CAPÍTULO SIETE
LA REUNIÓN EN EL DÍA DEL SEÑOR
Las iglesias pueden tener tantas reuniones como quieran, pero respecto a la reunión en día del Señor no tienen opción--el Señor manda que la iglesia se congregue en este día para adoración.
LOS PREPARATIVOS PARA LA REUNIÓN. Toda reunión pública resulta mejor si se hacen de antemano los debidos preparativos. El servicio en el día del Señor puede ser mejorado en varios sentidos, si las iglesias prestan más atención a la preparación. Los que dirigen los servicios deben hacer algunos preparativos especiales.
CASAS CÓMODAS. Toda iglesia debe de tener una casa cómoda en que congregarse, si le es posible; y comúnmente lo es si así lo quiere. ¿Por qué no tener un lugar atractivo en que adorar al Señor? El edificio debe de tener calefacción para tiempo de frío, y estar debidamente ventilado a la hora de servicio.
CANTIDAD SUFICIENTE DE BIBLIAS. "Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino" (Sal. 119:105). Respecto a biblias, algunas iglesias no están bien alumbradas. Que haya una cantidad suficiente de biblias en el edificio; que estén distribuidas de tal manera que los presentes tengan acceso a ellas. Toda congregación debe de tener una buena concordancia, un diccionario bíblico, y mapas de tierras bíblicas, para ser usados en sus estudios.
HIMNARIOS. Debe de haber una suficiente cantidad de himnarios. Téngase cuidado de seleccionar himnarios de valor intrínseco. La costumbre de algunas congregaciones de cambiar de himnarios cada año se debe al hecho de que no compran los de cualidades permanentes. Aprenden solamente unos cuantos cantos en el himnario, y pronto quieren cambiar de himnario.
EL OBJETO DE LA REUNIÓN
LLENA ALGUNAS DE NUESTRAS NECESIDADES. El servicio en el día del Señor llena algunas de nuestras necesidades espirituales, o de otra manera el Señor no lo hubiera mandado.
ADORAR A DIOS. Con esto no queremos decir que uno no puede adorar a Dios en otro tiempo, no obstante hay algunos actos de adoración que solamente se pueden llevar a cabo en este servicio.
¿CUÁNDO SE LOGRA EL OBJETO? El objeto de este servicio no se ha logrado cuando uno sencillamente acaba de tomar la Cena del Señor, y nadie crea que por haber participado en esta una parte del ser-vicio, ha realizado plenamente el objeto del servicio. "Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones" (Hechos 2:42).
LA ADORACIÓN
SIGNIFICADO. La palabra griega usada más frecuentemente para expresar la idea de adoración, es "proskuneo". Otra palabra a veces traducida "adoración" (Fil. 3:3-Versión Moderna; Heb. 9:9, culto, Versión Moderna; 10:2, culto, Versión Moderna y Valera), es "latruo". Más frecuentemente se traduce esta palabra "servir". Hay otras cuantas palabras griegas de vez en cuando se traducen "adoración". Una investigación cuidadosa de todas las palabras griegas traducidas "adoración" nos conduce a esta conclusión: es decir, que adorar a Dios aceptablemente significa rendirle obediencia sincera y reverente. Nos es imposible hacer esa distinción microscópica entre "adoración" y "servicio" que algunos pretenden ver. La distinción entre "adoración" y "servicio" que algunos piensan poder hacer ha dejado que algunos participen en algunas cosas no autorizadas en lo que ellos llaman "servicio", cosas que no practicarían en la hora de "adoración".
ADORACIÓN VANA. "Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres" (Mat. 15:9). Es vana porque no beneficia al que adora, ni tributa honor a Jehová (véase Mar. 7:6,7). Hacer cosas en ceremonia religiosa, cosas que no ha mandado Dios, es adoración, pero es adoración vana. No le corresponde al hombre planear su propia adoración, ni tampoco puede idear un sistema de adoración que agrade a Jehová. Determine si su adoración es aceptable, o si es vana, midiendo sus actos con la palabra de Dios.
LA ADORACIÓN VERDADERA. "Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren" (Juan 4:24). La adoración verdadera es la única que es digna de nuestro tiempo y atención, porque es la única que agrada a Dios. La adoración verdadera es adorarle al Padre en espíritu y en verdad. Adorar "en espíritu" es involucrar nuestro espíritu-con sinceridad, no con formalidad e indiferencia. El hombre siempre se ha inclinado a caer en vanas formalidades, y a Dios le ha desagradado siempre tal adoración. "Pero le lisonjeaban con su boca, Y con su lengua le mentían; Pues sus corazones no eran rectos con él, Ni estuvieron firmes en su pacto" (Sal. 78:36,37; véase Mat. 15:7,8). Adorar "en verdad" es ser guiado por la verdad. "Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado" (Isaías 29:13). Su temor, o culto, era reglamentado por la enseñanza de hombres. "Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace" (Sant. 1:25; véase Ezeq. 22:26; 33:30,32; Mat. 15:8,9; Col. 2:20-23; Mar. 7:13).
ENSEÑANZA Y AMONESTACIÓN
UNA PARTE ESENCIAL. Toda adoración verdadera se basa en la enseñanza idónea. "Conozco, oh Jehová, que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos" (Jer. 10:23). "Enséñame, oh Jehová, tu camino; caminaré yo en tu verdad" (Sal. 86:11). "Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios" (Sal. 143:10). "Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento" (Oseas 4:6). "Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres" (Juan 8:32). La igle-sia primitiva "perseveraba en la doctrina de los apóstoles" (Hechos 2:42)-es decir, que perseveraban siendo alumnos atentos de los apóstoles. Según la Gran Comisión, después de que la gente había sido enseñada y bautizada, continuaba siendo enseñada (Mat. 28:19,20). La ejecución debida de esta obligación requiere que toda iglesia haga un esfuerzo sistemático de desarrollar a cada miembro al punto más alto de eficiencia en enseñar la palabra, no solamente a los miembros, sino también a los que no conocen al Señor.
LA OBLIGACIÓN ES PARA TODOS. Parece que algunos piensan que el estudiar la Biblia es privilegio más bien que deber; la verdad es que es ambas cosas. Todo hijo de Dios debiera considerarlo gran privilegio y bendición, como también deber solemne, el aprender más de sí mismo, de Dios, y del camino de la vida. En la Gran Invitación dijo Jesús, "Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí" (Mat. 11:29). Se nos manda que, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadamos conocimiento (2 Ped. 1:5). Dios espera que todos sus hijos dentro de un tiempo razonable lleguen al grado de conocimiento que les capacite para enseñar a otros. "Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido" (Heb. 5:12). En la tentación de nuestro Salvador, confió él de la palabra de Dios como su arma de defensa (Mat. 4). "Escrito está" fue la terminación de cada tentación. Toda persona debería de familiarizarse tanto con las Escrituras que pudiera traer a la memoria una cita apropiada para toda tentación.
Tome parte cada uno en el estudio bíblico de día del Señor, o como maestro o como alumno. Será de ayuda para usted y de ánimo para la obra. Sea usted un ayudante, y verá cuánto le ayuda a usted. En la obra de enseñar, recuerde que está trabajando juntamente con Dios: "Así, pues, nosotros, como colaboradores suyos, os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios" (2 Cor. 6:1).
¿QUÉ ENSEÑAR. La palabra de Dios, por ser la fuente de toda luz espiritual, debe de ser el único asunto enseñado en la reunión del día de Señor. Debemos de hablar conforme a los oráculos de Dios (1 Ped. 4:11). Nadie debe de intentar forzar su opinión sobre el estudio. Es cierto que toda ayuda disponible puede ser consultada para llegar al verdadero significado de alguna parte de la palabra de Dios, pero debe las personas en la clase deben tener presente el hecho de que está tratando de aprender la Biblia, y que está usando ayudas solamente como medios de llegar al verdadero significado del texto.
CÓMO ENSEÑAR. Dios no nos ha atado a ningún método enseñanza en particular. Se puede usar la página impresa o comentarios orales. Deben de procurar los maestros hacer la lección interesante e instructiva. El interés merma cuando el estudio se atrasa. Que el maestro esté bien preparado. Es interesante la discusión de puntos, pero la discusión interminable mata el interés. Cuando cada uno haya opinado sobre dado punto, sigan adelante, aunque no han llegado a un acuerdo. Dé la admonición a cada uno a llevar los puntos expresados a casa y allí meditar en ellos. Puede morir el interés por la excesiva discusión de puntos en que, quizás, sólo dos o tres se interesan. "Pero desecha las cuestiones necias e insensatas, sabiendo que engendran contiendas" (2 Tim. 2:23).
LA PREPARACIÓN DE LA LECCIÓN. El maestro debe de sentir su responsabilidad, y si en verdad es maestro, la sentirá. No toleraríamos por mucho tiempo en nuestras escuelas y universidades a un maestro que habitualmente se presentara ante su clase falto de preparación. La responsabilidad de usted como maestro de la palabra de Dios es mayor que la de él. Si no puede usted reconocer debidamente esta responsabilidad, no haga burla del sagrado oficio de maestro-entrégueselo a otro que tenga un sentido más vivo de responsabilidades. "Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad" (2 Tim. 2:15). Cada discípulo debe de sentir su responsabilidad. Nadie haga que la clase se alargue. Un alumno bien despierto es un estimulante maravilloso para los demás. "Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos,
Ni estuvo en camino de pecadores,
Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; Sino que en la ley de Jehová está su delicia,
Y en su ley medita de día y de noche" (Sal. 1:1,2). Escudriñad las Escrituras (Juan 5:39).
LA OFRENDA
En otra lección en este tomo discutimos esta lección en detalle.
LA OFRENDA. No se revela en la Escritura ningún método en particular con que se haga la colecta. Hay qué mantener buen orden a través de todo el servicio. Evítese la confusión. "pero hágase todo decentemente y con orden" (1 Cor. 14:40). Seguramente que una congregación de cualquier tamaño no va a empujar y codear para tratar de llegar a la mesa para dejar su ofrenda. Tal confusión es sin excusa puesto que una manera más tranquila es siempre más práctica. Además, algunos cristianos no gustan hacer notorias sus ofrendas en manera tan pública. Su sentido de buena crianza se rebela contra eso. Ninguna congregación anda, moviéndose en confusión, en tomar la Cena. Se reconoce la buena razón de tener la Cena servida a la congregación; así se haga respecto a la colecta.
