y recibir, sino vosotros solos; pues aun a Tesalónica me enviasteis una y otra vez para mis necesidades. No es que busque dádivas, sino que busco fruto que abunde en vuestra cuenta. Pero todo lo he recibido, y tengo abundancia; estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo que enviasteis; olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios. Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús" (Fil. 4:10-19). Al alabarlos así, es claro que condena a aquellas iglesias que rehusaron tener comunión con él en la obra.
LA IGLESIA, COLUMNA Y BALUARTE DE LA VERDAD. "Para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad" (1 Tim. 3:15). La declaración de Pablo de que es la iglesia la columna y el baluarte de la verdad da énfasis al hecho de que la iglesia ha de alzar y sostener la verdad. Una iglesia sostiene la verdad al enseñarla y sostener a los que la predican.
LA SUFICIENCIA DE LA IGLESIA. Las consideraciones arriba presen-tadas afirman que la iglesia es suficiente para predicar el evangelio a todo el mundo. De hecho, mientras que las actividades de la iglesia estaban bajo la dirección de hombres inspirados, la iglesia era el único cuerpo por el cual se hacía obra misionera. No fue organizada ninguna sociedad misionera. No hay vestigio de ninguna clase de sistema eclesiástico en el Nuevo Testamento, ni de ninguna organización de iglesias para propósitos misioneros o cualesquiera otros propósitos. Si uno reclama que la iglesia como institución misionera no es suficiente para hacer la obra necesaria de predicar el evangelio, con ello critica la sabiduría de Dios.
LA LIBERTAD CRISTIANA. Se reclama que oponerse a la organización de sociedades es atentar en contra de las libertades que tenemos en Cristo. Las iglesias primitivas no tenían sociedades; ¿no tenían libertades en Cristo? En aquel entonces los hombres inspirados no organizaron sociedades. Sus acciones, pues, son prueba de que si vivieran hoy, no organizarían ninguna de ellas. Los defensores de las sociedades hablan mucho de ser "progresistas". ¿Creen ellos seriamente que el Espíritu Santo ha avanzado suficientemente en sabiduría que, si inspirara a hombres ahora, los dirigiera a organizar y a patrocinar sociedades? ¿Creen ellos que el Espíritu Santo, por medio de la luz brillante de esta época progresista, ya se ha adelantado suficiente en sabiduría para poder ver la ventaja de tales organizaciones, y para ver que sus planes antiguos, o falta de planes, fueron el resultado de ideas anticuadas que entretenía en tiempos primitivos? Tales pensamientos se acercan mucho a la blasfemia; sin embargo, en vista del hecho de que no había sociedades en aquel entonces y del hecho adicional de que los que las organizan ahora creen que son aprobados por el Espíritu Santo, ¿en qué otra manera se justifican a sí mismos?
LOS FERROCARRILES. Cuando ellos se enfrentan al argumento de que los apóstoles no organizaron sociedades, los defensores de la sociedad responden: "Tampoco caminaron en trenes, automóviles, ni barcos de vapor". ¡Seguro qué no! pero sí se aprovechaban de todos los medios de transportación disponibles. Esto constituye un precedente para nosotros. El organizar sociedades no tiene nada qué ver con métodos de viajar. La organización que envía a un misionero y los medios de transporte que él seleccione son dos cosas distintas. No hay controversia sobre la cuestión de medios de transporte. La sociedad envía a un misionero, y la iglesia a uno. Los dos pueden irse en el mismo vehículo al mismo campo; pero es claro el hecho de que uno fue enviado por la iglesia y el otro por una sociedad humana-uno enviado por una institución divina según ejemplo apostólico, y el otro por una institución de origen humano según la sabiduría humana. En esto consiste la diferencia.
"LA SOCIEDAD ES SOLAMENTE UN MEDIO". Se argumenta que la sociedad es solamente un medio de hacer la obra. Pero la sociedad no es medio en ningún sentido, sino institución. Una institución organizada para hacer cierta obra y el método por el cual la hace, son dos cosas distintas. Además, los mismos métodos usados por la sociedad pueden ser usados por la iglesia. ¿Es necesario que la iglesia dependa de individuos deseosos de ir para que haya misioneros? Así también es con la sociedad. Para reunir dinero, ¿es necesario que la iglesia dependa de ofrendas voluntarias? También depende de ellas la sociedad. Los misioneros de ambas instituciones tienen acceso a los mismos medios de transporte, y generalmente los usan, para irse al campo de labor. Los misioneros de ambos la sociedad y la iglesia tienen acceso al mismo medio de enseñanza-es decir, la palabra hablada y la página impresa. Las dos instituciones tienen acceso al mismo medio de transmitir los fondos. Los métodos son iguales; las instituciones son diferentes-la una humana, la otra divina.
