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    Mensaje  administrador Sáb 6 Feb 2010 - 15:16

    Juez. "Lejos de ti el hacer tal, que hagas morir al justo con el impío, y que sea el justo tratado como el impío; nunca tal hagas. El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo?" (Génesis 18: 25).


    Gobernante. "La sentencia es por decreto de los vigilantes, y por dicho de los santos la resolución, para que conozcan los vivientes que el Altísimo gobierna el reino de los hombres, y que a quien él quiere lo da, y constituye sobre él al más bajo de los hombres" (Daniel 4: 17).


    Padre. "Como el padre se compadece de los hijos, Se compadece Jehová de los que le temen" (Salmos 103: 13).


    "Ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas. Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación; para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros. Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos" (Hechos 17: 25-28).


    "Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba!, ¡Padre! " (Romanos 8: 15).


    La filosofía religiosa lo describe en términos como "omnipotente", "omnisciente" y "omnipresente", palabras que enseñan ciertas verdades importantes acerca de él.

    Su existencia está universalmente confirmada por su creación y lo corrobora la naturaleza del hombre:


    "Porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa" (Romanos 1: 19, 20;


    "Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos" (Romanos 2: 14, 15).


    Pero este testimonio, aparte de la revelación que Dios dio de sí mismo en las Escrituras, proporciona sólo un concepto limitado y a menudo erróneo (incluso él revela sólo lo que necesitamos saber). Pero debemos recurrir a la Biblia para obtener nuestra definición de Dios. Toda especulación más allá de la revelación es inútil y aun peligrosa.







    Romanos 1:1 Evangelio de Dios


    "Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para [por] el evangelio de Dios" (RV -1960).
    παυλος δουλος ιησου χριστου κλητος αποστολος αφωρισμενος εις ευαγγελιον θεου


    De Dios (Gr. θεου [theou] genitivo sing. masc. de θεος [theos]).




    Evangelio de Dios (ευαγγελιον θεου [euaggelion theou])



    Tanto en griego como en español estas palabras pueden significar:
    (1) El evangelio que se origina en Dios.
    (2) El evangelio a respecto de Dios.





    Romanos 1:1 Evangelio


    "Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios"
    παυλος δουλος ιησου χριστου κλητος αποστολος αφωρισμενος εις ευαγγελιον θεου


    ευαγγελιον [euaggelion]- palabra compuesta: "bueno" y "mensaje" o "noticias": "buena noticia".


    Tyndale (1525) entendía que las palabras εις ευαγγελιον [eis euaggelion] significaban "para predicar el Evangelio". Su interpretación ha sido imitada por una cantidad de traductores modernos. Otros prefieren dejar la frase en forma ambigua.


    Personalmente entiendo que esta expresión εις ευαγγελιον [eis euaggelion] significa: "por el evangelio".


    La palabra ευαγγελιον [euaggelion] fue originalmente un término para dar las noticias de una victoria, especialmente en conexión con una batalla. Un mensajero que traía buenas nuevas de una batalla levantaba su brazo derecho, pronunciaba la palabra como un saludo, y todos sabían que el resultado había sido bueno antes de conocer cualquiera de los detalles.


    La palabra se usó también en conexión con los grandes eventos y ritos religiosos en el culto imperial romano. Siendo que el emperador era considerado como un ser divino, los grandes eventos y rituales de su reinado influirían en la disposición de las fuerzas, tanto naturales como espirituales.


    El término ευαγγελιον [euaggelion] se usó para anunciar la ascensión al trono de un nuevo emperador, por eso se consideraba como la introducción de una era de paz y prosperidad para el mundo. Puesto que la gente creía que el emperador tenía poder para controlar las fuerzas malignas del universo, una ceremonia de inauguración del reinado se señalaba como una victoria.


    Los cristianos (algunos piensan que esta fue una obra particular de Pablo) tomaron este término para indicar la victoria y la promesa de las buenas cosas por venir, y lo llenaron con un significado aún mayor.


    La explicación más clara de esto en un sólo pasaje se encuentra justamente aquí en Romanos 1: 1-5.


    "Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para [por] el evangelio de Dios, que él había prometido antes por sus profetas en las santas Escrituras, acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne, que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos, y por quien recibimos la gracia y el apostolado, para [por] la obediencia a [de] la fe en todas las naciones por amor de su nombre".


    Aquí Pablo, después de declarar que ha sido "apartado" por el evangelio (es decir por la proclamación divina de la buenas nuevas de la victoria de Jesucristo en el camino a Damasco) pasa a describir el significado del evangelio: Fue prometido con anterioridad por los profetas, cumplido en la persona del Hijo de Dios, quien en el lado humano descendía de David, y fue declarado Hijo de Dios por el poder de la resurrección de los muertos. Él ahora es Jesús, nuestro Señor (ascendido al cielo y entronizado), y a través de él hemos recibido gracia y misericordia.





    Romanos 1:1 Apartado


    "Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios"
    παυλος δουλος ιησου χριστου κλητος αποστολος αφωρισμενος εις ευαγγελιον θεου


    Apartado


    αφωρισμενος [aphôrismenos] - Perfecto del Participio Pasivo, nom. sing. masc. del Verbo αφωριζω [aphôrizô]: de απο [apo] "de", "desde" y οριζω [horizô] "delimitar" = "separar de otros mediante un límite".


    Pablo se refiere aquí a la experiencia que tuvo en el camino a Damasco.

    αφωριζω [aphôrizô] aparece 10 veces en el Nuevo Testamento griego:


    Dos veces en la voz pasiva:


    Aquí en Romanos 1: 1 y en


    2 Corintios 6: 17 "Por lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos [αφορισθητε aphoristhête - Aoristo del Imperativo Pasivo, 2ª pl. (lit: "sean ustedes separados")], dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré". Es una cita de Isaías 52:11. En la LXX, la palabra es la misma .


    Ocho veces en la voz activa:



    Mateo 13:49 "Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán [αφοριουσιν aphoriousin - Futuro del Indicativo Activo, 3ª pl.] a los malos de entre los justos".


    Mateo 25: 32 "y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará [αφορισει aphorisei - Futuro del Indicativo Activo, 3ª sing.] los unos de los otros, como aparta [αφοριζει aphorizei -Presente del Indicativo Activo, 3ª sing.] el pastor las ovejas de los cabritos".