EL CANTO
ENSEÑAR, AMONESTAR, HACER MELODÍA. "No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones" (Ef. 5:18,19). "La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales" (Col. 3:16). El canto podría muy bien ser clasificado bajo el encabezado de la enseñanza. Pero corresponde también a la oración y la ala-banza. Por lo tanto, lo discutimos como asunto distinto. Los requisitos puestos por Pablo para guiarnos en el canto nos obligan a considerar con cuidado la naturaleza de los himnos que cantemos. Evítense todas las canciones triviales y sin significado, compuestas de un revoltijo de rimas llamativas. Muchos de los himnos que cantamos no tienen nada recomendable, excepto quizás la melodía, y aún la melodía puede causar aversión al que en realidad tiene discernimiento musical. Muchos de nuestros himnos son escritos por hombres de poca sabiduría bíblica, ninguna instrucción literaria, ninguna devoción espiritual, y poca habilidad musical. No es buena una canción por ser vieja; ni es mala por ser nueva. Puesto que el arte de escribir canciones ha llegado a ser general, cada año ha producido una cantidad de canciones, y solamente las buenas han sobrevivido. Los buenos himnos antiguos que cantamos son la rebusca de entre incontables cientos escritos en años que pasaron. De vez en cuando un himno escrito en nuestro tiempo vivirá, pero la mayoría perece en un período breve, o cuando mucho en unos cuantos años. Piense usted en las canciones que cantaba hace unos años-¿Quién las canta ahora? Toda la iglesia les debe cantar himnos a sus niños, cuando menos algunos, que permanecerán con ellos en los años venideros. Tales himnos son una verdadera edificación espiritual. Un estudio cuidadoso de los pasajes dados al principio de este párrafo mostrará la naturaleza de los cantos que usted debe de cantar. Deben de ser bíblicos y devotos.
HIMNOS APROPIADOS. Contando con tan grande variedad de himnos, no es difícil seleccionar un himno apropiado para alguna ocasión o alguna parte de la adoración. El director de himnos que en un servicio de bautismo dirigió la canción "Trabaja con los remos, marinero, trabaja con los remos", mientras que estaba levantándose del agua el bautizado, causó más júbilo que devoción. Otro director dirigió el himno "¿Por qué no esta noche?" como invitación en el servicio de la mañana. Hay himnos espirituales apropiadas para toda ocasión apropiada.
LA INTERPRETACIÓN. Decid vuestras palabras clara y distintamente. A menos que la gente entienda a quienes cantan, ellos no obedecen el mandato de Pablo de enseñar y exhortar el uno al otro al cantar himnos. Esto es parte esencial que considerar. Producir música meramente, no es obedecer el mandato inspirado. No debe ninguna congregación olvidarse a tal grado del propósito del cantar que cante sin propósito. "Cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento" (1 Cor. 14:15). Esto quiere decir que el espíritu participa en el canto, y que cantan de tal manera que otros pueden entender. El contexto claramente indica esta explicación. Una nota musical, en cuanto a duración, no tiene valor absoluto; su valor es relativo. El compás, ya sea rápido o lento, debe de ser determinado por el sentimiento del himno y por la ocasión. Recuerden, no deben cantar para agradar a la gente.
EL DIRECTOR. Ciertamente el director debe de ser cristiano-uno que no es profundamente religioso nunca debe de dirigir ninguna parte del servicio. El director puede mejorar o arruinar esta parte del servicio. Un servicio religioso no debe ser ocasión para que el director exhiba su destreza ni para que luzca el alcance de su voz. Él es quien dirige en esta parte del culto que puede hacerse con mucha devoción y edificación. Debería él de hacer una selección cuidadosa de himnos apropiados, y luego guiar a la congregación de tal manera que resulte en los resultados deseados. No haga comentarios a la ligera ni se haga el gracioso entre himnos. Comúnmente, mientras menos se diga, mejor, a menos que sea alguna palabra bien planeada para hacer el canto más edificante. Cuando estamos congregados para culto, no es tiempo de solamente cantar notas.
LA CENA
LA MESA. Cuando la iglesia ya tenga lugar permanente en qué congregarse, una mesa apropiada para el propósito debe de ser parte de los muebles.
LOS MANTELES Y UTENSILIOS. Los manteles buenos y de largura suficiente para la mesa no salen costosos. La creciente ciencia sanitaria crea una demanda de copitas individuales. Al desearlas una congregación, cómprese un buen juego-Uno que se pueda guardar higiénicamente. Si se tiene un juego así, o de otra clase, procúrese uno que convenga a esta parte del culto. Entonces guárdense limpios tanto los manteles como los utensilios.
LOS PREPARATIVOS PARA LA CENA. En toda congregación hay mujeres buenas que tienen interés en la adoración pura. Una de éstas debe de ser encargada de hacer el pan. La Cena fue instituida en conexión con la última pascua bajo la ley (Luc. 22:14-23). En esa fiesta no se usaba la levadura; por eso, fue usado pan sin levadura en la institución de la Cena del Señor. Pan sin levadura es sin polvos de hornear que lo levanten. Una buena harina, un poco de sal, leche pasteurizada o aceite vegetal, y agua deben de usarse. Evítese que el pan sea duro o quebradizo, pero al mismo tiempo que esté bien cocido al horno. No vemos lugar para controversia sobre el uso de jugo de uvas o vino de uva-los dos son el fruto de la vid (Luc. 22:l8).
EL ENCARGADO DE SERVIR LA MESA. ¿Está usted encargado de servir la mesa? Entonces no se encargue de esa fiesta sagrada despeinado ni desarreglado, como si no tuviera respeto para el servicio. Usted no debe parecer como si fuera invitado a tener parte pública en alguna otra clase de junta. Tampoco es el tomar la cena del Señor ocasión para controversia o reprensión. A menos que preceda un buen sermón apropiado, pueden ser útiles algunas palabras bien preparadas. Se debe de hablar levantando el volumen de la voz de modo que oiga bien toda la congregación.
ACCIÓN DE GRACIAS. La oración se compone de petición, alabanza, y acción de gracias. No obstante, el dar gracias no es orar, y el orar no es dar gracias. Dé gracias-no ore-deje el orar para la ocasión apropiada. Además, al dar gracias, hable de manera que todos oigan, para que todos digan "amén" (1 Cor. 14:16). Hay que pensar en lo que decimos. A menudo se oye decir: "Padre, te damos gracias por este fruto de la vid que representa tu sangre", como si fuera el Padre, y no el Hijo, quien hubiera vertido su sangre. Tal ignorancia o descuido, no tiene excusa.
¿QUIÉNES DEBEN DE PARTICIPAR? "Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí. Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí" (1 Cor. 11:23-25). Esto fue escrito a "la iglesia de Dios que está en Corinto" (1 Cor. 1:2). Es la mesa del Señor, (1 Cor. 10:21), y está en Su reino (Luc. 22:29,30). Ciertamente todo cristiano tiene derecho de participar de ella. Uno no debe comer o beber indignamente (1 Cor. 11:28,29; véase la lección sobre in Cena del Señor, Sana Doctrina, Tomo 1., pp. 168-183).
LA ORACIÓN
Hay algo que es oración congregacional-es decir, una oración ofrecida por un grupo de gente. "Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos" (Mateo 18:19). Esto enseña que un grupo de gente puede concordar de antemano en pedir cierta cosa.
EL DIRECTOR. No se espera que hable en voz alta toda la congregación. Uno es señalado para dirigir. El ha de guiar a la congregación, y debe de pedir las cosas que desee toda la congregación. La congregación debe de seguirlo, y dar sanción a su oración con decir en voz alta "amén" (1 Cor. 14:15,16). Esto requiere que el director hable en voz suficientemente alta para que todos oigan.
Las oraciones registradas en la Biblia son breves. Algunas oraciones de hoy no son bíblicas en cuanto a su largura.
Puntualidad
Anúnciese la hora de dar principio y pricípiese a la hora.
Una iglesia debería de mostrar en sus asuntos los elementos de empresa y puntualidad que son esenciales a cualquier vocación. "Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas" (Ecl. 9:10). "En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor" (Rom. 12:11).
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Temas para investigación y discusión:
1. Edificación.
2. Mi parte en el servicio del día del Señor
3. "Esperaos unos a otros"
4. La iglesia es una luz
5. Cosas pequeñas
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Preguntas:
1. ¿Cuántos servicios puede tener una iglesia?
2. ¿Cuál servicio es mandado específicamente por el Señor?
3. Diga de los preparativos para el servicio
4. Descríbase el templo de Salomón
5. ¿Cuáles ayudas debemos de tener en el estudio bíblico?
6. ¿Qué clase de himnario debemos de tener?
7. ¿Por qué cambian de himnario con frecuencia algunas congregaciones?
8. ¿Cuál es el objeto de del servicio del día del Señor?
9. ¿Cuándo se logra ese objeto?
10. ¿Qué es adoración?
11. ¿Se puede hacer distinción entre adoración y servicio?
12. ¿Qué es adoración vana? Cítese pasaje
13. ¿Por qué es vana?
14. ¿Cómo se determina que la adoración es aceptada por Jehová?
15. ¿Qué es adorar en espíritu y en verdad?
16. Nómbrense algunos elementos de la adoración.
17. ¿Por qué es necesaria la enseñanza? Dése referencia.
18. ¿A dónde conduce una falta de sabiduría? Cítese.
19. Dése un pasaje que nos exhorte a enseñar.
20. ¿Quiénes necesitan leche? Cítese el pasaje.
21. Nárrense las tentaciones de Jesús y su defensa.
22. ¿Qué debemos de enseñar? ¿por qué?
23. ¿Cuáles ayudas se pueden usar? ¿Por qué?
24. ¿Qué clase de preguntas deben de ser evitadas? ¿Por qué?
25. ¿Está preparado su maestro para enseñar?
26. ¿Cuál cree usted que es mejor método para hacer la colecta?
27. ¿Qué tenemos que hacer al cantar? Cítese pasaje.
28. ¿Debemos cantar alguna cosa que no enseñaríamos?
29. Nombre algunos himnos que le gustaría a usted cantar en la adoración.
30. ¿Le gustan los cantos (o himnos) que cantaba hace cinco años? ¿por qué?
31. Nómbrense algunos himnos no apropiados para el servicio del día del Señor.
32. Nómbrense algunos himnos no apropiados para la Cena del Señor, para el bautismo, para invitación.
33. ¿De qué manera deberíamos de cantar? Cítese 1 Cor. 14:15
34. ¿A quién debemos de buscar agradar cuando cantemos?
35. ¿Quién debe de dirigir el servicio de canto?
36. ¿Por qué no debemos cantar "notas" en la adoración?
37. ¿Tienen ustedes una mesa adecuada para la Cena del Señor?
38. ¿Son adecuados los manteles?
39. ¿Le parecen convenientes los utensilios en la mesa?
40. ¿Están siempre limpios?
41. ¿Qué clase de pan se usa?
42. ¿Cómo se prepara?
43. ¿Por qué es servicio sagrado?
44. ¿Se muestran preparados y pulcros los encargados de servir la mesa?
45. ¿Ora usted cuando se le pide dar gracias para la Cena del Señor?
46. ¿Quiénes deben de participar de la Cena?
47. ¿Dónde está la mesa? Cítese pasaje.