LOS MALES DE LA SOCIEDAD. Aparte del hecho de que las sociedades no son bíblicas, y tal vez por causa de ese hecho, una grande serie de males ha salido de ellas. En la organización de estas sociedades hubo apostasía de la simplicidad de la enseñanza neotestamentaria, y cuando la gente apostata de la ley en un punto, es cuestión de tiempo hasta que ignore la ley en otros puntos. Una apostasía gradual del Nuevo Testamento siempre se manifiesta en los que defien-den las sociedades. Es verdad que algunos han levantado su voz en contra de los más radicales, pero han tenido poco éxito en detener el progreso de la apostasía. El espíritu de apostasía de la ley resulta al final en completa oposición a la ley.
"Jamás ladrón golpeado con cachiporra,
ante la ley, agradecido, se quitó la gorra".
Muchos defensores de las sociedades han llegado al punto de negar la divinidad de Cristo y la inspiración de las Escrituras. Conscientes de que la palabra de Dios se opuso a su propósito, nació en sus corazones una actitud de oposición a la ley. La Sociedad Misionera Cristiana Unida ha enviado a los campos de labores a hombres que se sabe que favorecen la recepción en la comunión de la iglesia a los que no han sido bautizados. El Sr. R. E. Elmore, en tiempos pasados miembro del Comité Ejecutivo de la Sociedad Misionera Cristiana Extranjera, la que ahora es la Sociedad Misionera Cristiana Unida, hace las siguientes acusaciones, basadas en el informe presentado por John T. Brown, miembro del Comité Ejecutivo de la Sociedad Misionera Cristiana Unida. El Sr. Brown hizo una investigación personal en los campos extranjeros.
LOS CARGOS
"1. Algunos misioneros empleados por la sociedad han favorecido la práctica de membresía abierta en los campos, y todavía aprueban esta práctica.
"2. Algunos misioneros de la sociedad han practicado la membresía abierta en los campos, y probablemente la practican todavía.
"3. Algunos misioneros de la Sociedad Unida están dispuestos a practicar el rociamiento por el bautismo cristiano.
"4. Un misionero, cuando menos, de la sociedad rociaría a infantes.
"5. Algunos misioneros de la sociedad practican la invención de hombres conocida como la dedicación de infantes.
"6. Algunos misioneros de la sociedad tienen a las iglesias votando en cuanto a candidatos para la salvación.
"7. Algunos misioneros de la sociedad tienen a miembros no sumergidos elegidos para oficios de juntas de la iglesia, sirviendo como ancianos y diáconos.
"8. Algunos misioneros de la sociedad practican la 'probación'-es decir, que impiden a algunos indígenas que obedezcan al evangelio, y los privan de llegar a ser miembros de la iglesia, algunos candidatos quedándose en la lista de espera hasta un año o más.
"9. Algunos misioneros de la sociedad emplean a evangelistas y ministros indígenas que no han sido sumergidos.
"10. Algunos misioneros de la sociedad favorecen la sujeción de las iglesias locales a un supergobierno, una asociación distinta que 'determina la dirección de la iglesia de su distrito tocante a la recepción de miembros, la ordenación de ministros, y la superintendencia general.'
"11. Algunos misioneros de la sociedad, enseñando en las escuelas interdenominacionales, son racionalistas, concerniente a uno de los cuales dice el Dr. Allen Hutcheson: 'El hizo todo lo bíblico a un lado, desde Dios hasta el nacimiento virginal' (de Jesús).
"12. Algunos misioneros de la sociedad han usado de fraude y por lo tanto no son dignos de la confianza de la iglesia en general". Christian Standard, 30 de dic., de 1922, pág. 22.
Escribiendo en el periódico Christian Standard, 27 de enero de 1923, dice el Sr. Z. T. Sweeney: "No hay dónde detenerse en el camino de la apostasía. Cuando uno comienza a negar la fe, generalmente termina negándola completamente".
Estas cosas son sabidas por la Junta de Directores de la Sociedad Misionera Cristiana Unida, sin embargo continúan sosteniendo a estos misioneros en los campos y piden a las iglesias que los ayuden. La sociedad no es sierva de la iglesia, sino que las iglesias han llegado a ser siervas de la sociedad. Los directores de esta sociedad se hallan entre los principales de la iglesia que gusta darse el nombre de "La Iglesia Cristiana Progresista".
Ningún hombre puede favorecer ni sostener esta sociedad sin hacerse responsable por todos los males que resultan de sus partidas de la verdad (Apoc. 2:18,19).