    Lucas 6: 22 Bienaventurados seréis cuando los hombres os aborrezcan, y cuando os aparten de sí [αφορισωσιν aphorisôsin - Aoristo del Subjuntivo Activo, 3ª pl.], y os vituperen, y desechen vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre".


    Hechos 13: 2 "Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme [αφορισατε aphorisate - Aoristo del Imperfecto Activo, 2ª pl.] a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado".


    Hechos 19: 9 "Pero endureciéndose algunos y no creyendo, maldiciendo el Camino delante de la multitud, se apartó Pablo de ellos y separó [αφωρισεν aphôrisen - Aoristo del Indicativo Activo, 3ª sing.] a los discípulos, discutiendo cada día en la escuela de uno llamado Tirano".


    Gálatas 1: 15 "Pero cuando agradó a Dios, que me apartó [αφορισας aphorisas - Aoristo del Participio Activo, nom. sing. masc.] desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia". (La misma forma griega del verbo -αφορισας aphorisas- es usada en Levítico 20: 26, LXX, para describir al pueblo de Dios separado del mundo: "Habéis, pues, de serme santos, porque yo Jehová soy santo, y os he apartado de los pueblos para que seáis míos").


    Gálatas 2: 12 "Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba [αφωριζεν aphôrizen - Imperfecto del Indicativo Activo, 3ª sing.], porque tenía miedo de los de la circuncisión".





    Romanos 1:1 Apóstol


    "Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios"
    παυλος δουλος ιησου χριστου κλητος αποστολος αφωρισμενος εις ευαγγελιον θεου

    αποστολος apostolos [de απο apo, "lejos", "apartado de", y στελλω stellô, "enviar", "despachar"; así, literalmente, "uno enviado", y por extensión, "un mensajero", "un embajador"].

    En griego clásico apóstolos se aplica frecuentemente a un barco o convoy despachados en una expedición mercantil o naval; al capitán de un barco mercante o al comandante de un escuadrón naval; a un representante, sea embajador o enviado.

    En griego koiné, el idioma en que se escribió el NT, αποστολος apostolos se usa también con estas 2 aplicaciones generales: a cosas y a personas.

    Aparece con la connotación de un barco enviado, una carga que se despacha; de los documentos que representan el barco y su carga (el documento de remito, o tal vez, la licencia de exportación).

    Con referencia a personas, el término se aplica al embajador, enviado, delegado. Josefo usa esta palabra cuando habla de los embajadores que los judíos enviaron como sus representantes a Roma.

    En el NT, apóstolos con lleva la idea de misión y de representación. El término aparece en el registro de la ordenación y el envío de los discípulos en misión evangelizadora (Mateo 10: 2-6).

    Es probable que en esa ocasión Jesús usara la palabra aramea shelaj, equivalente del participio hebreo shâlûaj, "enviado". Este témino semítico, del cual αποστολος apostolos es el equivalente griego, parece haber tenido un uso técnico entre los judíos.

    En la literatura rabínica se lo aplica con referencia a mensajeros y representantes dotados de autoridad, como los responsables de reunir ofrendas entre los judíos de la diáspora.

    Evidentemente, en todo el NT αποστολος apostolos tiene una significación técnica similar.

    El término se usa en los Evangelios, con una excepción (Lucas 11: 49), y sólo en relación con los Doce a quienes Jesús llamó y envió: Andrés y su hermano Simón, más tarde conocido como Simón Pedro; Jacobo (Santiago) y su hermano Juan, hijos de Zebedeo; Felipe; Natanael, también llamado Bartolomé; Mateo, también llamado Leví; Tomás; Jacobo (Santiago), el hijo de Alfeo; Simón el Zelote o cananista; Judas, el hermano de Jacobo; y Judas Iscariote.

    El término αποστολος apostolos , sin embargo, no se limita a los Doce.

    Pablo, al defenderse contra los que criticaban su ministerio se llamó a sí mismo apóstol, usó la palabra en su sentido técnico, y dio prueba de su apostolado por el hecho de que había sido enviado por el Señor (1 Corintios 9:1, 2; cf. Hechos 1:21, 22, 25) y de él había recibido directamente ese encargo (Gálatas 2:8, 9).

    "Apóstol" también se aplica a Bemabé (Hechos 14:14); a Apolos, a quien Pablo incluye entre los apóstoles que fueron "espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres" (1 Corintios 4:6, 9); y a Silvano y Timoteo, a quienes se describe como "apóstoles de Cristo" (1 Tesalonicenses 1:1; 2:6).







    Romanos 1:1 Llamado


    "Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser* apóstol, apartado para el evangelio de Dios"
    παυλος δουλος ιησου χριστου κλητος αποστολος αφωρισμενος εις ευαγγελιον θεου

    κλητος [klêtos] Adj. verbal: "convocado", "llamado", "invitado". κλητος [klêtos] es el que recibe la invitación para alcanzar la salvación eterna.

    Esta palabra aparece 11 veces el en NT griego. A seguir, las otras 10:

    (1) "Así, los primeros serán postreros, y los postreros, primeros; [porque muchos son llamados, mas pocos escogidos]" [Lectura variante] (Mateo 20:16).

    (2) Porque muchos son llamados, y pocos escogidos" (Mateo 22:14).

    (3) "entre las cuales estáis también vosotros, llamados a ser* de Jesucristo" (Romanos 1:6).

    (4) "a todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser* santos: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo" (Romanos 1:7).

    (5) "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados" (Romanos 8:28).

    (6) Pablo, llamado a ser* apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Sóstenes" (1 Corintios 1:1).

    (7) "a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser* santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro" (1 Corintios 1:2).

    (8) "mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios" (1 Corintios 1:24).

    (9) "Judas, siervo de Jesucristo, y hermano de Jacobo, a los llamados, santificados en Dios Padre, y guardados en Jesucristo" (Judas 1).

    (10) "Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son * llamados y elegidos y fieles" (Apocalipsis 17:14).
    -------------------------------
    *Las palabras en itálico no están en el griego.






    Romanos 1:1 Jesucristo


    "Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios"

    παυλος δουλος ιησου χριστου κλητος αποστολος αφωρισμενος εις ευαγγελιον θεου

    Jesucristo: nombre que consta de dos partes, que se considerarán en forma separada.