48. ¿Quiénes se hallan en el reino?
49. ¿Qué es comer o beber indignamente?
50. ¿Qué es oración congregacional?
51. Dése pasaje para la oración congregacional.
52. ¿Qué diremos de una oración que no es oída por todos?
53. ¿Qué diremos de las oraciones largas?
54. ¿Llegó usted a tiempo al servicio de esta mañana?
C APITULO OCHO
Al discutir el tema de la unidad en esta lección nos referimos solamente a la unidad que debe de existir dentro de las congregaciones locales donde a veces se hallan la división y la contienda. El propósito de esta lección es ayudar a corregir las divisiones que ya existen y a prevenir otras.
LA UNIDAD EN CONTRASTE CON LA UNIÓN. La unidad significa la cualidad de ser una sola cosa. Con tal que haya singularidad de fe y propósito, la congregación está unida con pegamento como una cosa. Por el contrario, un número de elementos incongruentes, o antagónicos, puede juntarse en combinación o en unión y hasta donde van las apariencias exteriores, puede tener aspecto de unidad, mientras que existen en ello todos los elementos de división y de contienda.
Los males de la división
1. LO DESAGRADABLE DE ELLA. Lo desagradable de la división es manifiesto al que ha sido miembro de congregación donde existen facciones. A veces el espíritu faccioso en la congregación se manifiesta en el hogar, aún entre esposos, como también en los asuntos sociales y de negocios de los miembros de la congregación.
2. IMPIDE EL PROGRESO. Una iglesia sumergida en división y contienda no puede esperar hacer mucho para convertir a sus vecinos. Tales condiciones logran tapar los oídos de la gente para que no oiga ningún ruego de la iglesia. Las acciones de uno son el comentario más fuerte sobre su concepto de la justicia que cualquier cosa que diga. Así es que una iglesia por medio de sus contiendas contribuye a la perdición de aquellos a quienes debería de salvar. En este sentido la división llega a ser un enemigo de Cristo porque le estorba en su obra de salvar a los hombres.
3. CONDUCE A TODA SUERTE DE PECADOS. "Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros" (Gál. 5:15). Consumirse los unos a los otros es destruir el carácter cristiano del otro por medio de disputas impías. "Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad; porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica, Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa. Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz" (Sant. 3:14-18). Este pasaje nos enseña que donde hay facción los que tienen envidias amargas y contenciones en sus corazones mentirán para sostener su propia opinión y para representar mal a la otra parte; además acudirán a toda obra perversa y son animales y diabólicos.
4. LAS CONSECUENCIAS RESPECTO A OTROS MIEMBROS. Los que no participan en la división siempre son perturbados en su relación para con la iglesia, se desaniman, y frecuentemente vienen a ser inactivos, y a veces se apartan totalmente de la iglesia. Así es que los que son responsables de la división destruyen al hermano por el cual Cristo murió.
5. ECHA FUERA A CRISTO. Si por causa del espíritu faccioso se echa fuera de la congregación a un miembro, así se echa fuera a Cristo (Mateo 25:40). Recuérdese, sin embargo, que puede surgir un espíritu faccioso por oposición a algo que Cristo manda que se haga.
LAS DIVISIONES ESTÁN PROHIBIDAS
DIOS ABORRECE AL QUE LAS CAUSA. "Seis cosas aborrece Jehová, Y aun siete abomina su alma: Los ojos altivos, la lengua mentirosa, Las manos derramadoras de sangre inocente, El corazón que maquina pensamientos inicuos, Los pies presurosos para correr al mal, El testigo falso que habla mentiras, Y el que siembra discordia entre hermanos" (Prov. 6:16-19). El Señor clasifica al que siembra discordia entre los hermanos entre las peores especies conocidas. Tal hombre causa disensión en la iglesia de Dios, y en muchos casos destruye almas de seres humanos. Por ser mayor crimen el destruir almas que propiedad o reputación, el Señor en este pasaje pone al que siembra discordia entre los hermanos como el clímax de los caracteres nombrados.
LA DIVISIÓN EN CORINTO. "Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer. Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas" (1 Cor. 1:10,11). "De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía, porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?" (1 Cor. 3:1-3). Se afirma con toda claridad que la división impide el desarrollo espiritual, porque los que son responsables por las facciones no se han desarrollado más allá de la etapa de niños en Cristo, no importa el tiempo que tengan de ser miembros de la iglesia ni cuáles sean sus pretensiones; "andan como hombres"-al ser carnales, no andan según Cristo.
CAUSAS DE DIVISIÓN
ASUNTOS PERSONALES. Frecuentemente los disgustos entre dos hermanos, o más, sobre cuestiones de negocios o de género personal que en ningún sentido tienen algo que ver con la congregación, se perpetúan a tal grado que se envuelve casi toda la congregación. En lugar de dejar que tales cosas impregnen toda la membresía, la iglesia debe demandar, y si necesario proponer, un arreglo justo del asunto (1 Cor. 7); y si uno u otro de los participantes no concuerda en hacer lo justo, apartarse de él. En lugar de esto, lo que suele pasar muchas veces es que se toman lados, todos se involucran, y se hace un desorden en toda la iglesia.
AMBICIÓN EGOÍSTA. A veces hay quien tiene espíritu dogmático que busca su propio agrado en todo sin respetar los derechos o deseos de otros, ni siquiera en asuntos de poca monta. Tal hombre viene a ser regañón, tiránico, y desagradable a los que son espirituales. Tales hombres generalmente son hombres pequeños mentalmente, y parecen pensar que tienen qué expresarse para obtener reconocimiento. Cosa bien relacionada a esto es tener ambiciones de ser director de algo. Puesto que es raro que se halle toda una congregación que se someta a uno que busca la dirección para satisfacer su propia ambición o para alcanzar sus propios fines egoístas, resulta que tal hombre se va llevándose consigo una facción. "Yo he escrito a la iglesia; pero Diótrefes, al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos, no nos recibe. Por esta causa, si yo fuere, recordaré las obras que hace parloteando con palabras malignas contra nosotros; y no contento con estas cosas, no recibe a los hermanos, y a los que quieren recibirlos se lo prohibe, y los expulsa de la iglesia" (3 Juan 9,10).
LA REGLA DE OPINIÓN. El cristianismo es esencialmente una religión de fe (2 Cor. 5:7), y la fe no puede ser más extensa que la revelación (Rom. 10:17). "Por fe andamos, no por vista". Es por la fe que agradamos a Dios (Heb. 11:6), por la fe llegamos a ser hijos de Dios (Gál. 3:26), y por la fe nos acercamos a Dios en oración (Sant. 1:6). La fe es la base de toda obediencia aceptable a Dios. La fe no es solamente la creencia de la verdad de que Dios existe, sino que es también confianza en él. Moisés y Aarón no dudaban de la existencia de Dios, sin embargo porque se apartaron de hacer exactamente lo que Dios había mandado, Dios les dijo: "No creísteis en mí" (Núm. 20:10-13). Parece que tenían la opinión de que hacer cosa distinta a lo mandado específicamente por Dios serviría lo mismo, si no mejor. El caso de Caín y Abel ilustra aún más la diferencia entre la fe y la opinión. Abel trajo el sacrificio que mandó Jehová-hizo su sacrificio por fe (Heb. 11:4). Caín trajo uno no mandado por el Señor, teniendo la opinión de que serviría de igual valor. La opinión es perniciosa como base de comunión de la iglesia, porque le falta tanto autoridad como también estabilidad; y si fuera posible unirnos sobre la opinión hoy, uno podría cambiar su opinión mañana, y su derecho de promover su opinión es tan grande como el de cualquier otro. Si las opiniones han de ser las reglas de acción, entonces todo hombre viene a ser ley a sí mismo, porque cada hombre tiene igual derecho que los demás respecto a sus opiniones. Todo acto de adoración basado en la opinión es pecado (Rom. 14:23). No son inquietadas muchas iglesias por el esfuerzo de alguno de apartar a la iglesia de lo que ha mandado Dios para seguirle a él, sino que son los asuntos de conveniencia, como por ejemplo la construcción de una casa de oración, o uso de bautisterios, himnarios y luces. En estas cosas nadie tiene derecho de forzar a la congregación para que adopte su opinión, pero en estos asuntos se debe haber el debido respeto a la comodidad, las conveniencias, y los deseos de todos. Nunca hemos oído de congregación perturbada por persona que trate de hacer a un lado la Cena del Señor, o de cambiar los elementos,** pero han habido problemas cuando alguno trata de forzar su opinión sobre otros tocante a la hora del día, o tocante a usar una copa o varias, y otros asuntos que son puramente incidentales. Una propia condescendencia y la enseñanza paciente de los directores de la congregación frecuentemente conducirán a la armonía y unidad de acción. Si usted difiere con otros sobre asuntos casuales, tome tiempo para examinar plena y cuidadosamente su posición y determine si en realidad es cuestión de fe, o sencillamente de opinión, entre usted y los demás. Si es solamente opinión, trate de ajustarse benignamente a las condiciones. Puede ser que la costumbre de usted, por su uso continuado, ha llegado a serle sagrada. Esté seguro de que su posición no es determinada por la costumbre. Algunos rehusan hacer alguna contribución si no pueden hacerla en la manera acostumbrada por largo tiempo, y así se ponen en la clase de la cual habló el Salvador cuando dijo: "Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres" (Mar. 7:8). **el pan y el fruto de la vid.
POLÍTICA NO BÍBLICA. La congregación selecciona para sí obispos, ancianos, o directores. Por este hecho expresa su confianza en el juicio y sabiduría de ellos. A veces pasa que el juicio de estos directores no concuerda con la acariciada política de un hermano ambicioso; y a veces, el hermano ambicioso, en lugar de obedecer a sus pastores (Heb. 13:17), comienza a fomentar sentimiento contra los ancianos, y luego demanda que los ancianos renuncien de su oficio; y si rehusan hacerlo, son echados fuera por mayoría de votos. Esta conducta siempre resulta en división. No hay ni vestigio de autoridad bíblica para tal conducta. "Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo" (2 Juan 9). "Pero esto, hermanos, lo he presentado como ejemplo en mí y en Apolos por amor de vosotros, para que en nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está escrito, no sea que por causa de uno, os envanezcáis unos contra otros" (1 Cor. 4:6).