LAS SOCIEDADES SON CAUSA DE DIVISIÓN. Muchas iglesias han sido divididas sobre esto de las sociedades. Aun entre sus defensores hay ahora grande división sobre el plan de acción de los que tienen el control. Por eso tenemos ahora una causa de división que no existía en los días de los apóstoles. Los que introdujeron las sociedades y los que las favorecen y sostienen son responsables por esta nueva causa de división. Sus defensores no están "solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz" (Ef. 4:3), pero están solícitos a propagar las pretensiones de la sociedad, aun hasta el punto de romper la paz entre las iglesias. Ellos ignoran y pisotean el ruego moribundo del Señor de "que todos sean uno" (Juan 17:21).
LA SOCIEDAD LE ROBA A DIOS. La sociedad no es la iglesia. Es una institución organizada por el hombre para hacer la obra entregada a la iglesia. Tiene su constitución y estatutos hechos por el hombre. El hecho de que los miembros de la sociedad son miembros de la iglesia no hace que la sociedad sea la iglesia, ni parte alguna de la iglesia. Una turba puede castigar a un criminal; pero la turba no son los gallardos autorizados por la ley, aunque toda persona de la turba sea ciudadano de los Estados Unidos, y el hecho de que la turba haga la obra que los tribunales están organizados para ejecutar, no hace que sean legales sus acciones. La sociedad es una institución organizada por el hombre para hacer la obra entregada a la iglesia, y tales instituciones son organizaciones ilegítimas. La gloria que es reflejada en alguien como resultado de las operaciones de la sociedad, es reflejada en sus organizadores y sostenedores. Todo hombre es glorificado por la exitosa operación de sus proyectos o invenciones. Dios es glorificado en su propia institución. "A él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos" (Ef. 3:21).
B. LA BENEVOLENCIA. En la historia temprana de la iglesia en Jerusalén, los que tenían suficiencia daban liberalmente para ayudar a los necesitados. (Este tema es discutido en Sana Doctrina, Tomo II, pp. 99-101). Al principio los apóstoles tenían la responsabilidad de distribuir estos fondos, pero más tarde esta obra fue encomendada a otros (Hech. 4:36,37; 5:1,2; 6:1-6). Cuando los hermanos de Antioquía enviaron subsidio a los hermanos que habitaban en Judea, lo enviaron a los ancianos por mano de Bernabé y de Saulo (Hech. 11:27-30). Las iglesias, como iglesias, hicieron colectas para los pobres (1 Cor. 16:1,2; 2 Cor. 8). Estos medios fueron enviadas a Jerusalén por mensajeros seleccionados por las iglesias (2 Cor. 8:18,23). Cada iglesia seleccionó su propio mensajero, o mensajeros (1 Cor. 16:3,4).
LA RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL. El individuo cristiano está obligado a aliviar el sufrimiento según tenga oportunidad. "Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe" (Gál. 6:10).
TENER CUIDADO DE LOS SUYOS (1 TIM. 5:1-6). Pablo escribe sobre el cuidado de las viudas ancianas. Para poder recibir el socorro continuo de la iglesia, es necesario que la viuda llene ciertos requisitos (vv. 5-10). Pablo encarga en particular que los que tienen viudas de entre sus familiares cercanos deben sostenerlas, para que la iglesia pueda dedicar toda su benevolencia a los que dependan de ella totalmente (v. 16). El versículo 8 dice: "Porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo". Este pasaje que muchas veces es interpretado mal para que se aplique al deber de uno de tener cuidado de su esposa e hijos, sencillamente propone el deber de todo cris-tiano de tener cuidado de las viudas necesitadas de entre sus familiares cercanos, y especialmente de las de su propia casa. Las viudas de su propia casa pueden ser su madre o su abuela. Se da por sentado que cualquier hombre tendrá cuidado de su propia esposa e hijos, pero tal vez no sentiría la misma responsabilidad concerniente a las viudas necesitadas de entre sus familiares cercanos. Si uno tiene una madre, o hermana, o cuñada, que es viuda sin nadie que la cuide, él está obligado a ayudarle, para que la iglesia, librada de ese cargo, pueda encargarse de las que no tienen quién les ayude. Si no lo hace, niega la fe y es peor que un incrédulo. Además, debe de estar avergonzado el hombre robusto que permite que la iglesia tenga cuidado de cualquiera de sus familiares cercanos. Los que no tienen cuidado de sus viudas deben de ser considerados por la iglesia como incrédulos. La viuda que en verdad es viuda y que ha de ser sostenida constantemente por la iglesia, aparte de otras características, tiene que hallarse completamente desamparada. En cuanto al asunto completo de ayudar a la gente, hay esto: no importan las circunstancias de la vida de uno, puede hallarse por un tiempo necesitado de ayuda, y es el deber de toda la iglesia ayudarle. El hombre que cayó en manos de ladrones, pudo haber sido rico, sin embargo se halló necesitado de ayuda por un tiempo (Lucas 10:30- 37).