    Jesús
    ιησου iêsou [transliteración del arameo Yeshûâ, "Jesús", y éste del hebreo Yehôshûa, Josué].

    En el texto griego, Lucas y Pablo se refieren a "Josué" como ιησους Iêsous:


    "El cual, recibido a su vez por nuestros padres, lo introdujeron con Josué [ιησους Iêsous] al tomar posesión de la tierra de los gentiles, a los cuales Dios arrojó de la presencia de nuestros padres, hasta los días de David" (Hechos 7:45). "Porque si Josué [ιησους Iêsous] les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro día" (Hebreos 4:8)

    Por lo general se ha entendido que este nombre significa "Jehová es salvación" (Mateo 1:21). Algunos estudiosos sugieren que debe traducirse"Jehová es generosidad".

    El nombre original de Josué, Hoshea', que se ha transliterado como Oseas (Deut. 32: 44; Núm. 13: 8, 16), que significa"salvador" o "salvación" le fue cambiado por Moisés. Según Núm. 13:16, Moisés le cambió el nombre por el de Yehoshua', Jehoshua, poniendo como prefijo la forma abreviada de Jehová (Yahvéh) al nombre anterior de Josué. De ese modo significó "salvación de [o por] Jehová". Josué es sólo una forma acortada de Jehoshua, la forma que siempre aparece en el AT hebreo. En la versión la LXX (Septuaginta o de los Setenta) se lo llama Iêsous huios Naue, "Jesús, hijo de Naue [Nun]".

    Después del cautiverio babilónico, cuando el arameo reemplazó al hebreo como idioma común de los judíos, este nombre se transformó en Yeshua', que pasó al griego como ιησους Iêsous . En tiempos del NT, Yeshua' era un nombre común entre los judíos (Hechos 13:6; Col. 4:11), y estaba en armonía con la costumbre hebrea de escoger nombres que tuvieran significado religioso.

    Hoy día, los nombres sirven mayormente como una identificación. Pero en tiempos bíblicos, se escogía el nombre con sumo cuidado porque daba testimonio de la fe y de la esperanza de los padres, de las circunstancias del nacimiento del niño, de sus propias características, o se relacionaba con la misión de su vida, sobre todo cuando el nombre había sido ordenado por Dios.

    El ángel Gabriel indicó a José que llamara al primogénito de María con este nombre, y la razón que se le dio fue: "Porque él salvará a su pueblo de sus pecados" (Mateo 1:21).

    El nombre de Jesús está lleno de recuerdos históricos y vislumbres proféticas. Así como Josué había guiado a Israel a la victoria en la tierra prometida, así también Jesús, el Capitán de nuestra salvación, vino para abrirnos las puertas de la Canaán celestial.

    Pero Jesús no sólo es el Autor de nuestra salvación (Heb. 2:10), sino que también es el "apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión" (Heb. 3:1).

    El sumo sacerdote que volvió del cautiverio babilónico (Esdras 2:2) se llamaba Josué (Zac. 3:8; 6:11-15).

    Así como Oseas amó a una mujer indigna y procuró, en vano, por algún tiempo ganar su afecto, y finalmente la compró de nuevo en el mercado de esclavos (Oseas 1:2; 3:1-2), así también Jesús vino para libertar a la raza humana de la esclavitud del pecado (Luc. 4:18; Juan 8:36).

    Cristo
    χριστος christos [traducción del hebreo Mâshîaj, Mesías]).

    La palabra "Mesías" significa "ungido".

    Antes de la resurrección, en los cuatro Evangelios se llama a Jesús "el Cristo" (o Mesías), usando el nombre más bien como título que como nombre personal. Después de la resurrección, el artículo suele desaparecer y "Cristo" se transforma tanto en nombre como en título.

    En tiempos del AT el sumo sacerdote (Exo. 30:30), el rey (2 Sam. 5:3; cf. 1Sam. 24:6), y en algunos casos los profetas (1 Rey. 19:16) eran ungidos al ser consagrados al sagrado servicio. Esas personas se denominaban entonces mashíaj,"ungido" (Lev. 4:3; 1 Sam. 24:6; 1 Crón. 16:21-22).

    En las profecías mesiánicas, el término pasó a aplicarse específicamente al Mesías, quien como Profeta (Deut. 18:15), Sacerdote (Zac. 6:11-14), y Rey (Isa. 9:6-7), había sido constituido para que fuera nuestro Redentor (Isa. 61:1; Dan. 9:25-26).

    Como Profeta, vino a representar al Padre ante los hombres; como Sacerdote, ascendió para representar a los hombres ante el Padre; y como Rey, libera a los que creen en él, no sólo del poder del pecado en esta vida, sino también del reino del pecado, y habrá de reinar sobre ellos en el reino de gloria.

    La palabra Christos viene del verbo chriô que significa "rozar", "untar". "ungir".

    En el NT, se dice que Cristo fue "ungido" (Luc. 4:18; Hech. 4:27;10:38; Heb. 1:9).

    "Cristo" no fue un nombre personal por el que la gente lo conoció mientras estuvo sobre la tierra, sino un título usado para identificarlo con aquel en quien las promesas y profecías mesiánicas del AT encontraban su cumplimiento.

    Para los que creyeron en él como enviado de Dios, él era el Cristo; es decir, el Mesías, el "ungido" por Dios para ser el Salvador del mundo.

    Jesucristo

    El uso de los 2 nombres juntos (Mateo 1:18; 16:20; Marcos 1:1), Jesús y Cristo, constituye una confesión de fe en que Jesús de Nazaret, el hijo de María, es realmente el Mesías (Mateo 1:1; Hechos 2:38).

    También se lo conocía por el título de Emanuel, "Dios con nosotros", un reconocimiento de su divinidad y nacimiento virginal (Mateo 1:23; cf Isaias 7:14; 9:6, 7).

    La designación corriente que usó Jesús para sí mismo fue "el Hijo del Hombre" (Marcos 2:10; etc,), una expresión que nunca usaron otros cuando hablaban de él o se dirigían a él. Con este título, que parece tener implicaciones mesiánicas, Jesús enfatizó su humanidad, sin duda pensando de sí mismo como la simiente prometida (Génesis 3:15; 22:18; cf Gálatas 3:16).