LA INACTIVIDAD. En toda congregación hay cierta medida de vitalidad que tiene qué hallar expresión, y la hallará, en alguna manera. La inactividad fomenta el descontento, y este espíritu de descontento se convierte en espíritu de inquietud y de insatisfacción del uno para con el otro. Surgen riñas, se engendran malas actitudes, y el resultado inevitable es la contienda. Los obispos han de cargar con parte de la responsabilidad por tales condiciones. Es su deber cuidar de que todo miembro esté activamente ocupado en la obra del Señor. Que los ancianos den salida a este espíritu militante inherente en la gente con guiarla en campañas activas contra los sectarios y contra toda otra forma de pecado (1 Tim. 6:12). Si los miembros de la iglesia no tienen otra cosa contra la cual pelear, pelearán entre sí. No se debe tratar de conservar la energía de la congregación. Se dice que una mente desocupada es un taller de Satanás; este dicho se aplica tanto a iglesias como a otros. Cada cristiano es parte del cuerpo de Cristo y "cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor" (Ef. 4:16). Dios requiere servicio activo de parte de todo miembro. "ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor" (Fil. 2:12). Perseverar en bien hacer se contrasta con el camino de contención y desobediencia (Rom. 2:7,8).
LO DESEABLE DE LA UNIDAD
DAVID CANTÓ DE ELLA. "¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es Habitar los hermanos juntos en armonía!" (Sal. 133:1)
PABLO ROGÓ POR ELLA. "Unánimes entre vosotros" (Rom. 12:16). "Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer. Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer" (1 Cor. 1:10).
PEDRO EXHORTÓ A TENERLA. "Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables" (1 Ped. 3:8).
JESÚS ORÓ POR ELLA. "Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, que todos sean uno" (Juan 17:20,21).
LA UNIDAD ES POSIBLE SOLAMENTE CUANDO-
1.- SEA DESEADA. Uno a veces duda de que ciertas congregaciones quieran en realidad la unidad. Parece que algunos miembros se complacen en los alborotos. Pero antes de que la unidad pueda ser lograda y mantenida, el deseo por ella tiene qué ser suficientemente fuerte para conducirnos a un esfuerzo en esa dirección, y suficientemente fuerte para guardar en sujeción nuestras preferencias personales. Esto requiere esfuerzo. Pablo exhorta a los hermanos a que estén solícitos a guardar la unidad del espíritu en el vínculo de la paz. Al deseo genuino por la unidad lo deben acompañar la humildad, la mansedumbre, la paciencia, y la tolerancia de los unos a los otros. "Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz" (Ef. 4:1-3).
2.- SE ADOPTA UN PROGRAMA DEFINIDO. Todo cristiano verdadero quiere ver que la Causa avance. La congregación debe de tener un programa definido y bien entendido, con cierta obra constructiva a la cual se le dedique toda la energía. Todo cristiano está mejor capacitado para cierto campo de actividad; pero cuando varios miembros son activos, esforzándose cada uno en su obra particular, tratan de lograr que la iglesia se dedique totalmente al programa de cada uno, de seguro van a surgir fricciones. Algunos miembros probablemente se unirán con cada uno. En caso de que alguno logre que la iglesia se dedique a la obra de él, el interesado en otro campo de actividad va a creer que la iglesia no le ha tratado justamente. Este es un estado indeseable de asuntos, pero fácilmente se puede evitar si la iglesia, bajo la dirección de ancianos sabios y alertas, traza planes para diferentes campos de trabajo que se necesita hacer, y señala aproximadamente la cantidad de dinero que ha de ser gastado en cada campo de actividad, no haciendo nada "por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros" (Fil. 2:3,4). 3 "¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?" (Amós 3:3).
3.- LA BIBLIA ES NUESTRA GUÍA. Si hubiera unidad basada en cosa distinta a la Biblia, no sería la unidad del Espíritu. La unidad del Espíritu es aquella que viene por seguir la enseñanza del Espíritu. "Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado" (1 Juan 1:7).
4.- SE RECONOCE A JESÚS COMO CABEZA. La iglesia es comparable al cuerpo humano. "Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros" (Rom. 12:4,5). En un cuerpo humano sano hay unidad de acción, porque todos los miembros son dirigidos por la cabeza. Hay trabajo para cada miembro del cuerpo humano, como también para cada miembro del cuerpo de Cristo. Si algún miembro no responde a la cabeza, es que la conexión entre el miembro y la cabeza ha sido dañada. Así también en la iglesia, el cuerpo espiritual, sobre el cual Jesús es cabeza, y del cual somos miembros, hay unidad de acción cuando cada miembro es guiado por Jesús, la cabeza. "Y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia" (Col. 1:18).
5.- UNO SE NIEGA A SÍ MISMO. En nuestras relaciones sociales, si no nos negáramos ni tuviéramos respeto a las ideas, derechos y conveniencias de otros, habría dificultades constantes, llegaríamos a ser desagradables y nos ignorarían los demás. En nuestras relaciones con la iglesia, no nos olvidemos de que nuestra conducta sea sazonada con sal. "Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno, para edificación" (Rom. 15:2). "Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros" (Ef. 4:31,32)". "Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros" (Rom. 12:10). "No seáis sabios en vuestra propia opinión" (Rom. 12:16).
EL TRATO CON LOS QUE CAUSAN DIVISIÓN
1.- CÓMO DEBE LA IGLESIA DE TRATAR CON LOS QUE CAUSAN DIVISIÓN. "Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos. Porque tales personas no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus propios vientres, y con suaves palabras y lisonjas engañan los corazones de los ingenuos" (Rom. 16:17,18). La iglesia que atiende, anima, extiende comunión, a uno que divide iglesias contra la doctrina de Cristo, o le retiene en su comunión, no obedece un mandamiento positivo del Señor. Aunque él sea amigo de uno, no debe uno de sacrificar la paz y unidad de la iglesia en el altar de la amistad personal. Muy poca atención se presta al mandamiento del Señor en este particular. Se necesita concienciar en este detalle. Alguno puede dividir la iglesia de una localidad, y luego hallar plena comunión con la iglesia de otra localidad. A veces sucede que tal hombre, sin arrepentimiento o esfuerzo de subsanar la división que causó en una iglesia, es escogido por maestro y director en otra iglesia. Tal cosa no sucedería si aquella iglesia respetara lo que ha dicho el Señor. "Al hombre que cause divisiones, después de una y otra amonestación deséchalo, 11 sabiendo que el tal se ha pervertido, y peca y está condenado por su propio juicio" (Tit. 3:10,11). Un hombre faccioso es uno que causa disensión o división.
2.- LO QUE DIOS HARÁ CON LOS QUE CAUSAN DIVISIÓN. "Pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; tribulación y angustia" (Rom. 2:8,9)
LA SANTIDAD DE LA IGLESIA
1.- GANADA CON SANGRE. "La iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre" (Hechos 20:28). La iglesia no fue redimida con "oro o plata", sino con la preciosa sangre de Cristo (1 Ped. 1:18).
2.- CRISTO LA AMÓ. "Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha" (Ef. 5:25-27). Que nunca hable nadie a la ligera de la iglesia, ni la repruebe en forma alguna. Puede reprobarse el pecado de algún miembro de la iglesia, pero ¡nunca se repruebe a la iglesia! Nos parecen endurecidos de corazón y criminales los soldados por clavar el cuerpo físico del Señor y por abrirle un costado con una lanza; pero ese cuerpo no era tan apreciado para él como la iglesia, su cuerpo espiritual. ¡Cuán pecador es para Cristo el que, por medio de sus propias opiniones o sus ambiciones egoístas, divide la iglesia del Señor! La sentencia del tal ya se ha declarado. "¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es" (1 Cor. 3:16,17).
* * *
Temas para investigación y discusión:
1. ¿Qué causó la división del reino de Israel?
2. Muéstrese cómo son uno Dios, el Hijo, y el Espíritu Santo.
3. La necesidad de que todos entiendan igualmente.
4. ¿De quién es el deber de predicar?
5. El propósito de Dios en convertir a los hombres.
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Preguntas:
1. ¿En qué difieren la unidad y la unión?
2. ¿Hay unión en la unidad?
3. ¿Por qué es cosa deseable la unidad?
4. ¿Cómo impide la división la obra de la iglesia?
5. ¿A dónde conduce la división?
6. ¿Cuáles son los frutos de la división?
7. ¿Qué dice el Señor respecto a las divisiones? Cítese.
8. ¿Qué efecto tiene en los miembros la división en las congregaciones?
9. ¿Cómo echa la división fuera a Cristo muchas veces? Cítese pasaje.
10. ¿Son siempre pecaminosas las divisiones?
11. ¿Qué dice Dios respecto a los que causan divisiones? Cítese.
12. Cítese el pasaje que clasifica a los que causan divisiones.
13. ¿Cuál fue la causa de la división en Corinto? Cítese.
14. ¿Qué muestra la división?
15. ¿Cómo causan muchas veces divisiones los asuntos personales?
16. ¿Cómo es que muchas veces causan divisiones ambiciones egoístas?
17. Cuéntese lo de Diótrefes.
18. ¿En qué manera echó de la iglesia Diótrefes? Dése la referencia.
19. ¿En qué se basa la fe? Cítese.
20. ¿Qué es andar por fe? Cítese.
21. Muéstrese que la fe es más que la mera aceptación de algún hecho.
22. ¿En qué manera manifestaron falta de fe en Dios Moisés y Aarón? Dése la referencia.
23. Contrástense la opinión y la fe.
24. ¿Por qué fue rechazado el sacrificio de Caín? Cítese.
25. ¿Puede la opinión ser base de unidad? Dése la razón.
26. ¿Por qué es pecado la adoración basada en la opinión?
27. En asuntos de opinión, ¿Qué curso de acción debe de ser seguido?
28. ¿Cómo llega la costumbre a ser una ley para muchos?
29. ¿Cómo debería de hacerse la colecta?
30. ¿Cómo futuros líderes causan a veces división?
31. ¿Cuál es el resultado de la inactividad?
32. ¿Quién es responsable por la inactividad?
33. ¿Hay trabajo para todo hermano? ¿Cuál es el de usted?
34. ¿Qué dijo David acerca de la unidad? Dé la cita.
35. ¿Qué dijo Pablo acerca de la unidad? Dé la cita.
36. Cítese lo dicho por Pedro acerca de la unidad.
37. Cítese la oración de Cristo por la unidad.
38. ¿Cuándo es posible la unidad?
39. Nómbrense algunos elementos necesarios para que haya unidad.
40. ¿Qué parte tiene un programa definido de la iglesia en la unidad?
41. ¿Cómo es la Biblia la base de la unidad?
42. Muéstrese la unidad del cuerpo físico.
43. Cristo es la cabeza; muéstrese la unidad de los miembros de la iglesia-su cuerpo.
44. ¿Cómo nos portamos en la sociedad tocante a los derechos de otros?
45. ¿Cómo debemos de tratar con los que causan divisiones? (Rom. 16:17,18)
46. ¿Cómo deben las distintas congregaciones tratar a un hombre faccioso?
47. ¿Cómo tratará Dios a los facciosos?
48. Cítese Hechos 20:28.
49. Cítese Efesios 5:25-27.
50. Cítese 1 Pedro 1:18.
51. ¿Por qué no se debe reprobar a la iglesia?