C. LA EDIFICACIÓN. Edificar es levantar un edificio. La edificación, como se aplica al cristiano, se refiere al levantamiento de su carácter. Fueron dados hombres inspirados "a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo" (Ef. 4:11-16). "Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis" (1 Tes. 5:11). La iglesia de Corinto fue ricamente dotada de dones espirituales, y cuando ella se congregaba algunos parecían querer hacer ostentación de sus poderes. Esto causaba una confusión que Pablo trató de corregir. "Así también vosotros; pues que anheláis dones espirituales, procurad abundar en ellos para edificación de la iglesia" (1 Cor. 14:12). "Hágase todo para edificación" (v. 26). Es, pues, el deber de toda la iglesia buscar edificarse en sus servicios públicos y en toda ocasión según haya oportunidad.
¿CÓMO SE EDIFICA LA IGLESIA?
1. POR MEDIO DE ASOCIACIÓN. Uno se edifica mucho cuando anda en compañía de gente de corazón afectuoso y del mismo parecer, y prosiguiendo al mismo blanco.
2. POR MEDIO DE ENSEÑANZA. Los ancianos deben de tomar la dirección de la enseñanza como de toda otra actividad de la congregación. No obstante, no deben ellos de hacer toda la obra de enseñar como tampoco deben hacer toda la demás obra. De hecho, dice Pablo que los que poseen dones espirituales que los habilitan para enseñar pueden todos profetizar, o enseñar (1 Cor. 14:31). Esto nos justifica en concluir que toda persona que tiene palabra de provecho para la iglesia debe de tener el privilegio de decirla. Muchos ancianos no se esfuerzan en prepararse para enseñar. Nadie puede impartir la información ni el celo que él mismo no posee. Algunas cuantas consabidas palabras tocante a la Cena del Señor, repetidas vez tras vez en el transcurso de los años, no edifican a nadie. Es deber de los ancianos cuidar de que algunos se desarrollen hasta llegar a ser maestros. Que nombren a alguno para que hable el próximo domingo; que tenga tiempo para preparar algo.
3. POR MEDIO DE HACER LA OBRA. Los que dirigen deben de tener a todo miembro ocupado en alguna clase de obra. Muchos cristianos se enfrían y perecen por causa de falta de ejercicio.
COOPERACIÓN ENTRE IGLESIAS
En los tiempos neotestamentarios las iglesias cooperaban por medio de mensajeros. Un mensajero es sencillamente uno que lleva un mensaje. No tiene autoridad delegada a él para ejecutar cosas por los que le envían, excepto la de entregar el mensaje confiado a él. Cuando entrega el mensaje y vuelve con la respuesta, si la hay, su obra de mensajero termina. Podría ser mensajero fiel aún sin saber la naturaleza del mensaje. Como mensajero no tiene derecho alguno de hacer planes, ni tratar con otro respecto a planes, ni en manera alguna comprometer a los que le envían. Un delegado es uno que es autorizado por el cuerpo que le envía a tratar en conjunción con los otros delegados en formular planes de acción que obliguen a todos los cuerpos representados. El cuerpo de delegados viene a ser cuerpo legislativo, toda iglesia representada en aquel cuerpo es obligada a cumplir con toda decisión adoptada. La iglesia del Nuevo Testamento nunca tuvo ningunos delegados-se enviaban mensajeros. El empleo que ellos hicieron de mensajeros se ilustra en la cooperación de las iglesias en ayudar a la iglesia de Jerusalén (2 Cor. 8:16-24; 9:2-5; 1 Cor. 16:3,4).
En tiempos neotestamentarios la ayuda mandada fue directa entre la iglesia y los ayudados. La iglesia en Antioquía mandó dinero directamente a la iglesia de Jerusalén [Nota del traductor Bill H. Reeves: El texto dice: "determinaron enviar socorro a los hermanos que habitaban EN JUDEA", ¡no en Jerusalén!] (Hech. 11:29,30). Más tarde, todas las iglesias que hicieron colectas para enviar a la iglesia en Jerusalén enviaron mensajeros para llevar las colectas directamente a los hermanos en Jerusalén (1 Cor. 16:3,4). La iglesia de Filipos envió ayuda directamente a Pablo, estando él en campo de labor (Fil. 1:3--7). Epafrodito fue el mensajero de ellos (Fil. 2:25).