    Raramente usó para sí mismo el título "Hijo de Dios", el cual enfatizaba su divinidad (Juan 9:35-37; 10:36), aunque a menudo se refería a Dios como su Padre (Mateo 16:17; etc.). Sin embargo, el Padre lo llamó su Hijo (Lucas 3:22; 9:35), y Juan el Bautista (Juan. 1:34) y los Doce (Mt. 14:33; 16:16) lo reconocieron como "Hijo de Dios".

    La afirmación de Jesús de que Dios era su Padre en un sentido especial, y más tarde, su admisión de ser el Hijo de Dios, le valieron el arresto de los judíos que alegaban que eso era causa suficiente para su condenación y muerte (Lucas 22:70, 71).

    El ángel Gabriel explicó que Jesús debía ser llamado Hijo de Dios en virtud de su nacimiento de María por el poder del Espíritu Santo (Lucas 1:35; cf Heb. 1:5), y Pablo dice que la resurrección de Jesús de los muertos lo declara "Hijo de Dios" con poder (Romanos 1:4).

    Sus dicípulos con frecuencia se dirigieron a él como "Maestro" (Marcos 4:38; 9:38; etc.), y también, en reconocimiento de su deidad, como "Señor" (Juan. 14:5, 8; 20:28).

    La gente y los gobernantes por igual usaron el término "Hijo de David" como una designación popular para el Mesías (Mateo 12:23; 22:42; Mr. 12:35; etc.), y como una expresión de la esperanza de liberación de la opresión política.






    Romanos 1:1 Siervo de Jesucristo


    "Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios"
    παυλος δουλος ιησου χριστου κλητος αποστολος αφωρισμενος εις ευαγγελιον θεου

    La crucifixión era un método característico de ejecución romana y que nunca se aplicaba a ciudadanos romanos, pues esta forma de castigo se reservaba para las personas más despreciadas: los δουλος doulos, los peores criminales y los no romanos.

    Por esto, y por lo que hemos considerado a respecto de los esclavos, algunos se avergonzarían de definirse como siervos.

    Pero Pablo usa con frecuencia el término δουλος doulos ("siervo" - "esclavo") para expresar su relación con Cristo como creyente en él:

    “Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo” (Gálatas 1:10)

    “Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, con los obispos y diáconos” (Filipenses 1:1).

    “Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesucristo, conforme a la fe de los escogidos de Dios y el conocimiento de la verdad que es según la piedad” (Tito 1:1).

    Pablo reconocía que los cristianos pertenecen a Cristo por haber sido comprados:
    "Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios" (1 Cor. 6: 20).

    "Porque el que en el Señor fue llamado siendo esclavo [δουλος doulos], liberto es del Señor; asimismo el que fue llamado siendo libre, esclavo [δουλος doulos] es de Cristo. Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos [δουλος doulos], de los hombres" 1 Cor. 7:22, 23).

    "en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia" (Efe. 1:7).

    "sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación" (1 Pedro 1:18-19).

    Y con frecuencia aplicaba el sustantivo δουλος doulos a los creyentes:
    "Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna" (Rom. 6: 22; 1 Cor. 7:22)

    "no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios" (Efe. 6:6).

    "Siervo de Jesucristo"
    No es un nombre del cual debemos avergonzarnos. Debiéramos reconocer con gozo que somos la posesión comprada de Cristo y entregarnos a su voluntad. Esa clase de servicio absoluto es verdadera libertad (1 Cor. 7:22; Gál. 4:7), porque cuanto más sujetos estamos a la autoridad de Cristo tanto más libres estamos del yugo de los hombres (1 Cor. 7:23).

    La importancia del siervo deriva de la dignidad de aquel a quien sirve. Pablo servía al Señor Jesucristo. Está al alcance de todos el servir al mismo Amo.

    "¿No sabéis que a quien os prestáis vosotros mismos por siervos para obedecerle, sois siervos de aquel a quien obedecéis? (Rom. 6:16).

    Hasta el mismo empleado del hogar que se entrega al Señor es siervo del Señor, y no del hombre.

    "Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales, no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino con corazón sincero, temiendo a Dios. Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís" (Col. 3:22-24).








    Romanos 1:1 Siervo - II


    "Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios"
    παυλος δουλος ιησου χριστου κλητος αποστολος αφωρισμενος εις ευαγγελιον θεου

    El término puede aplicarse a los funcionarios de la corte como siervos del rey (Gén. 41:10; Ex. 7:10, 20; etc.), o a alguien que de alguna manera tiene relación de dependencia con otra persona (Daniel 1:12, 13).

    Cuando un inferior se dirige cortésmente a un superior, a menudo se puede referir a sí mismo como siervo, para expresar sumisión (Gén. 50:18, 2 Rey 1:13; Luc. 2:29; Hech. 4:29).

    A los que adoran y sirven al verdadero Dios como súbditos suyos, se los llama siervos del Señor (Gén. 19:19; 1 Sam. 3:10; Apo. 1:1; 22:6), y especialmente a sus representantes y voceros escogidos (1 Rey. 8:56; 2 Rey. 9:7; Daniel 9:6).

    De particular interés es la expresión "mi siervo" o sus equivalentes, tal como aparecen en los capítulos 41-66 de Isaías, donde a menudo se refiere a Israel como el "siervo" de Dios, a quien él "escogió" (41:8, 9). Isaías ve a la nación desempeñando su papel en el marco de la relación de pacto con el Señor, particularmente con respecto al propósito de Dios para ese pueblo después del cautiverio babilónico (41:9).

    Al obrar como sus "testigos" (43:10) debían conocer y comprender la voluntad del Señor para poder dar testimonio de él ante las naciones circundantes. Dios derramaría su Espíritu sobre ellos con el fin de capacitarlos para que lo hicieran eficazmente (44:1-3). El Señor redimiría de Babilonia a su "siervo" Jacob y a sus descendientes, los llevaría de nuevo a su propia tierra (65:9), los bendeciría (65:13-15) y sería glorificado en ellos (49:3). En caso de serle fieles, los defendería de sus enemigos (cf 54:15-17).

    En un sentido especial, el Mesías en persona sería el "siervo" de Jehová, que completaría la restauración espiritual y la glorificación de Israel (lsaias 42:1-4). El es el siervo sufriente de los capítulos 52:13-53:12. Al dar testimonio Israel ante las naciones, muchos llegarían a adorar al verdadero Dios, y por esto mismo se convertirían en sus "siervos" (56:6).