52. Muéstrese cómo Cristo amó a la iglesia.
LA REUNIÓN EN EL DÍA DEL SEÑOR
Las iglesias pueden tener tantas reuniones como quieran, pero respecto a la reunión en día del Señor no tienen opción--el Señor manda que la iglesia se congregue en este día para adoración.
LOS PREPARATIVOS PARA LA REUNIÓN. Toda reunión pública resulta mejor si se hacen de antemano los debidos preparativos. El servicio en el día del Señor puede ser mejorado en varios sentidos, si las iglesias prestan más atención a la preparación. Los que dirigen los servicios deben hacer algunos preparativos especiales.
CASAS CÓMODAS. Toda iglesia debe de tener una casa cómoda en que congregarse, si le es posible; y comúnmente lo es si así lo quiere. ¿Por qué no tener un lugar atractivo en que adorar al Señor? El edificio debe de tener calefacción para tiempo de frío, y estar debidamente ventilado a la hora de servicio.
CANTIDAD SUFICIENTE DE BIBLIAS. "Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino" (Sal. 119:105). Respecto a biblias, algunas iglesias no están bien alumbradas. Que haya una cantidad suficiente de biblias en el edificio; que estén distribuidas de tal manera que los presentes tengan acceso a ellas. Toda congregación debe de tener una buena concordancia, un diccionario bíblico, y mapas de tierras bíblicas, para ser usados en sus estudios.
HIMNARIOS. Debe de haber una suficiente cantidad de himnarios. Téngase cuidado de seleccionar himnarios de valor intrínseco. La costumbre de algunas congregaciones de cambiar de himnarios cada año se debe al hecho de que no compran los de cualidades permanentes. Aprenden solamente unos cuantos cantos en el himnario, y pronto quieren cambiar de himnario.
EL OBJETO DE LA REUNIÓN
LLENA ALGUNAS DE NUESTRAS NECESIDADES. El servicio en el día del Señor llena algunas de nuestras necesidades espirituales, o de otra manera el Señor no lo hubiera mandado.
ADORAR A DIOS. Con esto no queremos decir que uno no puede adorar a Dios en otro tiempo, no obstante hay algunos actos de adoración que solamente se pueden llevar a cabo en este servicio.
¿CUÁNDO SE LOGRA EL OBJETO? El objeto de este servicio no se ha logrado cuando uno sencillamente acaba de tomar la Cena del Señor, y nadie crea que por haber participado en esta una parte del ser-vicio, ha realizado plenamente el objeto del servicio. "Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones" (Hechos 2:42).
LA ADORACIÓN
SIGNIFICADO. La palabra griega usada más frecuentemente para expresar la idea de adoración, es "proskuneo". Otra palabra a veces traducida "adoración" (Fil. 3:3-Versión Moderna; Heb. 9:9, culto, Versión Moderna; 10:2, culto, Versión Moderna y Valera), es "latruo". Más frecuentemente se traduce esta palabra "servir". Hay otras cuantas palabras griegas de vez en cuando se traducen "adoración". Una investigación cuidadosa de todas las palabras griegas traducidas "adoración" nos conduce a esta conclusión: es decir, que adorar a Dios aceptablemente significa rendirle obediencia sincera y reverente. Nos es imposible hacer esa distinción microscópica entre "adoración" y "servicio" que algunos pretenden ver. La distinción entre "adoración" y "servicio" que algunos piensan poder hacer ha dejado que algunos participen en algunas cosas no autorizadas en lo que ellos llaman "servicio", cosas que no practicarían en la hora de "adoración".
ADORACIÓN VANA. "Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres" (Mat. 15:9). Es vana porque no beneficia al que adora, ni tributa honor a Jehová (véase Mar. 7:6,7). Hacer cosas en ceremonia religiosa, cosas que no ha mandado Dios, es adoración, pero es adoración vana. No le corresponde al hombre planear su propia adoración, ni tampoco puede idear un sistema de adoración que agrade a Jehová. Determine si su adoración es aceptable, o si es vana, midiendo sus actos con la palabra de Dios.
LA ADORACIÓN VERDADERA. "Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren" (Juan 4:24). La adoración verdadera es la única que es digna de nuestro tiempo y atención, porque es la única que agrada a Dios. La adoración verdadera es adorarle al Padre en espíritu y en verdad. Adorar "en espíritu" es involucrar nuestro espíritu-con sinceridad, no con formalidad e indiferencia. El hombre siempre se ha inclinado a caer en vanas formalidades, y a Dios le ha desagradado siempre tal adoración. "Pero le lisonjeaban con su boca, Y con su lengua le mentían; Pues sus corazones no eran rectos con él, Ni estuvieron firmes en su pacto" (Sal. 78:36,37; véase Mat. 15:7,8). Adorar "en verdad" es ser guiado por la verdad. "Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado" (Isaías 29:13). Su temor, o culto, era reglamentado por la enseñanza de hombres. "Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace" (Sant. 1:25; véase Ezeq. 22:26; 33:30,32; Mat. 15:8,9; Col. 2:20-23; Mar. 7:13).
ENSEÑANZA Y AMONESTACIÓN
UNA PARTE ESENCIAL. Toda adoración verdadera se basa en la enseñanza idónea. "Conozco, oh Jehová, que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos" (Jer. 10:23). "Enséñame, oh Jehová, tu camino; caminaré yo en tu verdad" (Sal. 86:11). "Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios" (Sal. 143:10). "Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento" (Oseas 4:6). "Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres" (Juan 8:32). La igle-sia primitiva "perseveraba en la doctrina de los apóstoles" (Hechos 2:42)-es decir, que perseveraban siendo alumnos atentos de los apóstoles. Según la Gran Comisión, después de que la gente había sido enseñada y bautizada, continuaba siendo enseñada (Mat. 28:19,20). La ejecución debida de esta obligación requiere que toda iglesia haga un esfuerzo sistemático de desarrollar a cada miembro al punto más alto de eficiencia en enseñar la palabra, no solamente a los miembros, sino también a los que no conocen al Señor.
LA OBLIGACIÓN ES PARA TODOS. Parece que algunos piensan que el estudiar la Biblia es privilegio más bien que deber; la verdad es que es ambas cosas. Todo hijo de Dios debiera considerarlo gran privilegio y bendición, como también deber solemne, el aprender más de sí mismo, de Dios, y del camino de la vida. En la Gran Invitación dijo Jesús, "Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí" (Mat. 11:29). Se nos manda que, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadamos conocimiento (2 Ped. 1:5). Dios espera que todos sus hijos dentro de un tiempo razonable lleguen al grado de conocimiento que les capacite para enseñar a otros. "Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido" (Heb. 5:12). En la tentación de nuestro Salvador, confió él de la palabra de Dios como su arma de defensa (Mat. 4). "Escrito está" fue la terminación de cada tentación. Toda persona debería de familiarizarse tanto con las Escrituras que pudiera traer a la memoria una cita apropiada para toda tentación.
Tome parte cada uno en el estudio bíblico de día del Señor, o como maestro o como alumno. Será de ayuda para usted y de ánimo para la obra. Sea usted un ayudante, y verá cuánto le ayuda a usted. En la obra de enseñar, recuerde que está trabajando juntamente con Dios: "Así, pues, nosotros, como colaboradores suyos, os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios" (2 Cor. 6:1).
¿QUÉ ENSEÑAR. La palabra de Dios, por ser la fuente de toda luz espiritual, debe de ser el único asunto enseñado en la reunión del día de Señor. Debemos de hablar conforme a los oráculos de Dios (1 Ped. 4:11). Nadie debe de intentar forzar su opinión sobre el estudio. Es cierto que toda ayuda disponible puede ser consultada para llegar al verdadero significado de alguna parte de la palabra de Dios, pero debe las personas en la clase deben tener presente el hecho de que está tratando de aprender la Biblia, y que está usando ayudas solamente como medios de llegar al verdadero significado del texto.
CÓMO ENSEÑAR. Dios no nos ha atado a ningún método enseñanza en particular. Se puede usar la página impresa o comentarios orales. Deben de procurar los maestros hacer la lección interesante e instructiva. El interés merma cuando el estudio se atrasa. Que el maestro esté bien preparado. Es interesante la discusión de puntos, pero la discusión interminable mata el interés. Cuando cada uno haya opinado sobre dado punto, sigan adelante, aunque no han llegado a un acuerdo. Dé la admonición a cada uno a llevar los puntos expresados a casa y allí meditar en ellos. Puede morir el interés por la excesiva discusión de puntos en que, quizás, sólo dos o tres se interesan. "Pero desecha las cuestiones necias e insensatas, sabiendo que engendran contiendas" (2 Tim. 2:23).
LA PREPARACIÓN DE LA LECCIÓN. El maestro debe de sentir su responsabilidad, y si en verdad es maestro, la sentirá. No toleraríamos por mucho tiempo en nuestras escuelas y universidades a un maestro que habitualmente se presentara ante su clase falto de preparación. La responsabilidad de usted como maestro de la palabra de Dios es mayor que la de él. Si no puede usted reconocer debidamente esta responsabilidad, no haga burla del sagrado oficio de maestro-entrégueselo a otro que tenga un sentido más vivo de responsabilidades. "Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad" (2 Tim. 2:15). Cada discípulo debe de sentir su responsabilidad. Nadie haga que la clase se alargue. Un alumno bien despierto es un estimulante maravilloso para los demás. "Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos,
Ni estuvo en camino de pecadores,
Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; Sino que en la ley de Jehová está su delicia,
Y en su ley medita de día y de noche" (Sal. 1:1,2). Escudriñad las Escrituras (Juan 5:39).
LA OFRENDA
En otra lección en este tomo discutimos esta lección en detalle.
LA OFRENDA. No se revela en la Escritura ningún método en particular con que se haga la colecta. Hay qué mantener buen orden a través de todo el servicio. Evítese la confusión. "pero hágase todo decentemente y con orden" (1 Cor. 14:40). Seguramente que una congregación de cualquier tamaño no va a empujar y codear para tratar de llegar a la mesa para dejar su ofrenda. Tal confusión es sin excusa puesto que una manera más tranquila es siempre más práctica. Además, algunos cristianos no gustan hacer notorias sus ofrendas en manera tan pública. Su sentido de buena crianza se rebela contra eso. Ninguna congregación anda, moviéndose en confusión, en tomar la Cena. Se reconoce la buena razón de tener la Cena servida a la congregación; así se haga respecto a la colecta.