* * *
Temas para investigación y discusión:
1. Una iglesia modelo.
2. La relación entre la iglesia y Cristo.
3. La iglesia en Corinto.
4. La iglesia en Efeso.
5. Cosas pequeñas (Ezeq. 16:47; 1 Reyes 16:31).
* * *
Preguntas:
1. ¿Qué son los sistemas eclesiásticos?
2. ¿Quién es la cabeza de la iglesia? Cítese pasaje.
3. ¿Cuál es la misión de la iglesia?
4. ¿Qué es el campo?
5. ¿Cuál es el orden natural respecto a lo de uno?
6. ¿Cuál fue el orden de los apóstoles en su obra evangelística?
7. ¿Qué causó la dispersión de la iglesia que estaba en Jerusalén? ¿Cuándo fue? Cítese.
8. ¿A quién envió esta iglesia? Cítese.
9. ¿En qué misión le envió? Cítese.
10. ¿A quiénes envió la iglesia de Antioquía? Cítese.
11. ¿A quiénes dieron un informe de su obra cuando volvieron? Cítese.
12. ¿Qué cosa causó la dificultad en la iglesia de Antioquía? Cítese pasaje.
13. ¿A quiénes envió a Jerusalén? Cítese pasaje.
14. ¿A quiénes fue mandada la respuesta de la iglesia de Jerusalén? Cítese pasaje.
15. ¿Quién estableció la iglesia en Filipos?
16. ¿En qué parte se narra el establecimiento de esta iglesia?
17. ¿Tenía esta iglesia comunión con Pablo? Dése el pasaje.
18. ¿Por qué se le llama "candelero" a una iglesia? 19. ¿En qué pasaje se llama así a una iglesia?
20. ¿En qué sentido es la iglesia la columna y el baluarte de la verdad? Dése el pasaje.
21. ¿Cuántas veces envió ayuda a Pablo la iglesia de Filipos?
22. ¿Qué está haciendo la iglesia de la cual es usted miembro para ser columna y baluarte de la verdad?
23. ¿Cuál fue la unidad de acción de las iglesias primitivas?
24. ¿Es la iglesia una institución misionera suficiente?
25. ¿Qué le parece a usted que organicen los hombres sociedades que hagan la obra de la iglesia? 26. ¿Podemos progresar más allá de la sabiduría del Espíritu Santo?
27. ¿Por qué organizan los hombres sociedades misioneras?
28. ¿Es la sociedad misionera un método de hacer obra misionera?
29. Los apóstoles no viajaron en tren. ¿Por qué se nos permite a nosotros?
30. ¿Qué es un método?
31. ¿Cuál es la diferencia entre la iglesia y las sociedades misioneras?
32. ¿En qué sentido se apartan del mandato apostólico los que organizan sociedades?
33. ¿En qué resulta una partida de la verdad?
34. ¿Cuáles acusaciones se lanzan contra los misioneros de la Sociedad Misionera Cristiana Unida?
35. ¿Quiénes las lanzan?
36. ¿Es la sociedad sierva de la iglesia?
37. ¿Es lícito dar apoyo a las sociedades?
38. ¿En qué sentido han dividido a las iglesias las sociedades?
39. ¿Cree usted que la iglesia está incapacitada para hacer la obra necesaria?
40. ¿Es la sociedad parte de la iglesia?
41. ¿Es la sociedad organización bíblica?
42. ¿Quién recibe la gloria por la obra hecha por la sociedad?
43. ¿A quién debemos de dar la gloria? ¿En Dónde? Cítese pasaje.
44. Relátese la benevolencia de la iglesia de Jerusalén.
45. ¿Qué es un mensajero?
46. ¿Qué es un delegado?
47. ¿Qué clase de viudas debe de sostener la iglesia?
48. ¿Quiénes son los de su casa?
49. ¿Qué se debe hacer con el que no tiene cuidado de los suyos?
50. Relátese lo del "buen samaritano". ¿En qué parte se narra?
51. ¿Qué significa "edificar"?
52. ¿Quiénes deben de edificar? ¿Cómo podemos edificar? ¿Procura usted con diligencia edificar?
53. ¿Deben de trabajar todos? ¿Qué está haciendo usted?
54. ¿Cuál es el deber del mensajero?
55. Dése ejemplo neotestamentario de mensajeros de la iglesia.
56. ¿Quién fue el mensajero de la iglesia de Filipos para Pablo? Dése el pasaje.
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