    Los modernos expositores judíos generalmente atribuyen a Israel todos los comentarios acerca del "siervo de Jehová" que aparecen en los capítulos 41-66, por ser el pueblo elegido de Dios. Sin embargo, los expositores judíos más antiguos - el Tárgum de Isaías, por ejemplo - aplican al Mesías los capítulos 52:13-53:12. La mayoría de los eruditos judíos que contribuyeron a componer el Midrás, también le aplicaron estos pasajes alfuturo Mesías.






    Romanos 1:1 Siervo - I


    "Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios"
    παυλος δουλος ιησου χριστου κλητος αποστολος αφωρισμενος εις ευαγγελιον θεου

    Gr. δουλος doulos, literalmente, "esclavo". La palabra contiene la idea de pertenecer a un amo y de servirle como esclavo.

    Un esclavo es una persona considerada propiedad de otra y completamente bajo su control.

    La práctica de tener esclavos comenzó en tiempos muy antiguos. Abrahán, de acuerdo con su época, los tuvo (Gén. 15:3); José fue vendido como siervo (literalmente "esclavo", Sal. 105:17) e Israel fue una nación esclavizada en Egipto (Deut. 16:12; 24:18, 22; etc.).

    Los esclavos eran comunes en la Mesopotamia, donde se los podía comprar por unos 40 siclos; por ello, muchos ciudadanos los adquirían para las tareas domésticas y agrícolas.

    En Egipto, sin embargo, eran menos numerosos y los tenían mayormente sólo los ricos, aunque a veces también los veteranos de guerra, que los recibían como recompensa por su valor.

    A un esclavo se lo podía adquirir por la guerra (cƒ 2 Rey. 5:2) o por compra (Ex. 12:44), a veces como pago de una deuda (2 Rey 4:1; cƒLev. 25:39); podía nacer como esclavo en la casa de su amo (Gén. 15:3), o podía recibirse como herencia (Lev. 25:46). A un esclavo hebreo sólo se le podía exigir que trabajara 6 años (Ex. 21:2), una ley que no siempre se observaba (Jer. 34:8-11).

    Cuando un esclavo era libertado, la esposa esclava que se le había dado y los hijos que le habían nacido quedaban como propiedad del amo (Ex. 21:2-4). El esclavo podía, si deseaba, quedar como tal a perpetuidad, en cuyo caso el amo perforaba su oreja con una lezna como señal de servidumbre (Ex. 21:5, 6).

    Un siervo capaz y de talento podía avanzar a una posición de importancia (Prov. 17:2; cƒ Sal. 105:17-21; Gén. 41:42-44).

    Un dueño era castigado por matar a un esclavo (Ex. 21:20), y un esclavo debía ser libertado en ciertos casos de pérdida de miembros del cuerpo (Ex. 21:26). Un siervo que hubiera escapado no debía ser devuelto a la fuerza a su amo (Deut. 23:15).

    Algunas veces un hombre vendía a su hija como esclava (Ex. 21:7) para transformarse en concubina o esposa secundaria. De acuerdo con Herodoto, esta era una práctica regular entre los tracios. Salomón transformó en esclavos a los cananeos que sobrevivieron en la tierra, pero no a los israelitas (1 Rey. 9:21, 22).

    Bajo una antigua ley romana el esclavo estaba a merced absoluta de su amo, para vida o para muerte. No podía apelar a las cortes civiles, no podía poseer propiedades, pero estaba sujeto al menor capricho de su dueño. Como resultado, muchos sufrieron una pesada servidumbre. En una ocasión, cuando un senador romano fue asesinado por un esclavo, su muerte fue vengada con la matanza de los 400 que tenía la familia.

    Sin embargo, algunos amos trataban a sus esclavos con gran consideración (cƒ Luc. 7:2). Aparentemente había cristianos que poseían esclavos en tiempos de Pablo (Ef. 6:5-9).

    Onésimo (Filem. 10-16) era un esclavo que había huido, pero quien, gracias al esfuerzo de Pablo, se había convertido en Roma y había sido enviado por éste de regreso a su amo en Colosas.

    Se aconsejaba al esclavo cristiano a no desalentarse por su esclavitud física (1 Cor. 7:20-22; cƒ 1 Tim. 6:1, 2). A la vista de Dios, el alma de un esclavo es tan preciosa como la de un hombre libre (Gál. 3:28).

    Que en el AT se reconozca y reglamente la esclavitud se debe entender contra el telón de fondo de la inmadurez de los hebreos y el bajísimo nivel del paganismo que los rodeaba. Dios trató con generosidad a su pueblo en los tiempos de su ignorancia.

    Pero esto hace surgir una pregunta con respecto a por qué el cristianismo no abolió la esclavitud de entrada.

    Jesús estableció una nueva regla con respecto al divorcio y al nuevo casamiento para sustituir la que se encuentra en la ley mosaica, que había sido adaptada a la "dureza de vuestros corazones" (Mt. 19:8; Mr. 10:5), pero no dio nuevas instrucciones con respecto a la esclavitud. ¿Se sigue, entonces, que Jesús aprobó la esclavitud porque en el NT no hay un "Moisés os dijo . . . pero yo os digo" también sobre este tema? De ninguna manera.

    No se nos dice específicamente por qué Jesús guardó silencio sobre el tema de la esclavitud o de la poligamia, o por qué Pablo envió a Onésimo para que volviera a casa de su amo con un pedido, no una orden, de recibir al fugitivo "no ya como esclavo, sino como más que esclavo, como hermano amado" (Filem. 16).

    Pero es claro que Jesús estableció principios que, si fueran aplicados, resultarían en la eliminación de los males sociales mediante la regeneración de los individuos que componen la sociedad. La sencilla observancia de la regla de oro evitaría la esclavitud de seres humanos: "Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos" Mateo 7:12).

    Los que critican a la iglesia primitiva por no atacar de frente los males sociales de su época - como la esclavitud, el abandono de los niños no deseados, y otros males difundidos -, deberían considerar que la función del evangelio es básicamente curar el mal del pecado. Una vez que se realiza la cura, los síntomas desaparecen.