EL CANTO
ENSEÑAR, AMONESTAR, HACER MELODÍA. "No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones" (Ef. 5:18,19). "La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales" (Col. 3:16). El canto podría muy bien ser clasificado bajo el encabezado de la enseñanza. Pero corresponde también a la oración y la ala-banza. Por lo tanto, lo discutimos como asunto distinto. Los requisitos puestos por Pablo para guiarnos en el canto nos obligan a considerar con cuidado la naturaleza de los himnos que cantemos. Evítense todas las canciones triviales y sin significado, compuestas de un revoltijo de rimas llamativas. Muchos de los himnos que cantamos no tienen nada recomendable, excepto quizás la melodía, y aún la melodía puede causar aversión al que en realidad tiene discernimiento musical. Muchos de nuestros himnos son escritos por hombres de poca sabiduría bíblica, ninguna instrucción literaria, ninguna devoción espiritual, y poca habilidad musical. No es buena una canción por ser vieja; ni es mala por ser nueva. Puesto que el arte de escribir canciones ha llegado a ser general, cada año ha producido una cantidad de canciones, y solamente las buenas han sobrevivido. Los buenos himnos antiguos que cantamos son la rebusca de entre incontables cientos escritos en años que pasaron. De vez en cuando un himno escrito en nuestro tiempo vivirá, pero la mayoría perece en un período breve, o cuando mucho en unos cuantos años. Piense usted en las canciones que cantaba hace unos años-¿Quién las canta ahora? Toda la iglesia les debe cantar himnos a sus niños, cuando menos algunos, que permanecerán con ellos en los años venideros. Tales himnos son una verdadera edificación espiritual. Un estudio cuidadoso de los pasajes dados al principio de este párrafo mostrará la naturaleza de los cantos que usted debe de cantar. Deben de ser bíblicos y devotos.
HIMNOS APROPIADOS. Contando con tan grande variedad de himnos, no es difícil seleccionar un himno apropiado para alguna ocasión o alguna parte de la adoración. El director de himnos que en un servicio de bautismo dirigió la canción "Trabaja con los remos, marinero, trabaja con los remos", mientras que estaba levantándose del agua el bautizado, causó más júbilo que devoción. Otro director dirigió el himno "¿Por qué no esta noche?" como invitación en el servicio de la mañana. Hay himnos espirituales apropiadas para toda ocasión apropiada.
LA INTERPRETACIÓN. Decid vuestras palabras clara y distintamente. A menos que la gente entienda a quienes cantan, ellos no obedecen el mandato de Pablo de enseñar y exhortar el uno al otro al cantar himnos. Esto es parte esencial que considerar. Producir música meramente, no es obedecer el mandato inspirado. No debe ninguna congregación olvidarse a tal grado del propósito del cantar que cante sin propósito. "Cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento" (1 Cor. 14:15). Esto quiere decir que el espíritu participa en el canto, y que cantan de tal manera que otros pueden entender. El contexto claramente indica esta explicación. Una nota musical, en cuanto a duración, no tiene valor absoluto; su valor es relativo. El compás, ya sea rápido o lento, debe de ser determinado por el sentimiento del himno y por la ocasión. Recuerden, no deben cantar para agradar a la gente.
EL DIRECTOR. Ciertamente el director debe de ser cristiano-uno que no es profundamente religioso nunca debe de dirigir ninguna parte del servicio. El director puede mejorar o arruinar esta parte del servicio. Un servicio religioso no debe ser ocasión para que el director exhiba su destreza ni para que luzca el alcance de su voz. Él es quien dirige en esta parte del culto que puede hacerse con mucha devoción y edificación. Debería él de hacer una selección cuidadosa de himnos apropiados, y luego guiar a la congregación de tal manera que resulte en los resultados deseados. No haga comentarios a la ligera ni se haga el gracioso entre himnos. Comúnmente, mientras menos se diga, mejor, a menos que sea alguna palabra bien planeada para hacer el canto más edificante. Cuando estamos congregados para culto, no es tiempo de solamente cantar notas.
LA CENA
LA MESA. Cuando la iglesia ya tenga lugar permanente en qué congregarse, una mesa apropiada para el propósito debe de ser parte de los muebles.
LOS MANTELES Y UTENSILIOS. Los manteles buenos y de largura suficiente para la mesa no salen costosos. La creciente ciencia sanitaria crea una demanda de copitas individuales. Al desearlas una congregación, cómprese un buen juego-Uno que se pueda guardar higiénicamente. Si se tiene un juego así, o de otra clase, procúrese uno que convenga a esta parte del culto. Entonces guárdense limpios tanto los manteles como los utensilios.
LOS PREPARATIVOS PARA LA CENA. En toda congregación hay mujeres buenas que tienen interés en la adoración pura. Una de éstas debe de ser encargada de hacer el pan. La Cena fue instituida en conexión con la última pascua bajo la ley (Luc. 22:14-23). En esa fiesta no se usaba la levadura; por eso, fue usado pan sin levadura en la institución de la Cena del Señor. Pan sin levadura es sin polvos de hornear que lo levanten. Una buena harina, un poco de sal, leche pasteurizada o aceite vegetal, y agua deben de usarse. Evítese que el pan sea duro o quebradizo, pero al mismo tiempo que esté bien cocido al horno. No vemos lugar para controversia sobre el uso de jugo de uvas o vino de uva-los dos son el fruto de la vid (Luc. 22:l8).
EL ENCARGADO DE SERVIR LA MESA. ¿Está usted encargado de servir la mesa? Entonces no se encargue de esa fiesta sagrada despeinado ni desarreglado, como si no tuviera respeto para el servicio. Usted no debe parecer como si fuera invitado a tener parte pública en alguna otra clase de junta. Tampoco es el tomar la cena del Señor ocasión para controversia o reprensión. A menos que preceda un buen sermón apropiado, pueden ser útiles algunas palabras bien preparadas. Se debe de hablar levantando el volumen de la voz de modo que oiga bien toda la congregación.
ACCIÓN DE GRACIAS. La oración se compone de petición, alabanza, y acción de gracias. No obstante, el dar gracias no es orar, y el orar no es dar gracias. Dé gracias-no ore-deje el orar para la ocasión apropiada. Además, al dar gracias, hable de manera que todos oigan, para que todos digan "amén" (1 Cor. 14:16). Hay que pensar en lo que decimos. A menudo se oye decir: "Padre, te damos gracias por este fruto de la vid que representa tu sangre", como si fuera el Padre, y no el Hijo, quien hubiera vertido su sangre. Tal ignorancia o descuido, no tiene excusa.
¿QUIÉNES DEBEN DE PARTICIPAR? "Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí. Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí" (1 Cor. 11:23-25). Esto fue escrito a "la iglesia de Dios que está en Corinto" (1 Cor. 1:2). Es la mesa del Señor, (1 Cor. 10:21), y está en Su reino (Luc. 22:29,30). Ciertamente todo cristiano tiene derecho de participar de ella. Uno no debe comer o beber indignamente (1 Cor. 11:28,29; véase la lección sobre in Cena del Señor, Sana Doctrina, Tomo 1., pp. 168-183).
LA ORACIÓN
Hay algo que es oración congregacional-es decir, una oración ofrecida por un grupo de gente. "Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos" (Mateo 18:19). Esto enseña que un grupo de gente puede concordar de antemano en pedir cierta cosa.
EL DIRECTOR. No se espera que hable en voz alta toda la congregación. Uno es señalado para dirigir. El ha de guiar a la congregación, y debe de pedir las cosas que desee toda la congregación. La congregación debe de seguirlo, y dar sanción a su oración con decir en voz alta "amén" (1 Cor. 14:15,16). Esto requiere que el director hable en voz suficientemente alta para que todos oigan.
Las oraciones registradas en la Biblia son breves. Algunas oraciones de hoy no son bíblicas en cuanto a su largura.
Puntualidad
Anúnciese la hora de dar principio y pricípiese a la hora.
Una iglesia debería de mostrar en sus asuntos los elementos de empresa y puntualidad que son esenciales a cualquier vocación. "Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas" (Ecl. 9:10). "En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor" (Rom. 12:11).
* * *
Temas para investigación y discusión:
1. Edificación.
2. Mi parte en el servicio del día del Señor
3. "Esperaos unos a otros"
4. La iglesia es una luz
5. Cosas pequeñas
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Preguntas:
1. ¿Cuántos servicios puede tener una iglesia?
2. ¿Cuál servicio es mandado específicamente por el Señor?
3. Diga de los preparativos para el servicio
4. Descríbase el templo de Salomón
5. ¿Cuáles ayudas debemos de tener en el estudio bíblico?
6. ¿Qué clase de himnario debemos de tener?
7. ¿Por qué cambian de himnario con frecuencia algunas congregaciones?
8. ¿Cuál es el objeto de del servicio del día del Señor?
9. ¿Cuándo se logra ese objeto?
10. ¿Qué es adoración?
11. ¿Se puede hacer distinción entre adoración y servicio?
12. ¿Qué es adoración vana? Cítese pasaje
13. ¿Por qué es vana?
14. ¿Cómo se determina que la adoración es aceptada por Jehová?
15. ¿Qué es adorar en espíritu y en verdad?
16. Nómbrense algunos elementos de la adoración.
17. ¿Por qué es necesaria la enseñanza? Dése referencia.
18. ¿A dónde conduce una falta de sabiduría? Cítese.
19. Dése un pasaje que nos exhorte a enseñar.
20. ¿Quiénes necesitan leche? Cítese el pasaje.
21. Nárrense las tentaciones de Jesús y su defensa.
22. ¿Qué debemos de enseñar? ¿por qué?
23. ¿Cuáles ayudas se pueden usar? ¿Por qué?
24. ¿Qué clase de preguntas deben de ser evitadas? ¿Por qué?
25. ¿Está preparado su maestro para enseñar?
26. ¿Cuál cree usted que es mejor método para hacer la colecta?
27. ¿Qué tenemos que hacer al cantar? Cítese pasaje.
28. ¿Debemos cantar alguna cosa que no enseñaríamos?
29. Nombre algunos himnos que le gustaría a usted cantar en la adoración.
30. ¿Le gustan los cantos (o himnos) que cantaba hace cinco años? ¿por qué?
31. Nómbrense algunos himnos no apropiados para el servicio del día del Señor.
32. Nómbrense algunos himnos no apropiados para la Cena del Señor, para el bautismo, para invitación.
33. ¿De qué manera deberíamos de cantar? Cítese 1 Cor. 14:15
34. ¿A quién debemos de buscar agradar cuando cantemos?
35. ¿Quién debe de dirigir el servicio de canto?
36. ¿Por qué no debemos cantar "notas" en la adoración?
37. ¿Tienen ustedes una mesa adecuada para la Cena del Señor?
38. ¿Son adecuados los manteles?
39. ¿Le parecen convenientes los utensilios en la mesa?
40. ¿Están siempre limpios?
41. ¿Qué clase de pan se usa?
42. ¿Cómo se prepara?
43. ¿Por qué es servicio sagrado?
44. ¿Se muestran preparados y pulcros los encargados de servir la mesa?
45. ¿Ora usted cuando se le pide dar gracias para la Cena del Señor?
46. ¿Quiénes deben de participar de la Cena?
47. ¿Dónde está la mesa? Cítese pasaje.