    Además, si la iglesia naciente hubiera atacado el sistema social como tal, nunca hubiera tenido tiempo ni fuerzas para hacer alguna otra cosa, y probablemente habría sido aplastada completamente al intentarlo.






    Romanos 1:1 Pablo


    "Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios"

    παυλος δουλος ιησου χριστου κλητος αποστολος αφωρισμενος εις ευαγγελιον θεου

    Pablo

    Pablo seguía una antigua costumbre cuando puso su nombre como el autor en los saludos introductorios. Otros ejemplos de esto se pueden ver en Josefo, Antigüedades xvi. 6. 3-4; Hech. 23:26; 1 Mac. 11:30, 32.

    Son escasos los detalles biográficos directos, pero las referencias indirectas permiten reconstruir con cierta seguridad los primeros años de la carrera de Pablo.

    Las Escrituras no dicen nada acerca de sus padres, excepto una mención pasajera a su madre (Gál. 1:15) y de referencias generales sus antepasados hebreos (Hech. 24:14; Gál. 1:14; 2 Tim. 1:3).

    Según Hechos 23:16 no era hijo único, pues allí aparece "el hijo de la hermana de Pablo". Es posible que su familia lo consideró un apóstata cuando se convirtió al cristianismo y rompió toda relación con él (Fil. 3:8), y que este hecho le hiciera penoso hablar de los suyos, aunque por Romanos 16:7 podría entenderse que algunos de sus parientes eran cristianos.

    Una tradición del siglo II, registrada por primera vez por Jerónimo, afirma que los padres de Saulo vivieron originalmente en Giscala de Galilea. Dice también que alrededor del año 4 a. C. fueron llevados como esclavos a Tarso, principal ciudad de Cilicia en el Asia Menor, donde finalmente obtuvieron su libertad, prosperaron y se hicieron ciudadanos romanos. Más tarde les nació allí un hijo, Saulo.

    La vida de Saulo comenzó en Tarso (Hech. 22:3), donde al octavo día fue circuncidado (Fil. 3:5) y, según la costumbre, recibió su nombre. Puesto que era de la tribu de Benjamín (Rom. 11:1; Fil. 3:5), pudo haber recibido el nombre de Saulo en honor del primer rey de Israel, también de esa tribu.

    Desde su nacimiento tuvo ciertos privilegios envidiables. Era ciudadano romano de nacimiento (Hechos 22:28). En el siglo I d. C. la ciudadanía romana era muy codiciable, y es probable que la familia de Saulo fuera de cierta alcurnia y de una riqueza más que común. El poseedor de tal ciudadanía tenía amplia razón para enorgullecerse, y naturalmente sentiría afecto por el Imperio Romano.

    Además, Saulo era leal a su propia y distinguida ciudad; era ciudadano de Tarso (Hechos 21:39). Esto significa que no sólo residía allí, sino que poseía derechos de ciudadano. Es probable que tuviera este privilegio por servicios prestados por su familia a la ciudad.

    Pero por encima de estos privilegios sociales, Saulo valoraba su herencia racial y religiosa. Se gloriaba describiéndose como "hebreo de hebreos" (Fil.3:5; cf. 2 Cor. 11:22), y era celoso de las tradiciones de sus antepasados.

    Este orgullo era plenamente compatible con el que sentía por su ciudadanía, tanto romana como de Tarso, porque hasta el año 70 d. C., cuando Vespasiano abolió los derechos legales de los judíos, ellos podían conservar su nacionalidad peculiar, aun dentro del ambiente de la Roma pagana.

    A esta satisfacción de trasfondo religioso, Saulo añadía un orgullo especial por ser fariseo. Vivía como fariseo, "conforme a la más rigurosa secta" de la religión judía (Hechos 26:5; cf. Hechos 23:6; Fil. 3:5).

    Algunos comentadores sugieren que este fariseísmo fue heredado de su padre; pero es igualmente posible que se hiciera fariseo por causa de su educación bajo la tutela de Gamaliel. Cuando era aún joven, quizá a los 12 años, Saulo fue enviado a Jerusalén (Hechos 26:4) para ser educado por el famoso Gamaliel I (cap. 22:3).

    Fue instruido "estrictamente conforme a la ley", "creyendo todas las cosas que en la ley y en los profetas están escritas", llegando a ser "celoso de Dios", y "mucho más celoso de las tradiciones de" sus "padres" (Hechos 22:3; 24:14; Gál. 1:14).

    Parece que llegó a ser un partidario más fanático de su secta que su mismo maestro. De este modo puso el fundamento para su futura y enérgica cruzada contra la iglesia cristiana (Hechos 8:1, 3; 22:4-5; 26:9-12).

    Con este trasfondo y dentro de estos antecedentes, Saulo se introduce en el relato del libro de Hechos (cap. 7:58). Como miembro celoso de la secta más estricta del judaísmo, presenta su apoyo y da asentimiento con su presencia a la muerte de Esteban, quien parece condenar al judaísmo.

    Su presencia sugiere que Saulo había seguido viviendo en Jerusalén; por lo tanto, estaría bien enterado del ministerio y de la muerte de Cristo, y del posterior testimonio apostólico cada vez más poderoso. Pero puesto que menciona sólo su encuentro sobrenatural con Jesús en el camino a Damasco (Hechos 22:7-8; 26:14-15; 1 Cor. 15: 8), es poco probable que alguna vez lo hubiera visto personalmente. Con todo, Saulo estaba bien preparado para ser perseguidor de los cristianos, y no hay nada de extraño en que hubiera participado en la muerte del primer mártir.

    Se ha debatido mucho en cuanto al cambio de nombre que ocurre a la mitad del libro de Hechos.

    Se habla de "Saulo, que también es Pablo" (Hechos 13:9). ¿Porqué habría de presentarse allí un segundo nombre cuando se ha empleado el nombre "Saulo" 18 veces (cap. 7: 58 a 13: 9)?

    Desde los días de Jerónimo el nuevo nombre se ha relacionado con el de Sergio Paulo, procónsul de Chipre. Se ha sugerido que Saulo tomó el nombre de Pablo en esa ocasión en honor a la conversión del procónsul al cristianismo. Tal explicación parece poco probable, porque hay razones de peso para suponer que Saulo tuvo desde su infancia más de un nombre.

    Saulo nació en un mundo políglota; en una población heterogénea que hablaba una multitud de idiomas diferentes, pero cada grupo tenía su lengua vernácula. Por encima de todo, estaba el griego, lengua franca del mundo civilizado, y el latín, idioma oficial del Imperio Romano. Por esto muchas personas hablaban griego y latín, además de su lengua vernácula.

    Por esta razón muchos tenían más de un nombre o quizá diferentes formas del mismo nombre, según el idioma o la sociedad en que se lo usara. En otros casos tenían nombres sin relación lingüística entre sí; es decir, no eran traducciones de un idiomaa otro.

    En el caso de Saulo, puede haber pasado lo siguiente: cuando fue circuncidado recibió un nombre judío, Saulo, pero como vivía en una comunidad gentil se le dio también un nombre latino relativamente común: Paulus. Pueden señalarse muchos casos de personas que tuvieron dos nombres: Beltsasar-Daniel, Ester-Hadasa, Juan Marcos (ver Hechos 1:23; 13:1; Col. 4:11).

    Lucas muestra que sabía que el apóstol tenía dos nombres: Saulo y Pablo. Antes de Hechos 13:9 lo describe dentro de un ambiente mayormente hebreo, y por lo tanto ha usado su nombre hebreo, Saulo. Posteriormente (Hechos 13:9), Lucas lo ve frente a frente con un funcionario romano, quien naturalmente le habría preguntado su nombre, su procedencia, etc.

    Un ciudadano romano no habría respondido: "Soy Saulo, fariseo de Jerusalén", sino "Soy Pablo, ciudadano romano de Tarso". Por lo tanto, el uso del segundo nombre del protagonista del relato de Lucas es sumamente apropiado dentro de las circunstancias, y casi no necesita ninguna otra explicación.

    De aquí en adelante, Lucas emplea el nombre gentil, excepto en tres referencias al Saulo de tiempos pasados (cap. 22: 7, 13; 26: 14), lo que muestra con cuánta precisión Lucas registró los discursos de Pablo.

    Esto es muy apropiado, porque el ministerio del apóstol en la segunda mitad del libro de Hechos fue casi enteramente en medio de los gentiles. De esa manera el nombre de Pablo está entretejido con su misión para los gentiles. Esto está corroborado por el uso casi invariable del nombre de Pablo en sus epístolas (Rom. 1:1; 1 Cor. 1:1, 12; 2 Cor. 1:1; Gál. 1:1; 5:2; Col. 1:1; 4: 18; etc.).

    Otra interpretación merece ser considerada. La palabra latina paulus, cuyo equivalente griego es παυλος paulos significa "pequeño" o "chico", y se ha interpretado como una descripción de la estatura de Saulo. Esta idea tiene el apoyo del libro apócrifo de Hechos de Pablo y Tecla, que data aproximadamentede 160-180 d. C., y aunque no es digno de confianza quizá refleje una tradición genuina referente a la apariencia personal del gran apóstol.

    El pasaje en cuestión dice que Pablo era:

    "Un hombre pequeño de estatura, calvo, estevado, fornido, cejijunto, de nariz bastante larga, lleno de gracia, pues algunas veces parecía ser un hombre y otras veces tenía el rostro de un ángel".

    Sin embargo, debe reconocerse que esta explicación requiere que se acepte que Pablo recibió ese nombre cuando era grande, una vez que se destacaron sus características físicas.

    Sea cual fuere el origen del segundo nombre del apóstol, era un nombre romano muy apropiado para su propósito final de llevar el Evangelio a la capital imperial (Hechos 19: 21; Romanos 1: 15). Además, cuando Lucas presenta el tema central de su libro - el ministerio de Pablo para los gentiles -, usa siempre el nombre romano del apóstol.







    Romanos 1:1

    (Pulsa sobre la imagen para aumentarla)






    "Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios" (RV -1960).



    "Paulo, servo de Jesus Cristo, chamado para ser apóstolo, separado para o evangelho de Deus" (VARA, 2ª ed.).


    "Paul, a servant of Jesus Christ, called [to be] an apostle, separated unto the gospel of God" (KJV).


    "Paulus servus Christi Iesu vocatus apostolus segregatus in evangelium Dei" (Vulgata).





    i.05. Bosquejo

    I. Introducción, 1: 1-15.

    A. Saludo, 1: 1-7.
    B. Explicaciones personales, 1: 8-15.


    II. Exposición doctrinal, 1: 16 a 11: 36.

    A. La doctrina de la justificación por la fe, 1: 16 a 5: 21.

    1. Justificación alcanzada por la fe, 1: 16-17.
    2. La necesidad universal de justificación, 1: 18 a 3: 20.

    a. El fracaso de los gentiles, 1: 18-32.
    b. El fracaso de los judíos, 2: 1 a 3: 20.

    3. La justificación otorgada en Cristo, 3: 21-31.
    4. La justificación por la fe: doctrina del Antiguo Testamento, 4: 1-25.
    5. Los benditos efectos de la justificación, 5: 1-11.
    6. Los efectos de la justificación en contraste con los resultados de la caída de Adán, 5: 12-21.

    B. La doctrina de la santificación por la fe, 6: 1 a 8: 39.

    1. La muerte al pecado y resurrección a una nueva vida, 6: 1-11.
    2. La liberación del yugo de la ley y del pecado, 6: 12-23.
    3. La relación de la ley con el pecado, 7: 1-13.
    4. El conflicto entre la carne y el espíritu, 7: 14-25.
    5. La vida llena del Espíritu, 8: 1-39.

    C. La elección de Israel, 9: 1 a 11: 36.

    1. El pesar de Pablo por el rechazo de Israel, 9: 1-5.
    2. La justicia del rechazo, 9: 6-13.
    3. La voluntad de Dios no debe ser puesta en duda, 9: 14-29.
    4. La causa del rechazo fue la falta de fe de Israel, 9: 30 a 10: 21.
    5. La restauración final de Israel, 11: 1-36.


    III. Aplicación práctica de la doctrina de la justificación por la fe, 12: 1 a 15: 13.

    A. El sacrificio que hace el cristiano de sí mismo, 12: 1-2.
    B. El cristiano como miembro de la iglesia, 12: 3-8.
    C. La relación del cristiano con otros, 12: 9-21.
    D. La relación del cristiano con el Estado, 13: 1-7.
    E. La única deuda que tiene el cristiano: amor, 13: 8-10.
    F. La proximidad de la segunda venida, 13: 11-14.
    G. La necesidad de tolerancia mutua entre los cristianos, 14: 1 a 15: 13.