48. ¿Quiénes se hallan en el reino?
49. ¿Qué es comer o beber indignamente?
50. ¿Qué es oración congregacional?
51. Dése pasaje para la oración congregacional.
52. ¿Qué diremos de una oración que no es oída por todos?
53. ¿Qué diremos de las oraciones largas?
54. ¿Llegó usted a tiempo al servicio de esta mañana?
C APITULO OCHO
Al discutir el tema de la unidad en esta lección nos referimos solamente a la unidad que debe de existir dentro de las congregaciones locales donde a veces se hallan la división y la contienda. El propósito de esta lección es ayudar a corregir las divisiones que ya existen y a prevenir otras.
LA UNIDAD EN CONTRASTE CON LA UNIÓN. La unidad significa la cualidad de ser una sola cosa. Con tal que haya singularidad de fe y propósito, la congregación está unida con pegamento como una cosa. Por el contrario, un número de elementos incongruentes, o antagónicos, puede juntarse en combinación o en unión y hasta donde van las apariencias exteriores, puede tener aspecto de unidad, mientras que existen en ello todos los elementos de división y de contienda.
Los males de la división
1. LO DESAGRADABLE DE ELLA. Lo desagradable de la división es manifiesto al que ha sido miembro de congregación donde existen facciones. A veces el espíritu faccioso en la congregación se manifiesta en el hogar, aún entre esposos, como también en los asuntos sociales y de negocios de los miembros de la congregación.
2. IMPIDE EL PROGRESO. Una iglesia sumergida en división y contienda no puede esperar hacer mucho para convertir a sus vecinos. Tales condiciones logran tapar los oídos de la gente para que no oiga ningún ruego de la iglesia. Las acciones de uno son el comentario más fuerte sobre su concepto de la justicia que cualquier cosa que diga. Así es que una iglesia por medio de sus contiendas contribuye a la perdición de aquellos a quienes debería de salvar. En este sentido la división llega a ser un enemigo de Cristo porque le estorba en su obra de salvar a los hombres.
3. CONDUCE A TODA SUERTE DE PECADOS. "Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros" (Gál. 5:15). Consumirse los unos a los otros es destruir el carácter cristiano del otro por medio de disputas impías. "Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad; porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica, Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa. Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz" (Sant. 3:14-18). Este pasaje nos enseña que donde hay facción los que tienen envidias amargas y contenciones en sus corazones mentirán para sostener su propia opinión y para representar mal a la otra parte; además acudirán a toda obra perversa y son animales y diabólicos.
4. LAS CONSECUENCIAS RESPECTO A OTROS MIEMBROS. Los que no participan en la división siempre son perturbados en su relación para con la iglesia, se desaniman, y frecuentemente vienen a ser inactivos, y a veces se apartan totalmente de la iglesia. Así es que los que son responsables de la división destruyen al hermano por el cual Cristo murió.
5. ECHA FUERA A CRISTO. Si por causa del espíritu faccioso se echa fuera de la congregación a un miembro, así se echa fuera a Cristo (Mateo 25:40). Recuérdese, sin embargo, que puede surgir un espíritu faccioso por oposición a algo que Cristo manda que se haga.
LAS DIVISIONES ESTÁN PROHIBIDAS
DIOS ABORRECE AL QUE LAS CAUSA. "Seis cosas aborrece Jehová, Y aun siete abomina su alma: Los ojos altivos, la lengua mentirosa, Las manos derramadoras de sangre inocente, El corazón que maquina pensamientos inicuos, Los pies presurosos para correr al mal, El testigo falso que habla mentiras, Y el que siembra discordia entre hermanos" (Prov. 6:16-19). El Señor clasifica al que siembra discordia entre los hermanos entre las peores especies conocidas. Tal hombre causa disensión en la iglesia de Dios, y en muchos casos destruye almas de seres humanos. Por ser mayor crimen el destruir almas que propiedad o reputación, el Señor en este pasaje pone al que siembra discordia entre los hermanos como el clímax de los caracteres nombrados.
LA DIVISIÓN EN CORINTO. "Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer. Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas" (1 Cor. 1:10,11). "De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía, porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?" (1 Cor. 3:1-3). Se afirma con toda claridad que la división impide el desarrollo espiritual, porque los que son responsables por las facciones no se han desarrollado más allá de la etapa de niños en Cristo, no importa el tiempo que tengan de ser miembros de la iglesia ni cuáles sean sus pretensiones; "andan como hombres"-al ser carnales, no andan según Cristo.
CAUSAS DE DIVISIÓN
ASUNTOS PERSONALES. Frecuentemente los disgustos entre dos hermanos, o más, sobre cuestiones de negocios o de género personal que en ningún sentido tienen algo que ver con la congregación, se perpetúan a tal grado que se envuelve casi toda la congregación. En lugar de dejar que tales cosas impregnen toda la membresía, la iglesia debe demandar, y si necesario proponer, un arreglo justo del asunto (1 Cor. 7); y si uno u otro de los participantes no concuerda en hacer lo justo, apartarse de él. En lugar de esto, lo que suele pasar muchas veces es que se toman lados, todos se involucran, y se hace un desorden en toda la iglesia.
AMBICIÓN EGOÍSTA. A veces hay quien tiene espíritu dogmático que busca su propio agrado en todo sin respetar los derechos o deseos de otros, ni siquiera en asuntos de poca monta. Tal hombre viene a ser regañón, tiránico, y desagradable a los que son espirituales. Tales hombres generalmente son hombres pequeños mentalmente, y parecen pensar que tienen qué expresarse para obtener reconocimiento. Cosa bien relacionada a esto es tener ambiciones de ser director de algo. Puesto que es raro que se halle toda una congregación que se someta a uno que busca la dirección para satisfacer su propia ambición o para alcanzar sus propios fines egoístas, resulta que tal hombre se va llevándose consigo una facción. "Yo he escrito a la iglesia; pero Diótrefes, al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos, no nos recibe. Por esta causa, si yo fuere, recordaré las obras que hace parloteando con palabras malignas contra nosotros; y no contento con estas cosas, no recibe a los hermanos, y a los que quieren recibirlos se lo prohibe, y los expulsa de la iglesia" (3 Juan 9,10).
LA REGLA DE OPINIÓN. El cristianismo es esencialmente una religión de fe (2 Cor. 5:7), y la fe no puede ser más extensa que la revelación (Rom. 10:17). "Por fe andamos, no por vista". Es por la fe que agradamos a Dios (Heb. 11:6), por la fe llegamos a ser hijos de Dios (Gál. 3:26), y por la fe nos acercamos a Dios en oración (Sant. 1:6). La fe es la base de toda obediencia aceptable a Dios. La fe no es solamente la creencia de la verdad de que Dios existe, sino que es también confianza en él. Moisés y Aarón no dudaban de la existencia de Dios, sin embargo porque se apartaron de hacer exactamente lo que Dios había mandado, Dios les dijo: "No creísteis en mí" (Núm. 20:10-13). Parece que tenían la opinión de que hacer cosa distinta a lo mandado específicamente por Dios serviría lo mismo, si no mejor. El caso de Caín y Abel ilustra aún más la diferencia entre la fe y la opinión. Abel trajo el sacrificio que mandó Jehová-hizo su sacrificio por fe (Heb. 11:4). Caín trajo uno no mandado por el Señor, teniendo la opinión de que serviría de igual valor. La opinión es perniciosa como base de comunión de la iglesia, porque le falta tanto autoridad como también estabilidad; y si fuera posible unirnos sobre la opinión hoy, uno podría cambiar su opinión mañana, y su derecho de promover su opinión es tan grande como el de cualquier otro. Si las opiniones han de ser las reglas de acción, entonces todo hombre viene a ser ley a sí mismo, porque cada hombre tiene igual derecho que los demás respecto a sus opiniones. Todo acto de adoración basado en la opinión es pecado (Rom. 14:23). No son inquietadas muchas iglesias por el esfuerzo de alguno de apartar a la iglesia de lo que ha mandado Dios para seguirle a él, sino que son los asuntos de conveniencia, como por ejemplo la construcción de una casa de oración, o uso de bautisterios, himnarios y luces. En estas cosas nadie tiene derecho de forzar a la congregación para que adopte su opinión, pero en estos asuntos se debe haber el debido respeto a la comodidad, las conveniencias, y los deseos de todos. Nunca hemos oído de congregación perturbada por persona que trate de hacer a un lado la Cena del Señor, o de cambiar los elementos,** pero han habido problemas cuando alguno trata de forzar su opinión sobre otros tocante a la hora del día, o tocante a usar una copa o varias, y otros asuntos que son puramente incidentales. Una propia condescendencia y la enseñanza paciente de los directores de la congregación frecuentemente conducirán a la armonía y unidad de acción. Si usted difiere con otros sobre asuntos casuales, tome tiempo para examinar plena y cuidadosamente su posición y determine si en realidad es cuestión de fe, o sencillamente de opinión, entre usted y los demás. Si es solamente opinión, trate de ajustarse benignamente a las condiciones. Puede ser que la costumbre de usted, por su uso continuado, ha llegado a serle sagrada. Esté seguro de que su posición no es determinada por la costumbre. Algunos rehusan hacer alguna contribución si no pueden hacerla en la manera acostumbrada por largo tiempo, y así se ponen en la clase de la cual habló el Salvador cuando dijo: "Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres" (Mar. 7:8). **el pan y el fruto de la vid.
POLÍTICA NO BÍBLICA. La congregación selecciona para sí obispos, ancianos, o directores. Por este hecho expresa su confianza en el juicio y sabiduría de ellos. A veces pasa que el juicio de estos directores no concuerda con la acariciada política de un hermano ambicioso; y a veces, el hermano ambicioso, en lugar de obedecer a sus pastores (Heb. 13:17), comienza a fomentar sentimiento contra los ancianos, y luego demanda que los ancianos renuncien de su oficio; y si rehusan hacerlo, son echados fuera por mayoría de votos. Esta conducta siempre resulta en división. No hay ni vestigio de autoridad bíblica para tal conducta. "Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo" (2 Juan 9). "Pero esto, hermanos, lo he presentado como ejemplo en mí y en Apolos por amor de vosotros, para que en nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está escrito, no sea que por causa de uno, os envanezcáis unos contra otros" (1 Cor. 4:6).