    IV. Conclusión, 15: 14 a 16: 27.

    A. Explicaciones personales, 15: 14-33.
    B. Saludos a varias personas, 16: 1-16.
    C. Advertencia contra los falsos maestros, 16: 17-20.
    D. Saludos de parte de los compañeros de Pablo y de su amanuense, 16: 21-23.
    E. Bendición final y doxología, 16: 24-27.





    i.04. Tema


    El tema de la epístola es la pecaminosidad universal de los hombres y la gracia universal de Dios, la cual proporciona un camino por el cual los pecadores pueden ser perdonados y también restaurados a la perfección y la santidad. Este "camino" es la fe en Jesucristo, el Hijo de Dios, que murió, resucitó y vive eternamente para reconciliarnos y restaurarnos.

    Cuando Pablo escribe esta epístola, su mente está llena de los problemas que han surgido en sus conflictos con los judaizantes. Se ocupa de las cuestiones básicas, y les da respuesta mediante una presentación amplia de todo el problema del pecado y del plan de Dios para hacer frente a esa emergencia.

    Pablo muestra en primer lugar que todos los hombres - judíos y gentiles - han pecado y continúan alejados del glorioso ideal de Dios (cap. 3:23).

    No hay excusa para este alejamiento, pues todos -judíos y gentiles, sin excepción- han recibido algún grado de revelación de la voluntad de Dios (cap. 1:20). Por lo tanto, todos están, con justicia, bajo condenación.

    Además, los pecadores son completamente impotentes para liberarse por sí mismos de esa situación, pues en su condición depravada les es absolutamente imposible obedecer la voluntad de Dios (cap. 8:7).

    Los intentos legalistas de obedecer la ley divina no sólo están condenados al fracaso, sino que también pueden ser evidencia externa de un arrogante rechazo generado por ajusticia propia de no reconocer la debilidad del hombre y su necesidad de un Salvador.

    Sólo Dios mismo puede proporcionar remedio, y esto lo ha hecho mediante el sacrificio de su Hijo. Todo lo que se pide del hombre caído es que ejerza fe: fe para aceptar las condiciones necesarias para perdonar su pasado pecaminoso, y fe para aceptar el poder que se ofrece para llevarlo a una vida de rectitud.

    Este es el Evangelio de Pablo tal como se desarrolla en la primera parte de la epístola. Los capítulos restantes se ocupan de la aplicación práctica del evangelio ante ciertos problemas que tienen que ver con el pueblo escogido y con los miembros de la iglesia cristiana.







    i.03. Marco histórico


    Parece evidente que la Epístola a los Romanos fue escrita desde Corinto, en su tercer viaje misionero, durante la permanencia de Pablo de tres meses en esta ciudad (Hech. 20:1-3). Muchos eruditos ubican esta visita a fines del año 57 y comienzos del 58; pero algunos prefieren una fecha más antigua.

    Que la epístola fue escrita desde Corinto es claro por sus referencias a Gayo (Rom. 16:23; cf. 1 Cor. 1:14) y a Erasto (Rom. 16:23; cf. 2 Tim. 4:20), y por su encomio a Febe, a quien Pablo describe como una creyente que había prestado servicios especiales a la iglesia de Cencrea, el puerto marítimo oriental de Corinto (Rom. 16: 1).

    Cuando Pablo escribió la epístola estaba por regresar a Palestina, pues llevaba una contribución de las iglesias de Macedonia y Acaya para los pobres que había entre los cristianos de Jerusalén (Rom. 15:25-26; cf. Hech. 19:21; 20: 3; 24:17; 1 Cor. 16:1-5; 2 Cor. 8:1-4; 9: 1-2).

    Después de terminar esa misión, se proponía visitar a Roma, y desde allí continuar con su viaje a España (Hech. 19: 21; Rom. 15: 24, 28).

    Hasta ese momento no había podido visitar a la iglesia cristiana de la ciudad capital del Imperio Romano, aunque con frecuencia había deseado hacerlo (Rom. 1:13; 15:22). Pero ahora creía que había completado sus labores misioneras en Asia y Grecia (cap. 15:19, 23), y anhelaba proseguir rumbo al oeste para fortalecer la obra en Italia e introducir el cristianismo en España.

    Para poder llevar a cabo este último propósito, Pablo deseaba estar seguro del apoyo y la cooperación de los creyentes de Roma; por lo tanto, antes de su visita les escribió esta epístola en la que bosqueja con términos vigorosos y claros los grandes principios de su Evangelio (cap. 1: 15; 2:16).






    i.02. Autor


    Nunca se ha puesto seriamente en duda que el apóstol Pablo sea el autor de esta epístola.

    Algunos eruditos han sugerido que el cap. 16 quizá no formaba parte de la epístola original enviada a Roma, sino que fue una carta separada enviada a Efeso, donde Pablo había trabajado durante algún tiempo (Hech. 19).

    Esta teoría se basa principalmente en la extensa lista de nombres que hay en dicho capítulo, y en la suposición de que difícilmente Pablo podría haber conocido a tantos amigos en una ciudad que aún no había visitado.

    Sin embargo, como la gente afluía a Roma desde todas partes del imperio, es muy posible que el apóstol hubiera tenido muchos amigos en la ciudad capital.

    Además, todos los manuscritos más antiguos incluyen el cap. 16 como una parte de la epístola.

    Por lo tanto, los eruditos conservadores modernos dejan la epístola tal como se encuentra ahora.






    i.01. EL TÍTULO


    Cuando Pablo escribió esta epístola probablemente no le puso ningún título.


    Sencillamente era una carta que escribía a los creyentes de Roma; pero posteriormente la epístola llegó a ser conocida como "A los Romanos", Gr. ΠΡΟΣ ΡΩΜΑΙΟΥΣ [PROS ROMAIOUS], que es el título que se le da en los manuscritos más antiguos.

    En manuscritos posteriores este título fue ampliado a "La Epístola de Pablo el apóstol a los Romanos", título que con algunas ligeras diferencias es el que se usa en las versiones castellanas.

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      Fecha y hora actual: Sáb 23 Nov 2024 - 16:32