LA INACTIVIDAD. En toda congregación hay cierta medida de vitalidad que tiene qué hallar expresión, y la hallará, en alguna manera. La inactividad fomenta el descontento, y este espíritu de descontento se convierte en espíritu de inquietud y de insatisfacción del uno para con el otro. Surgen riñas, se engendran malas actitudes, y el resultado inevitable es la contienda. Los obispos han de cargar con parte de la responsabilidad por tales condiciones. Es su deber cuidar de que todo miembro esté activamente ocupado en la obra del Señor. Que los ancianos den salida a este espíritu militante inherente en la gente con guiarla en campañas activas contra los sectarios y contra toda otra forma de pecado (1 Tim. 6:12). Si los miembros de la iglesia no tienen otra cosa contra la cual pelear, pelearán entre sí. No se debe tratar de conservar la energía de la congregación. Se dice que una mente desocupada es un taller de Satanás; este dicho se aplica tanto a iglesias como a otros. Cada cristiano es parte del cuerpo de Cristo y "cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor" (Ef. 4:16). Dios requiere servicio activo de parte de todo miembro. "ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor" (Fil. 2:12). Perseverar en bien hacer se contrasta con el camino de contención y desobediencia (Rom. 2:7,8).
LO DESEABLE DE LA UNIDAD
DAVID CANTÓ DE ELLA. "¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es Habitar los hermanos juntos en armonía!" (Sal. 133:1)
PABLO ROGÓ POR ELLA. "Unánimes entre vosotros" (Rom. 12:16). "Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer. Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer" (1 Cor. 1:10).
PEDRO EXHORTÓ A TENERLA. "Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables" (1 Ped. 3:8).
JESÚS ORÓ POR ELLA. "Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, que todos sean uno" (Juan 17:20,21).
LA UNIDAD ES POSIBLE SOLAMENTE CUANDO-
1.- SEA DESEADA. Uno a veces duda de que ciertas congregaciones quieran en realidad la unidad. Parece que algunos miembros se complacen en los alborotos. Pero antes de que la unidad pueda ser lograda y mantenida, el deseo por ella tiene qué ser suficientemente fuerte para conducirnos a un esfuerzo en esa dirección, y suficientemente fuerte para guardar en sujeción nuestras preferencias personales. Esto requiere esfuerzo. Pablo exhorta a los hermanos a que estén solícitos a guardar la unidad del espíritu en el vínculo de la paz. Al deseo genuino por la unidad lo deben acompañar la humildad, la mansedumbre, la paciencia, y la tolerancia de los unos a los otros. "Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz" (Ef. 4:1-3).
2.- SE ADOPTA UN PROGRAMA DEFINIDO. Todo cristiano verdadero quiere ver que la Causa avance. La congregación debe de tener un programa definido y bien entendido, con cierta obra constructiva a la cual se le dedique toda la energía. Todo cristiano está mejor capacitado para cierto campo de actividad; pero cuando varios miembros son activos, esforzándose cada uno en su obra particular, tratan de lograr que la iglesia se dedique totalmente al programa de cada uno, de seguro van a surgir fricciones. Algunos miembros probablemente se unirán con cada uno. En caso de que alguno logre que la iglesia se dedique a la obra de él, el interesado en otro campo de actividad va a creer que la iglesia no le ha tratado justamente. Este es un estado indeseable de asuntos, pero fácilmente se puede evitar si la iglesia, bajo la dirección de ancianos sabios y alertas, traza planes para diferentes campos de trabajo que se necesita hacer, y señala aproximadamente la cantidad de dinero que ha de ser gastado en cada campo de actividad, no haciendo nada "por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros" (Fil. 2:3,4). 3 "¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?" (Amós 3:3).
3.- LA BIBLIA ES NUESTRA GUÍA. Si hubiera unidad basada en cosa distinta a la Biblia, no sería la unidad del Espíritu. La unidad del Espíritu es aquella que viene por seguir la enseñanza del Espíritu. "Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado" (1 Juan 1:7).
4.- SE RECONOCE A JESÚS COMO CABEZA. La iglesia es comparable al cuerpo humano. "Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros" (Rom. 12:4,5). En un cuerpo humano sano hay unidad de acción, porque todos los miembros son dirigidos por la cabeza. Hay trabajo para cada miembro del cuerpo humano, como también para cada miembro del cuerpo de Cristo. Si algún miembro no responde a la cabeza, es que la conexión entre el miembro y la cabeza ha sido dañada. Así también en la iglesia, el cuerpo espiritual, sobre el cual Jesús es cabeza, y del cual somos miembros, hay unidad de acción cuando cada miembro es guiado por Jesús, la cabeza. "Y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia" (Col. 1:18).
5.- UNO SE NIEGA A SÍ MISMO. En nuestras relaciones sociales, si no nos negáramos ni tuviéramos respeto a las ideas, derechos y conveniencias de otros, habría dificultades constantes, llegaríamos a ser desagradables y nos ignorarían los demás. En nuestras relaciones con la iglesia, no nos olvidemos de que nuestra conducta sea sazonada con sal. "Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno, para edificación" (Rom. 15:2). "Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros" (Ef. 4:31,32)". "Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros" (Rom. 12:10). "No seáis sabios en vuestra propia opinión" (Rom. 12:16).
EL TRATO CON LOS QUE CAUSAN DIVISIÓN
1.- CÓMO DEBE LA IGLESIA DE TRATAR CON LOS QUE CAUSAN DIVISIÓN. "Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos. Porque tales personas no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus propios vientres, y con suaves palabras y lisonjas engañan los corazones de los ingenuos" (Rom. 16:17,18). La iglesia que atiende, anima, extiende comunión, a uno que divide iglesias contra la doctrina de Cristo, o le retiene en su comunión, no obedece un mandamiento positivo del Señor. Aunque él sea amigo de uno, no debe uno de sacrificar la paz y unidad de la iglesia en el altar de la amistad personal. Muy poca atención se presta al mandamiento del Señor en este particular. Se necesita concienciar en este detalle. Alguno puede dividir la iglesia de una localidad, y luego hallar plena comunión con la iglesia de otra localidad. A veces sucede que tal hombre, sin arrepentimiento o esfuerzo de subsanar la división que causó en una iglesia, es escogido por maestro y director en otra iglesia. Tal cosa no sucedería si aquella iglesia respetara lo que ha dicho el Señor. "Al hombre que cause divisiones, después de una y otra amonestación deséchalo, 11 sabiendo que el tal se ha pervertido, y peca y está condenado por su propio juicio" (Tit. 3:10,11). Un hombre faccioso es uno que causa disensión o división.
2.- LO QUE DIOS HARÁ CON LOS QUE CAUSAN DIVISIÓN. "Pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; tribulación y angustia" (Rom. 2:8,9)
LA SANTIDAD DE LA IGLESIA
1.- GANADA CON SANGRE. "La iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre" (Hechos 20:28). La iglesia no fue redimida con "oro o plata", sino con la preciosa sangre de Cristo (1 Ped. 1:18).
2.- CRISTO LA AMÓ. "Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha" (Ef. 5:25-27). Que nunca hable nadie a la ligera de la iglesia, ni la repruebe en forma alguna. Puede reprobarse el pecado de algún miembro de la iglesia, pero ¡nunca se repruebe a la iglesia! Nos parecen endurecidos de corazón y criminales los soldados por clavar el cuerpo físico del Señor y por abrirle un costado con una lanza; pero ese cuerpo no era tan apreciado para él como la iglesia, su cuerpo espiritual. ¡Cuán pecador es para Cristo el que, por medio de sus propias opiniones o sus ambiciones egoístas, divide la iglesia del Señor! La sentencia del tal ya se ha declarado. "¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es" (1 Cor. 3:16,17).
* * *
Temas para investigación y discusión:
1. ¿Qué causó la división del reino de Israel?
2. Muéstrese cómo son uno Dios, el Hijo, y el Espíritu Santo.
3. La necesidad de que todos entiendan igualmente.
4. ¿De quién es el deber de predicar?
5. El propósito de Dios en convertir a los hombres.
* * *
Preguntas:
1. ¿En qué difieren la unidad y la unión?
2. ¿Hay unión en la unidad?
3. ¿Por qué es cosa deseable la unidad?
4. ¿Cómo impide la división la obra de la iglesia?
5. ¿A dónde conduce la división?
6. ¿Cuáles son los frutos de la división?
7. ¿Qué dice el Señor respecto a las divisiones? Cítese.
8. ¿Qué efecto tiene en los miembros la división en las congregaciones?
9. ¿Cómo echa la división fuera a Cristo muchas veces? Cítese pasaje.
10. ¿Son siempre pecaminosas las divisiones?
11. ¿Qué dice Dios respecto a los que causan divisiones? Cítese.
12. Cítese el pasaje que clasifica a los que causan divisiones.
13. ¿Cuál fue la causa de la división en Corinto? Cítese.
14. ¿Qué muestra la división?
15. ¿Cómo causan muchas veces divisiones los asuntos personales?
16. ¿Cómo es que muchas veces causan divisiones ambiciones egoístas?
17. Cuéntese lo de Diótrefes.
18. ¿En qué manera echó de la iglesia Diótrefes? Dése la referencia.
19. ¿En qué se basa la fe? Cítese.
20. ¿Qué es andar por fe? Cítese.
21. Muéstrese que la fe es más que la mera aceptación de algún hecho.
22. ¿En qué manera manifestaron falta de fe en Dios Moisés y Aarón? Dése la referencia.
23. Contrástense la opinión y la fe.
24. ¿Por qué fue rechazado el sacrificio de Caín? Cítese.
25. ¿Puede la opinión ser base de unidad? Dése la razón.
26. ¿Por qué es pecado la adoración basada en la opinión?
27. En asuntos de opinión, ¿Qué curso de acción debe de ser seguido?
28. ¿Cómo llega la costumbre a ser una ley para muchos?
29. ¿Cómo debería de hacerse la colecta?
30. ¿Cómo futuros líderes causan a veces división?
31. ¿Cuál es el resultado de la inactividad?
32. ¿Quién es responsable por la inactividad?
33. ¿Hay trabajo para todo hermano? ¿Cuál es el de usted?
34. ¿Qué dijo David acerca de la unidad? Dé la cita.
35. ¿Qué dijo Pablo acerca de la unidad? Dé la cita.
36. Cítese lo dicho por Pedro acerca de la unidad.
37. Cítese la oración de Cristo por la unidad.
38. ¿Cuándo es posible la unidad?
39. Nómbrense algunos elementos necesarios para que haya unidad.
40. ¿Qué parte tiene un programa definido de la iglesia en la unidad?
41. ¿Cómo es la Biblia la base de la unidad?
42. Muéstrese la unidad del cuerpo físico.
43. Cristo es la cabeza; muéstrese la unidad de los miembros de la iglesia-su cuerpo.
44. ¿Cómo nos portamos en la sociedad tocante a los derechos de otros?
45. ¿Cómo debemos de tratar con los que causan divisiones? (Rom. 16:17,18)
46. ¿Cómo deben las distintas congregaciones tratar a un hombre faccioso?
47. ¿Cómo tratará Dios a los facciosos?
48. Cítese Hechos 20:28.
49. Cítese Efesios 5:25-27.
50. Cítese 1 Pedro 1:18.
51. ¿Por qué no se debe reprobar a la iglesia?
52. Muéstrese cómo Cristo amó a la iglesia.
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